Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 2 de junio de 2002
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Economía

José Antonio Rojas Nieto

Recuento de una crisis vecina

La reflexión sobre la evolución de la crisis económica en Estados Unidos es aleccionadora. La simple observación de su dinámica industrial nos ayuda a descubrir no sólo cómo funciona la economía, sino la hondura, la extensión y la duración del retraimiento económico, que a casi dos años de haber iniciado nos tiene preocupados a todos. A pesar de que prácticamente nadie se dio cuenta, todo se inició en julio de 2000, cuando el producto industrial -para sólo mencionar y utilizar este indicador como guía el día de hoy- empezó a avanzar a tasas anuales inferiores. Es decir, el crecimiento de julio de 2000 en comparación con el mismo mes de 1999 fue menor al experimentado en junio de 2000 respecto al mismo periodo de 1999.

Esto no habría resultado alarmante si el hecho no se hubiera repetido en agosto. Pero, incluso, resultó más grave cuando, una vez más, las tasas de crecimiento anual de la producción industrial de nuestros vecinos fueron siendo cada vez más pequeñas en septiembre, octubre, noviembre y diciembre. ƑQué pasó en enero de 2001? Pues que, de nuevo, el crecimiento industrial respecto a enero de 2000 fue menor al de todos los seis meses anteriores. ƑQué se pensó en esos momentos? Ya lo sabemos: que había una desaceleración y que, muy probablemente -aseguraba Greenspan- ésta podría ser superada con una menor tasa de interés, que alentara la recuperación de unas inversiones que, evidentemente, la misma desaceleración industrial estaba haciendo descender e, incluso, desplomarse. ƑFue cierto esto? No. Y la alarma sonó aún más fuerte cuando en febrero la tasa no sólo fue inferior a la de los siete meses anteriores, sino que, incluso, fue negativa. Y ahí empezó el mayor susto para nuestros vecinos, todavía con el buen sabor de boca de casi 10 años de crecimiento continuo de la producción industrial.

Pues bien, a partir de febrero de 2001, 11 meses continuos de tasas de crecimiento no sólo negativas, sino cada vez más negativas, hasta alcanzar el 6 por ciento en octubre, noviembre y diciembre pasados, apenas dan razón no sólo de la hondura, la profundidad y la extensión de la caída económica estadunidense, sino de la imposibilidad de frenarla. Y, sin embargo, el mismo mes de diciembre de 2001 (hace seis meses) todos los especialistas empezaron a valorar el hecho de que durante tres meses continuos la tasa negativa ya no fuera mayor, es decir, que la caída industrial se detuviera -por decirlo así- en una tasa negativa de no más de 6 por ciento. La algarabía se acrecentó cuando en enero la tasa negativa de la evolución industrial ya no fue de 6, sino de sólo 4 por ciento, y el gusto se profundizó aún más cuando en febrero marzo y abril esta tasa siguió siendo menos negativa cada vez. Y acaba de pasar mayo. Y -según señalan las primeras estimaciones de especialistas estadunidenses- la tasa fue negativa en sólo alrededor de sólo uno por ciento. Se trata de una tendencia que permite que justamente estos especialistas estimen que en tres o cuatro meses más se recuperará la dinámica de crecimiento industrial, cuando la producción de septiembre y octubre de este año sea mayor a la del mismo periodo de 2001.

De ser esto así y -todavía más- de continuar estos crecimientos positivos en noviembre, diciembre y, en general en los siguientes meses de 2003, es muy probable que en el verano del próximo año, es decir, dentro de 12 meses (difícilmente antes), el nivel de la producción industrial de nuestros vecinos sea justamente el mismo de junio de 2000, el último antes de la desaceleración y de la crisis.

Si esto realmente resulta así, es decir, si efectivamente se sostiene la recuperación paulatina de la dinámica industrial estadunidense, podremos concluir que nuestros vecinos habrán experimentado un rezago de prácticamente 30 meses (ni más ni menos que dos años y medio) en su crecimiento industrial. Y eso, eso mismo les habrá ayudado a recordar -con todas las penurias experimentadas- algo que se les había olvidado: que la economía funciona cíclicamente, como lo muestra no sólo este finalmente pequeño ciclo de 30 meses, sino toda la historia reciente de su dinámica industrial, para lo cual podemos observar datos muy a la mano, al menos desde 1919.

šOjalá que eso mismo -que la economía funciona cíclicamente - nunca se nos olvide a nosotros tampoco, nosotros los que -como pocos en el mundo, para bien y para mal- estamos crecientemente vinculados al ciclo económico estadunidense. šNi hablar!

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