Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 23 de junio de 2002
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Deportes
¿LA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Tauromancia

EL SUFIJO MANCIA significa adivinación o práctica de predecir aquello que no está a la vista pero puede ser adivinado. De allí palabras como cartomancia o predicción por medio de la baraja; quiromancia o adivinación por las líneas de la mano, u ornitomancia, interpretación de sucesos presentes y futuros por el vuelo y canto de las aves.

POR SU PARTE, el sufijo maquia quiere decir lucha, y con él se forman palabras como logomaquia o enfrentamiento a base de palabrería más que de sustancia, también conocido como síndrome de la asamblea, y el cuasi arcaísmo tauromaquia, en teoría el dominio de un toro bravo por un torero igualmente bravo pero con conciencia de lo que hace.

SIN EMBARGO, EXHIBEN tal enrarecimiento criterios y conductas los profesionales y amateurs en todos los campos de la vida mexicana, desde el futbol hasta la política pasando por el espectáculo taurino, que los diccionarios son rebasados y nuevos vocablos son puestos a la orden del día.

TAUROMANCIA ENTONCES ES el arte de adivinar el sentido oculto de las maromas, negligencias ineptitudes y reiterados traspiés de quienes por capricho propio y del destino, hace una o más décadas dicen promover la fiesta de los toros en México, tradición cultural con 476 años de antigüedad en nuestro país, pero que proyanquis, globalizonzos y protectores de mascotas suponen sanguinario invento reciente de toscos sujetos.

URGE ADIVINAR LO que no se sabe pero se padece, descubrir los maleficios que hay detrás de un espectáculo mexicano deliberadamente degradado, no por ecologistas verdes ni ambientalistas azules, sino por taurinos empeñados en degradar el toro bravo hasta convertirlo en su caricatura, para negocio de empresarios sin perspectiva y ganaderos falsos, para gestas artificiosas de figuras ídem y solaz de públicos desinformados.

MANIRROTO CON LOS toreros importados que medio le llenan la plazota cada año -unos 150 mil dólares por "jugarse la vida" durante una hora con novillotes despuntados-, el promotor de la México, además de depender de diestros extranjeros en vez de buscar, promover, estimular y cotizar toreros del país, no satisfecho con su lamentable postración ahora se niega a reconocer las justas demandas de la Asociación Nacional de Matadores y de la Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros -pago de derechos por televisión y unos pesos por el llamado fondo de reserva-, con el peregrino argumento de que él "contrata toreros, no agrupaciones".

EL DINERO BUENO, pues, seguirá siendo para pagar a los extranjeros que dejen utilidades, y el dinero malo para los nacionales que los falsos promotores no han querido volver atractivos. Pero al negarse a tratar con las agrupaciones y pretender desentenderse de los legítimos derechos e intereses de éstas, el voluntarioso promotor juega con lumbre, pues al ignorar a los gremios se desprotege a sí mismo, y un torero o un subalterno, contratado en forma individual como prestador de servicios profesionales puede, en un momento de lucidez gremial, unirse con otros y frustrar un festejo. No se pierda la próxima tirada tauromanciana, pues revelará de qué parte salen más acciones.

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