jueves 23 de mayo de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
Opinión

Cuentas con el pasado

n Juan Rodolfo Rivera Pacheco

Cuando el 2 de julio de 2000 los mexicanos nos enteramos del triunfo de Vicente Fox sobre el PRI, todos, creo, sin excepción, tuvimos un pensamiento -ligero para unos, fuerte para otros- de esperanza. A ningún mexicano bien nacido le gustaba -ni antes ni ahora- que un sistema político basado en la existencia de un partido hegemónico hubiera sentado sus reales por más de siete décadas y que un grupo haya hecho del poder su propiedad privada. La mayoría, aun no siendo panista, e incluso siendo antifoxista, pensamos que la transición a la democracia había llegado a su término, o al menos, que la alternancia nos traería necesariamente alguna ganancia positiva como pueblo.
A casi dos años de distancia, es necesario hacer algunos comentarios al respecto.
1. Si bien es cierto que nuestras expectativas en el cambio fueron muchas -naturalmente en el caso de una transición desde un régimen cuasiautoritario-, también lo es que somos un pueblo acostumbrado al clientelismo patrimonialista y seguimos esperando que el gran tlatoani nos resuelva todos nuestros problemas. Los más acérrimos críticos de Fox no hacen más que estar viendo qué hace y qué deja de hacer. ¿Pues no que muy enojados con el presidencialismo? No hacen más que seguir repitiendo los esquemas que están arraigados al subconsciente colectivo del mexicano desde hace casi dos siglos de vida independiente.
2. Ciertamente, Vicente Fox no ha hecho mucho de lo que quisiéramos o esperábamos. Sobre todo en el tema del combate a la corrupción. Fox dejó pasar ese momento casi mágico en el que tenía todo el apoyo popular para tomar medidas drásticas contra los corruptos de antaño. Y no lo hizo. Ahora la sociedad empieza a aburrirse de escuchar promesas, pues pusimos demasiadas esperanzas en cambios espectaculares. Sin embargo, aquí también cabe hacer una observación. Si Fox hubiera llevado a cabo una auténtica cacería de brujas del pasado, muchos de sus críticos lo serían entonces por ser autoritario, déspota, dictador, inquisidor, vengativo y una larga lista de etcéteras. La verdad es que nuestra transición ha sido muy diferente a la de otros países -lo cual es natural-, pero definitivamente ha tenido un saldo blanco. Y eso no tiene precio. Quién sabe cómo hubieran reaccionado los priistas si Fox hubiera metido a la cárcel a decenas de corruptos que aún circulan tranquilamente por las calles y -lo peor- por el mismo gobierno.
3. Aun con todo lo dicho, ya va siendo buena hora de que Fox nos dé resultados al menos en ese aspecto (y sigo sosteniendo que en economía se ha hecho un buen trabajo, lejos de los discursos demagógicos perredistas que se quedaron atrapados en los sesentas). Queremos que haya un combate frontal a la corrupción del pasado sin miedo y con mucha justicia. No es posible que ahora nos salgan que nunca hubo corrupción y que todos los mexicanos estábamos equivocados. A la cárcel los corruptos de todos los niveles y de todos los estados. Es buen momento de que Fox recupere la poca confianza que aún posee en muchos sectores del país. Y aquí, en Puebla, si se comprueba malversaciones de fondos municipales o tráfico de poder e influencias, pues también a cargar contra los ladrones. Nunca le perdonaríamos a Luis Paredes y su equipo que consintieran, ocultaran o mintieran cualquier acto corrupto del pasado. Así que a cuidarse, cacos del pasado, porque el pueblo ya no es el de antes. Al menos eso espero.