Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 4 de mayo de 2002
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Cultura
La fotógrafa puso ante nuestros ojos la sencillez del país, señala Alberto Ruy Sánchez

Falleció Mariana Yampolsky, testigo de la grandeza del México indígena

Deja como legado un material gráfico invaluable, sin un gramo de demagogia: Del Conde

Supo captar el espíritu de un mundo herido por la Conquista y la falsedad, dijo Héctor García

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

La fotógrafa Mariana Yampolsky falleció a las 12:20 horas de este viernes, a los 77 años víctima de cáncer. Nacida en Estados Unidos en 1925, a los 19 años llegó a México donde se naturalizó en 1954 y de manera paulatina hizo a un lado el dibujo y el grabado para centrarse en la fotografía, arte al que se acercó por influencia de Lola Alvarez Bravo.

Teresa del Conde, crítica e historiadora del arte, indicó que, sobre todo en la fotografía, Yampolsky ''deja una secuela muy relacionada con lo que denominamos, exista o no, Escuela Mexicana de Pintura o Escuela Mexicana, emparentada con clásicos como Pablo O'Higgins, Alberto Beltrán y otros artistas y fotógrafos''.

Viajera incansable, ''conoció México como ningún nacional lo conoce: en camión, automóvil, a pie, bicicleta; tenía una vitalidad impresionante. Dejó ese material invaluable, más bien de carácter agrario y campirano que citadino, sin un gramo de demagogia" y esto la convierte en ''una clásica de la fotografía en México".

Mirada enriquecedora

La fuerza de sus imágenes, de acuerdo con el crítico de arte Jorge Alberto Manrique, está en lo insólito y la simplicidad del México que refleja. ''Fue una luchadora por las causas justas y eso se ve en sus fotografías", dijo a La Jornada.

La noticia del deceso de la artista causó consternación. Alberto Ruy Sánchez manifestó: ''La mirada de Mariana Yampolsky ha sido enriquecedora para México. Penetró en lo mínimo para convertirlo en lo máximo. Puso en nuestros ojos la sencillez del país para demostrar a los engreídos que lo desprecian la grandeza que hay en lo que muchas veces pasa inadvertido. Fue generosa, no sólo con su arte, y su actitud siempre fue de entregarse por completo".

Colaboró con la revista Artes de México y deja inconcluso un proyecto sobre indumentaria de niños indígenas, agrega el escritor y director de la revista.

El trabajo de Yampolsky fue ''sumamente serio, basta revisar el libro dedicado a José Guadalupe Posada, que es de lo mejor que se ha hecho, lo más completo, lo más exhaustivo y el papel de ella fue determinante", señala a su vez la crítica de arte Raquel Tibol, quien subraya:

''Cuando entra a la producción fotográfica es donde descubre su verdadera personalidad artística, mucho más que en el grabado; en éste no resaltó la personalidad de Mariana frente a gentes como Leopoldo Méndez y Pablo O'Higgins, los grandes grabadores. Ella no dio un gran tono en el grabado, cosa que sí logró en la fotografía. Supo fotografiar de manera sugerente tipos populares, sin hacer pintoresquismo."

Puente entre criollos e indígenas

Más allá de folclorismos o llantos de cocodrilo, expresa su colega Héctor García, Yampolsky ''supo ver, con respeto y sabiduría, el espíritu de las etnias. Un mundo que está herido por la Conquista y la falsedad. Fue un ojo testimonial de la grandeza del espíritu y de la imagen del México indígena. Hizo un trabajo extraordinario para aproximarse a ellos. Se convirtió en puente entre el mundo indígena y el criollo".

De 1945 a 1958 Mariana Yampolsky fue parte del Taller de la Gráfica Popular. Allí se desempeñó como grabadora y organizó colectivas de las obras del taller en Europa, Asia, Africa y América.

En 1947 ilustró la revista Construyamos escuelas y tres años después participó en la edición del documental Memorias de un mexicano, uno de los primeros sobre la Revolución Mexicana.

En 1948 comienza a experimentar con la fotografía y hace las imágenes para el libro Lo efímero y lo eterno del arte popular mexicano. En 1951 fundó, con otros artistas, el Salón de la Plástica Mexicana.

Montó exposiciones con sus fotos y grabados en distintas ciudades del planeta y sus imágenes se encuentran en los museos de arte moderno de Nueva York, San Francisco y México; The Portrait Gallery, de Washington; el Fotográfico de San Diego, y el de Arte de San Petersburgo, entre otros.

Coordinó y editó libros y revistas. Algunos de ellos son la colección Colibrí, La imagen de Zapata, Diego Rivera y los frescos, Juguetes mexicanos, Francisco Toledo, Pablo O'Higgins.

Los restos de Mariana Yampolsky fueron cremados ayer en ceremonia privada y sus cenizas serán trasladadas a una agencia funeraria en Félix Cuevas.

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