Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 4 de mayo de 2002
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Robert Fisk

Bush se aleja de la realidad en Medio Oriente

George W. Bush de nuevo está teniendo visiones -iguales a las que tuvo antes del baño de sangre en Israel y Palestina-. Tanto él como Colin Powell, cuya misión más reciente en Medio Oriente fue un absoluto desastre, quieren idear "una serie de principios" para la paz árabe-israelí. Y, como de costumbre, es al que padece la ocupación, y no al ocupador, a quien se le advierte que está ante su "última oportunidad" para la paz.

El hecho de que Estados Unidos quiera reclutar a europeos, rusos y a la ONU en sus planes para una conferencia de paz para Medio Oriente es posiblemente el único indicio de realismo en toda la iniciativa. Por lo demás, se trata de las estupideces habituales.

Yasser Arafat tiene que ganarse la "confianza" de Bush -según Ari Fleischer, vocero de la Casa Blanca- y, de momento, no recibirá invitaciones del gobierno estadunidense. Primero debe controlar el "terror". Pero Ariel Sharon, cuyo ejército fue acusado el viernes de perpetrar crímenes de guerra en Jenin por la organización Human Rights Watch, se reunirá con George Bush en Washington la próxima semana.

Era imposible, el viernes en Jerusalén, tomar en serio esto. Arafat acababa de emerger de sus cuarteles en Ramallah para llamar "nazis" a los israelíes, y dos días antes Sharon había anunciado que Netzarim -el ilegal asentamiento judío en la franja de Gaza- era igual de legal que Tel Aviv. De hecho, desde que Sharon asumió el poder, nada menos que 34 nuevos asentamientos o puestos de avanzada judíos han sido construidos en tierras árabes.

Un vistazo a los acontecimientos de las últimas 24 horas demuestra lo alejada que está la administración Bush de la realidad. Durante días, el presidente estadunidense exigió a Israel retirar sus tropas de las ciudades cisjordanas. Sharon simplemente lo ignoró. "Cuando digo retiro, eso es exactamente lo que quiero decir", le reclamó Bush en un momento dado. Sharon simplemente lo ignoró.

El jueves, Powell advirtió a Arafat que ésta era "su última oportunidad" para demostrar su liderazgo, al tiempo que Sharon enviaba una nueva columna de tropas a reinvadir la ciudad palestina de Nablus, por segunda ocasión en dos semanas. No se habló de una "última oportunidad" para Sharon, por supuesto; sólo para el malvado Arafat.

Y uno se pregunta: ¿cuál era el objetivo de hacer desfilar al secretario general de la ONU, Kofi Annan, al lado de Powell la noche del jueves? La resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que exige que Israel se repliegue de las zonas de Cisjordania bajo soberanía de la Autoridad Nacional Palestina sigue siendo flagrantemente ignorada por Israel. El pasado miércoles Annan fue obligado, de la manera más humillante, a desmantelar su misión investigadora para Jenin porque Israel simplemente se negó a aceptarla. ¿Qué significaba, entonces, su presencia junto a Powell? El impotente secretario general de la ONU se limitó a permanecer de pie junto al igualmente impotente secretario de Estado estadunidense.

El escuálido y corrupto dictadorcito de Ramallah -Arafat- y el brutal y despiadado líder del más poderoso ejército de medio Oriente -Sharon- no tienen nada qué ofrecerse uno al otro. Arafat no puede cumplir el papel del gobernante colonial que debe "controlar" a su propio pueblo, y Sharon no puede cumplir la promesa que hizo a los israelíes de garantizar su seguridad. Tal y como admitió uno de los asesores legales del gobernante israelí, la disminución de la violencia palestina "no va a durar para siempre".

Nunca, desde el final de la Guerra del Golfo en 1991, han estado tan lejos los israelíes de los palestinos. Por lo tanto, ¿qué incentivos puede todavía ofrecer Washington a las partes? Si Arafat quiere el fin de la ocupación y de los asentamientos judíos en tierras palestinas y una capital estatal en Jerusalén oriental, Sharon no va a transigir. Si Sharon quiere continuar la construcción de asentamientos, mantener la ocupación y seguir afirmando que Jerusalén es "la capital eterna e indivisible de Israel", Arafat no va a transigir.

Mientras tanto, los estadunidenses esperan tranquilamente que las "visiones" de Bush sobre de dos Estados, palestino e israelí, coexistiendo felices uno al lado del otro, sobrevivan al menos dos meses. ¿Cómo es esto posible? Es cuestión de tiempo antes de que el próximo atacante suicida palestino -hombre o mujer- se haga estallar en una ciudad israelí. Es cuestión de tiempo antes de que Israel vuelva a irrumpir en las ciudades de Cisjordania aplastando todo a su paso.

De hecho, Israel ya no necesita un pretexto para hacer esto. La incursión de ayer en Nablus fue otro precedente. Los mismos israelíes explicaron que esta invasión, lejos de ser una respuesta a ataques, tenía por objeto prevenir "futuros" ataques. Huelga decir que este precedente ocurrió de nuevo sin que se consignara en la prensa.

Así, estamos otra vez ante la "última oportunidad". Pero ¿la última oportunidad para qué? Si Arafat no logra ganarse esa "confianza" estadunidense que sirve para todos los fines, ¿qué se supone que ocurrirá? ¿Será eliminado? ¿Elegirán los estadunidenses a otro líder palestino? ¿O simplemente dejarán que los israelíes construyan más asentamientos (como los están construyendo de todos modos), y abandonarán sus "visiones" para así dar la espalda a los palestinos y dejarlos a merced de Sharon y sus sueños de un gran Israel?

©2002 The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca

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