Magia El maestro Aguilar Rivera, autor de la novela La fiesta de las turcas, nos habla en este luminoso ensayo del libro de Ioan Culianu, Eros y magia en el Renacimiento. Culianu, discípulo de Mircea Eliade, entró de lleno a las obras de Pico de la Mirandola, Marsilio Ficino y Giordano Bruno. Aguilar Rivera afirma que el mago del Renacimiento, esa mezcla de médico y profeta, se ha transformado, pero no se ha ido. Ahora se ocupa de las relaciones públicas, la propaganda, la investigación de mercado, las encuestas, la publicidad y, en suma, todas las formas de manipulación. Es, por lo tanto, una extensión del manipulador de Bruno. Nunca estaría
inclinado a creer que nadie
que tema al sufrimiento físico haya tenido nunca un conocimiento íntimo de lo divino. Giordano Bruno,
![]() A primera vista parecería que la ascendencia de la magia en el Renacimiento es una anomalía intelectual. ¿Cómo imaginar una Florencia donde convivían un Leonardo da Vinci y un Merlin con una carta astral bajo el brazo? Pero nuestra sorpresa sólo es muestra de que la distancia que nos separa de esa época es inmensa. De la magia que se practicaba en el Renacimiento sólo nos queda una grosera caricatura, vacía de significado. Como demostró Ioan Culianu, el erudito profesor rumano asesinado en la Universidad de Chicago en 1991, la magia de hombres como Giordano Bruno, Pico de la Mirandola y Marsilio Ficino no tenía nada que ver con la noción popular del término. No sólo la magia era representativa de la sensibilidad del Renacimiento sino que, en algunas de sus versiones, es singularmente moderna. La magia de Bruno y otros era una técnica que buscaba manipular a la imaginación. Según Culianu en Eros y la magia en el Renacimiento (1987), "la magia es un medio de control sobre el individuo y las masas basado en un profundo conocimiento de los impulsos eróticos colectivos e individuales. Lo podemos reconocer no sólo como un ancestro distante del psicoanálisis, sino también, y de manera más directa e importante, de la psicosociología aplicada y de la psicología de masas". El mago del Renacimiento no ha desaparecido; simplemente se ha transformado en personajes tan reconocibles como el agente publicitario, el experto en mercadotecnia y el propagandista. EL MAGUS ¿Quién era y qué hacía el mago del Renacimiento? En De vinculis in genere (De los vínculos en general), Giordano Bruno (ca. 1548-1600) explica detenidamente el funcionamiento de la magia. Según Culianu, De vinculis in genere es la obra que merece el lugar de honor entre las teorías de la manipulación de masas. Este libro supera a El príncipe en profundidad, oportunidad e importancia. Mientras que pocos gobernantes actuales podrían imitar al tirano maquiavélico, los métodos de persuasión y manipulación descritos en De vinculis in genere son empleados a diario con éxito. Si Maquiavelo se ocupó de la manipulación política, Bruno creyó que era posible controlar otros ámbitos de la vida de la misma forma. El mago de Bruno es capaz de manipular a la multitud a través de sutiles "vínculos". El mago de De vinculis in genere es el prototipo de los sistemas impersonales, como los medios masivos de comunicación, la censura indirecta y la manipulación global que ejercen control sobre las masas incautas.
La acción mágica ocurría a través del contacto indirecto de sonidos e imágenes, que ejercían su poder sobre los sentidos de la vista y el oído. Éstos imprimían en la imaginación aversión, alegría, atracción o repulsión. El mago seleccionaba con gran cuidado los sonidos y las imágenes apropiados para inducir los estados mentales deseados. La personalidad del sujeto era crítica, pues no todas las personas reaccionaban igual al estímulo mágico. Aquí es cuando la información recabada adquiría una gran importancia. Las imágenes eran capaces de engendrar en un individuo, o en una masa de personas, sentimientos de amistad, odio, libertinaje... Por supuesto, la vista y el oído eran sólo puertas traseras a través de las cuales el "cazador de almas" el mago introducía sus cadenas y señuelos en las personas. La entrada principal para todos los procesos mágicos era la fantasía. De acuerdo con Aristóteles, el alma sólo puede transmitir las actividades vitales al cuerpo por medio de un órgano maestro el proton organon, un aparato espiritual localizado en el corazón. Los mensajes que percibimos a través de los cinco sentidos se dirigen a ese descodificador, que los traduce de tal forma que se vuelven inteligibles. En el proton organon un sentido interno llamado fantasía transforma los mensajes sensoriales en fantasmas, que el alma puede percibir. El mago intentaba apoderase de este centro controlador; el lente que le permitía al alma mirar afuera. Las cadenas debían ser "fantásticas".
Tenía razón Culianu cuando
afirmaba que los historiadores se equivocaron al creer que la magia había
desaparecido con el advenimiento de la ciencia. El mago del Renacimiento,
esa mezcla de médico y profeta, se ha transformado, pero no se ha
ido. Ahora se ocupa de las relaciones públicas, la propaganda, la
investigación de mercado, las encuestas y la publicidad. Los magos
modernos son una extensión del manipulador de Bruno. Los anhelos
del mago producir luz, moverse en el espacio de manera instantánea,
comunicarse con regiones lejanas del espacio, volar y contar con una memoria
infalible se han cumplido cabalmente con la invención de la electricidad,
el Metro, la radio y la televisión, los aviones, el transbordador
espacial y la computadora. Tal vez, si Bruno pudiera contemplar el mundo
moderno, miraría a su alrededor y, después, simplemente sonreiría.
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