La Jornada Semanal,   domingo 9 de junio del 2002                    núm. 379
De Coliseo

Héctor Carreto

        El nacimiento de Venus

Después de nacer de la espuma,
ataviada con su vestido de gotas,
los labios con sabor a marisco,
Afrodita confesó a su poeta:
"No creo en milagros ni en dones divinos;
soy sólida como el pan que muerdes, 
imperfecta como la roca o el sueño,
mi sexo huele a sardina,
me gustan los collares de perlas,
la cerveza clara y amar sin quitarme las botas."


                            Circus
 

Extraño despertar del César
esa tarde en medio de la Arena,
cuando suplicaba al público cristiano
que un gladiador pusiera fin a su vida,
que soltaran a los leones,
que lo subieran a la cruz más alta.


Dibujo de Fasianós

            El callejón de los milagros

Nunca existió una mujer como tú, Terapia "La Única":
Ante ti el ciego recobra las calientes franjas del tigre,
tu firme puño arroja al río la coja muleta.
Apaciguas, Terapia, la angustia;
Purificas el cáncer, truecas en pan
la piedra que pisan tus plantas.

Pero hay un secreto, un número que no te sale,
un milagro modesto que no he podido aplaudirte:
¡Por piedad, Terapia, ámame!

       El yerno de Calígula
Para jueces del concurso literario
el yerno de Calígula nombró a los perros de la Corte.

Nada leyeron, se entiende.
Hocicos fieles, llevaron
las coronas de laurel 
a sus dueños.

Se ve satisfecho el yerno de Calígula:
para elegir juez, ningún olfato como el suyo.

       Una tumba sin inscripción
No colocarán sobre tu cabecera
un busto semejante al de Darío
o al de aquellos senadores acaudalados.

A semejanza de los argonautas perdidos,
un remo sin nombre señalará tu sepultura
y tal vez sólo la mujer que te ama
repita tus versos.

A mayor homenaje no podrás aspirar.

Estos poemas pertenecen al libro Coliseo
de Héctor Carreto, Premio Aguascalientes 2002.