Echándole aguas al Tío Sam
El
Tío Sam llegó a la frontera en busca del agua que me deben
y se beben como si fuera tepache o mezcal. Y amenazó: Si no me
pagan me cobro a lo lobo y melón.
Pues si de cobrar deudas
se trata le contestaron, podríamos comenzar con la devolución
de Thalía y seguir con los miles de millones de puro billete verde
que su fisco le adeuda a los migrantes
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-¿Cómo
le va don Tío? ¿Y qué hace su codicia serenísima
por estas chulas fronteras? ¿Vino a que le recetaran anteojos acá
de este lado para ver mejor a los indocumentados que juegan rayuela en
la línea? Si busca dentista para que le afilen el colmillo, lo secuestraron
los sheriffes para que le ponga dentadura de tiburón a la migra.
Y cierre la boca, míster, no vaya a ser que por andar usted tan
babeando nos inunde el Río Bravo.
Vine por el agua que me deben y se beben como si fuera tepache o mezcal. Si no me pagan me cobro a lo lobo y melón. Tranquilo, don Sam, porque si de cobrar deudas se trata, podríamos comenzar con la devolución de Thalía y seguir con los miles de millones de puro billete verde que su fisco le adeuda a los migrantes. Y no le pedimos las escrituras de California, Texas y anexas porque ya las hemos ido anexando piano pianito, al igual que usted cuando llegó por estos lares de colono haciéndose pato patito, hasta que se embolsó medio territorio todo todito. ¿Qué no son los mexicanos mis mejores cuatachos? ¿Dónde quedaron los acuerdos de San Andrés perdón, los del Rancho de San Cristóbal, que en su artículo primero, segundo, tercero y así hasta el último generosos decían: cuando me veas sediento de petróleo, electricidad, maderas, biopiratería y demás chucherías, me darás de beber a tu Constitución y de pilón, mi nieve de limón? ¿No tienen palabra? Y usted, señor Uncle, ¿no tiene fresca la memoria y calurosa la vergüenza? Comenzando con los Tratados de Guadalupe Hidalgo allá en l848 hasta el abc del TLC, usted tiene de cumplidor lo que el equipo saudita de goleador. Lo que en un día queda su merced al otro lo desqueda. Dice amar perramente al libre comercio y más perezoso que tardo se acuesta y recuesta con el proteccionismo. ¿Qué diría la casta mano invisible del mercado si lo viera sobándole las piernas al subsidio agrícola? Es cierto. Soy un viejo robaverde y robaproa. Arrepentido estoy. Les juro por la madre que nunca he tenido, que ya no haré travesuras. Pero échenme aguas. ¿Qué tal si los terroristas periodistas me cierran permanentemente el acceso a las veneros de la mentira y el chantaje? De sólo pensar en ese rufián golpe a mi libertad de expresión muérome de sed. No sean malositos, denme aunque sea un garrafón de agua de Tehuacán para curarme la cruda que traigo desde que Cuba nos dejó 10 a 0 en el mundial de Bahía de Cochinos. Para que vea don Sam que no somos antimperialistas de profesión sino de convicción, por cada litro de agua que le demos, usted se mocha con papeles para un indocumentado, y de pasadita le entrega a las familias de los migrantes muertos en el desierto de Arizona y otros andares del suelo norteamericano su justa pensión vitalicia. ¿Qué le parece el trato? ¡De pelos de punta! Sin documentos, los migrantes son un negocio redondo, cuadrado y rectangular. Con papeles, sin embargo, tarde y temprano les dará por exigir mejores salarios, derechos laborales, seguros social y el resto de demandas castrocomunistas que minan el democrático principio: "Entre los patrones como entre las compañías de envío de remesas el respeto al gandallismo ajeno es la paz". Así que no acepto el alevoso y revoltoso trato que me proponen. Pero tampoco quiero fenecer de sed. ¡Me dan agua o mando portaviones a invadir el Lago de Chapultepec! ¿Y qué tal si los Niños Héroes se les reaparecen a sus portamarines? Los reubico en el Lago de Texcoco. ¿Y si ahí los reciben a toque de diana y campana los portamachetes de San Miguel Atenco? Entonces, mis hombres araña se chuparán el agua de chía y horchata que corre en La Lagunilla. ¿Para que le pegue duro y al recto la venganza de Moctezuma? Alineación en el mundial mexicano de la política: 2. Extremo izquierdo, la Constitución. 3. Guardameta, el Congreso de la Unión. |