Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 19 de junio de 2002
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Sociedad y Justicia

Requiere 5 mil 400 millones de pesos para mejorar su infraestructura

Sin recursos, el Politécnico se cae a pedazos

Hay instalaciones que no reciben mantenimiento desde hace 40 años

JOSE GALAN/II

La situación financiera del Instituto Politécnico Nacional (IPN) refleja la profunda crisis por la que atraviesa. Con un déficit para infraestructura cercano a 5 mil 400 millones de pesos, sin un centavo de presupuesto para este rubro durante este año fiscal y con cerca de 90 por ciento de los recursos destinados al pago de nómina, esa casa de estudios prácticamente se cae a pedazos.

Existen instalaciones que no reciben mantenimiento desde hace 40 años, y las que están en el Distrito Federal vieron agravado su estado a raíz de los sismos de 1985. Tampoco hay fondos para modernizar talleres, laboratorios o aulas. Ni siquiera para adquirir materias primas.

En algunos salones entran hasta 50 alumnos, recordatorio de la política de absorción de matrícula practicada a lo largo del sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León, ex Presidente surgido precisamente del Politécnico, institución en la que siempre aplicó una política de contención presupuestal, práctica heredada por la actual administración federal.

El IPN es, quizá, la institución de educación pública superior más castigada en cuanto a presupuesto federal. La Universidad Autónoma Metropolitana, con 45 mil alumnos, recibió un presupuesto federal cercano a los 2 mil 400 millones de pesos, mientras que a la Universidad Nacional Autónoma de México, con cerca de 280 mil alumnos en todos los niveles, se le adjudicó una suma cercana a los 15 mil millones de pesos.

"Enfrentamos una injusticia muy grande", afirma el director general del IPN, Miguel Angel Correa Jasso. "No puedo condenar a ninguna de las administraciones pasadas por la desatención en que se encuentra el instituto, pero sí creo que hay una política inequitativa al momento de asignar los recursos a la educación superior pública."

Por ello, una de las políticas de la actual administración es no crecer más. Correa Jasso dice que no basta contar en una escuela con aulas "que alberguen a mil jóvenes, si no tengo talleres, laboratorios, auditorios, espacios deportivos y bibliotecas, que constituyen la parte que redondea el proceso educativo". Considera que "sería una irresponsabilidad abrir así los salones. No queremos engañar a los jóvenes".

Aquí, de nuevo, surge el tema de la reforma autonómica que la actual administración busca impulsar como instrumento para enfrentar el futuro con éxito, porque los recursos autogenerados por la institución, mediante sus investigadores con descubrimientos, intercambios, productos e inventos, deben ser entregados a la Tesorería de la Federación, como marca la ley para los organismos descentralizados de la administración pública federal.

Correa Jasso sostiene que si los politécnicos "logramos cuajar esta reforma" habría entonces dos grandes líneas de financiamiento con las que, "aún con los presupuestos tan ajustados como los de ahora, estaríamos en posibilidad de resolver en un lapso corto los rezagos históricos".

Explica: en primer lugar el IPN podría disponer de los recursos autogenerados que, calcula, podrían llegar en el primer año de autonomía a una cifra de entre 600 y 700 millones de pesos, "con una tendencia creciente", porque se despertaría el

interés de los propios investigadores y científicos del Poli por impulsar proyectos de vinculación con la sociedad y, sobre todo, con los sectores productivos del país.

En 2001 la cifra de recursos autogenerados se ubicó tan sólo en 10 por ciento de esa cantidad; es decir, 70 millones de pesos, que deberán ser devueltos a la Tesorería de la Federación. En segundo lugar, con la reforma se lograría una renovación de las condiciones generales de trabajo, "que nos permitiría ahorrar, mejorando el salario de los docentes, otros 500 millones de pesos al año".

Es decir, casi mil 200 millones de pesos altoma_voca10_ipn año que serían destinados principalmente a resolver los problemas de infraestructura en un plazo que las autoridades calculan sería de cinco años, "en el peor de los escenarios". Esa cifra permitiría abatir entre 60 y 70 por ciento el rezago histórico en mantenimiento.

Los cambios

La reforma comprendería, de manera paralela, cambios académicos en el corto plazo para incluir avances en tecnología, telecomunicaciones y fenómenos de la globalización, con el propósito de expandir las áreas de investigación hacia los fenómenos que marcan el ritmo del mundo actual y preparar a los estudiantes con las herramientas necesarias para contribuir en el desarrollo de investigaciones y nuevos productos dentro del IPN, afirma Enrique Villa, secretario académico de la institución.

"Esto significa la revisión de la forma como hemos realizado nuestras pautas de docencia e investigación, y ponerlas acordes con estos cambios en la sociedad y el mundo" agrega. "Se trata de modificar las estructuras académicas y de gestión en escuelas, unidades y centros de investigación, para que los egresados sean seres con formación integral y valores éticos, y que su formación les permita contar con una inserción adecuada a la sociedad".

Las autoridades del IPN consideran que al educar a jóvenes provenientes de los sectores más desprotegidos de la sociedad, el instituto cumple con la función para la cual fue creado. Ello, dicen, constituye un elemento que "debe servir para sensibilizar al gobierno federal sobre el papel que juega la institución en la sociedad".

En el IPN los estudiantes no pagan inscripción o colegiaturas. Sólo deben sufragar el costo de servicios como la credencial y, entre otras cosas, copias de material didáctico. Algunas veces aportan donativos al instituto. Incluso éste otorga becas a estudiantes de escasos recursos y con buen historial, lo cual significa la diferencia entre permanecer o no en la institución.

Pero no sólo escasea el dinero, sino que el poco que hay está sujeto a revisión por cuatro organismos. En primer lugar, el Organo Interno de Control que la Secretaría de la Contraloría y Desarrollo Administrativo (Secodam) mantiene en todas las dependencias públicas; además, trabajan al interior del IPN la Auditoría Gubernamental y auditores externos de la depedencia a cargo de Francisco Barrio, junto con miembros de la Auditoría Superior de la Federación.

"Estamos por la transparencia en el uso de los escasos recursos que tenemos", dice Correa Jasso. "Somos una institución en estado de pobreza que pretende dejarla atrás con reglas claras y con apego a la ley. Por eso hay una muy buena relación con la Secodam, porque queremos que nos ayude a eficientar cada vez más nuestros escasos dineros."

IPN
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