Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 11 de junio de 2002
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Revelan cómo la CIA cercó a Castro en México

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

En un libro, testimonio de un agente; ''su escape nunca lo pudimos explicar''

La Habana, 10 de junio. Un estadunidense, oficial de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de su país, reveló aquí que cumplió tres misiones en México, en una de las cuales siguió de cerca, en la década de los 50, al entonces exiliado revolucionario Fidel Castro, para lo cual mantuvo estrecha relación con altos funcionarios de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS, la policía política).

John Mac Meckples Spiritto estuvo después infiltrado en la guerrilla encabezada por Castro y al triunfo de la revolución, en 1959, alentó la oposición armada, tras lo cual fue detenido por la seguridad isleña. Luego de cumplir aquí 20 años de cárcel se casó y se estableció en Cuba. Finalmente regresó a Estados Unidos a finales de los 80, y ''se le perdió la pista'', dijo a La Jornada Luis Báez, periodista cubano que recogió el testimonio y lo acaba de hacer público.

El relato, que aporta información hasta ahora desconocida, es parte del libro de Báez El mérito es vivir, recién publicado por la editorial española La Buganville y que pronto tendrá sendas versiones en Cuba y en México. La obra está basada en archivos desclasificados de la CIA, fuentes de los organismos cubanos de seguridad y entrevistas con agentes de la central estadunidense, y su tema son los más de 600 intentos de asesinato de Castro.

Báez narró que sus entrevistas fueron realizadas en Cuba poco después de que sus interlocutores cumplieron condenas de cárcel. Ellos aceptaron que se grabaran las conversaciones con el compromiso de no hacerlas públicas hasta después de cierto tiempo. En el caso de Mac Meckples, que ahora tendría 78 años, el periodista cubano dijo que no ha sabido más de él. "No sé siquiera si esté vivo."

Mac Meckples, nacido en Los Angeles y de padres sicilianos, relató a Báez que durante su seguimiento a Fidel Castro en México, la CIA mantuvo "amplia y estrecha colaboración" con el coronel Leandro Castillo Villegas, director de la Federal de Seguridad (1952-1958); Gilberto Suárez Torres, subdirector y los jefes de grupo Luis Bazet Marín y Fausto Morales Suárez.

Castro, que encabezó el frustrado asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, en el inicio de la lucha armada contra la dictadura de Fulgencio Batista, fue encarcelado por ello en su país. Amnistiado en 1955, se exilió en México, donde preparó el reinicio del levantamiento.

fidel_cheMac Meckples, políglota enrolado en la CIA desde 1946, dijo que la escapatoria final de Castro y su grupo en México, para detonar la revolución cubana, "es algo que nunca nos pudimos explicar". Interrogado por Báez sobre la reacción de sus jefes, señaló: ''Me imagino que se encabronaron".

Un turista en el DF

El oficial relató que para esa misión entró a México como turista, se hospedó en los céntricos hoteles Regis y Del Prado, ambos semidestruidos por el terremoto de 1985, y más tarde vivió en la colonia Roma. Dijo que su contacto principal era un español desertor de la República, que tenía una tienda de refacciones de automóviles en la calle de Atenas.

También identificó a otros agentes que seguían a Castro y su gente como Leonard Espchikov y el etnólogo James Cooper. Una mujer de apellido Swanson era el enlace con el jefe de la estación de la CIA, Winston Scott.

De Scott "se comentaba que mantenía excelentes relaciones con las más altas autoridades del país", dijo el oficial. El jefe de la CIA en México mantuvo sus funciones de 1956 a 1969, según se sabe ahora por la apertura de archivos, y llegó a tener como testigos de su boda al presidente Adolfo López Mateos y al secretario de Gobernación Gustavo Díaz Ordaz.

Mac Meckples dijo a Báez que en esa misión supo de un cubano conocido sólo como Arturo El Jarocho, fugitivo de la justicia en su país, que fue contratado por agentes de Batista para asesinar a Castro por 10 mil dólares. Recordó que el pistolero era "persona de confianza" de un general Molinari, jefe de la policía metropolitana, quien le facilitó una falsa identidad que lo volvía originario de Veracruz.

Citó entre sus primeros materiales de trabajo en México fotos de Castro entrando a la casa de Emparan 9 (colonia Tabacalera, del Distrito Federal), donde el líder cubano tuvo su centro de operaciones y conoció a Ernesto Che Guevara. También cuando subía a un automóvil Buick, cuando salía de una casa del Pedregal de San Angel y en otros momentos al lado de su hermano Raúl.

"Tratábamos de conocer en qué se movían. Qué hacían. Lugares que visitaban. Quiénes eran sus amistades. Donde vivían. Conocer los pormenores de la vida de los principales dirigentes y sobre todo la de Castro, al más mínimo detalle. Al igual que procurábamos ubicar los campamentos donde se entrenaban. Recibíamos información procedente de los aeropuertos y puertos de los cubanos que llegaban. En qué avión o barco arribaban. Estaban superchequeados. Se apreciaba que vivían modestamente".

Castro, Guevara, Juan Almeida y otros rebeldes cubanos fueron detenidos por la policía política mexicana y estuvieron presos en una cárcel migratoria en la colonia San Rafael de la capital, de donde salieron en grupos tras una gestión directa del ex presidente Lázaro Cárdenas con el entonces mandatario Adolfo Ruiz Cortines.

El relato no menciona el papel del desaparecido Fernando Gutiérrez Barrios, quien en esa época era jefe de Control e Información de la DFS y estuvo a cargo de la investigación. De ese episodio surgió una amistad entre Castro y el funcionario mexicano, que sólo terminó con la muerte de Gutiérrez Barrios hace dos años.

"Estos jóvenes eran distintos a los otros grupos de exiliados", recordó el hombre de la CIA. "Eran gente seria, con una gran disciplina y bien organizados".

Empresario y golpista

Cuando vigilaba a Castro y su gente, Mac Meckples ya conocía México, según relató: por cuenta de la CIA se desempeñó, primero, como funcionario de la empresa azufrera texana Pay-Roll, subsidiaria de la Esso Standard Oil, que trabajaba en Oaxaca y Veracruz, para recoger información detallada sobre el país.

Regresó a Estados Unidos a pasar cursos de entrenamiento y volvió a México en una segunda misión: esta vez recabar información socioeconómica, conocer el funcionamiento de los sindicatos y relacionarse con sacerdotes españoles republicanos, entonces exiliados. Ahora tenía otra personalidad, como funcionario de la Cámara Americana de Comercio. Cumplió otras misiones en América Latina, incluso como enlace entre la embajada estadunidense en Guatemala y los golpistas que derrocaron al presidente Jacobo Arbenz en 1954.

Tras la salida de Castro y su grupo de México en el yate Granma, para iniciar la guerrilla en la Sierra Maestra, Mac Meckples fue convocado para otra misión vinculada con Cuba, en la que también tuvo apoyo de un mexicano: el pastor bautista José Estrada Espinosa, residente en Chicago, quien preparó al agente para crearse la fachada de predicador evangélico.

La tarea, relató el oficial, sería crear una red de inteligencia en el Escambray, la zona montañosa central de Cuba, apoyado en pastores estadunidenses. Hizo un primer viaje exploratorio a La Habana y volvió a Estados Unidos.

En un segundo viaje ya tenía otra misión: unirse a los rebeldes en el Escambray, donde opera otro agente de la CIA, William Morgan, y promover una corriente derechista en la guerrilla. Pudo llegar a la zona con credencial de periodista, que le facilitó la colaboradora de la Agencia Clara Pessino, entonces directora del diario en inglés Havana Post, de La Habana.

Con el apoyo de Morgan, en el Segundo Frente del Escambray, que encabezaba el ahora exiliado Eloy Gutiérrez Menoyo, Mac Meckples logró infiltrarse hasta el Estado Mayor, como jefe del departamento de investigación, información e instrucción y alcanzó el grado de capitán. Desde ahí envió información a la Agencia, que tenía su sede clandestina en el segundo piso del hotel Victoria, un pequeño establecimiento ubicado en el corazón del céntrico y comercial barrio del Vedado, en La Habana.

Luego del triunfo de la revolución, el 1o. de enero de 1959, Mac Meckples dijo que se mantuvo en el Escambray y alentó la oposición armada a Castro.

Morgan fue descubierto y fusilado, pero Mac Meckples logró hacer escapar a algunos de sus colegas a través de la embajada española, con cuyos funcionarios tenía contacto en el edificio Focsa, frente al Victoria. Los servicios de inteligencia españoles "trabajaban estrechamente unidos a nosotros", señaló el oficial, aunque recordó que había también una amplia red de colaboradores cubanos (el ex primer ministro José Miró Cardona, el líder democristiano José Ignacio Rasco, el actor Otto Sirgo y el periodista Agustín Tamargo, entre otros).

Huyendo de un cerco en las montañas, John Mac Meckples llegó a un departamento que mantenía en La Habana (23 y 2, Vedado), como escala para huir clandestinamente del país. El 5 de diciembre de 1962, cuando esperaba el contacto para salir de Cuba, tocaron a su puerta. Era la Seguridad del Estado.

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