Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 31 de mayo de 2002
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Política

Debe investigarse el papel que jugaron agentes de EU, sostiene Guevara Niebla

El temor al comunismo llevó al gobierno a aplastar los valores de la democracia en 68

Hay indicios de la participación de la CIA en la elaboración de una estrategia de represión preventiva Díaz Ordaz, Luis Echeverría y Gutiérrez Barrios colaboraban con la agencia

Si la fiscalía especial creada para investigar la matanza del 2 de octubre de 1968 quiere realmente llegar al fondo, no sólo debe establecer la responsabilidad de los militares en Tlatelolco, sino también el papel que jugaron los miembros de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos que se involucraron en la represión, sostiene Gilberto Guevara Niebla, dirigente durante el movimiento estudiantil y preso político de 1968 a 1971.

A la distancia -dice Guevara Niebla-, le costó muchos años entender que el movimiento estudiantil fue candorosamente ingenuo. Y es que para él "no puede entenderse el conflicto y la reacción del gobierno, si no se toma en cuenta el contexto mundial de la guerra fría. La situación era muy tensa, había una paranoia gubernamental por el temor al comunismo, y ese temor lo llevaba a aplastar los valores y las reglas de la democracia".

De entonces a la fecha han surgido numerosos elementos que apuntan a la participación de la CIA en la elaboración de una estrategia de represión preventiva. Muchos de los actores que la instrumentaron estaban vinculados a la agencia, al menos indirectamente, y cita algunos: Luis Echeverría Alvarez, Fernando Gutiérrez Barrios, además de la ya conocida relación del presidente Gustavo Díaz Ordaz con el jefe de la estación de la CIA en México, Win Scott.

También debe tenerse presente en el análisis sobre el movimiento de 1968 que desde un año antes de los Juegos Olímpicos, México pidió la intervención de Estados Unidos ante un posible sabotaje. "Esto se hizo público allá. Aquí Díaz Ordaz quiso encubrir el hecho. Paralelamente estalló el escándalo de la revista Rampars, órgano informativo de una agrupación católica e independiente donde se destaparon las relaciones de la CIA con organizaciones estudiantiles y laborales. Su interés era reclutar jóvenes estudiantes de América Latina y hacerlos líderes potenciales de los países del Tercerguevara-niebla4 Mundo. Muchos de esos estudiantes se usaron para acciones de sabotaje."

Guevara Niebla considera que debe recordarse que era la guerra fría, la tensión mundial entre las potencias estaba latente aunque en el país el Partido Comunista Mexicano (PCM) "era muy débil, irrelevante, y estaba penetrado por la CIA. En realidad la amenaza era la seguridad sobre las olimpiadas. Ya había un descontento social amplio y habían surgido movimientos armados. Eso era muy grave".

Para la seguridad de Estados Unidos, México era más importante que Cuba y a eso se debe su presencia en el país. "Echeverría, el secretario particular de Díaz Ordaz, Joaquín Cisneros, y Fernando Gutiérrez Barrios eran agentes de la CIA. Hay evidencias. En 1967, Antonio Arguedas, el ministro boliviano que tras la muerte del Che Guevara entregó el diario del guerrillero a los cubanos, mencionó a Echeverría como agente de la CIA. En 1969, con el caso Carrillo Colón, quien era un agente encubierto en la embajada mexicana en Cuba, fue denunciado aquí. El escándalo llegó a Relaciones Exteriores, pues el diplomático era sobrino del canciller, Antonio Carrillo Flores.

"El accionar de la CIA -agrega Guevara Niebla- podía constatarse en el comportamiento de algunos dirigentes extrañamente radicalizados. Quizá no pertenecían a la CIA, pero sí a otras corporaciones como la Dirección Federal de Seguridad. El movimiento estudiantil era pacífico y legal. Pero Sócrates Campos Lemus (quien presumía de ser sobrino de Corona del Rosal), Sóstenes Torrecillas, Luis Tomás Cervantes Cabeza de Vaca, hombres sin convicciones políticas que en un principio se ostentaron como priístas, llegaron a ser los más radicales. Cuando el Consejo Nacional de Huelga se proponía el diálogo, ellos se oponían.

"Así, entre la ingenuidad de los dirigentes estudiantiles y la presencia de los radicales de última hora, se gestó la sangrienta represión que terminó por aplastar el movimiento del 68."

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