Estudios de la UNAM, del Cinvestav y de Ignacio Chapela lo confirman, expone

Sí hay transgenes en grano oaxaqueño: Conabio

ANGELICA ENCISO L.

Las instituciones mexicanas de investigación que han realizado estudios para definir si existen genes de maíz modificado en las variedades criollas de Oaxaca lo han confirmado, sostuvo Jorge Soberón, secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de la Biodiversidad (Conabio).

El especialista explicó que todos los análisis que han hecho la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Centro de Investigaciones Avanzadas (Cinvestav) de Irapuato han corroborado los resultados de Ignacio Chapela, investigador de la Universidad de Berkeley, quien el año pasado dio a conocer la presencia de transgenes en cultivos de maíces criollos de la sierra norte de Oaxaca, uno de los centros de origen de este grano.

Entrevistado después de su participación en la conferencia La ecología en las próximas décadas, organizada por El Colegio Nacional, indicó que ya están "casi terminados" los últimos estudios de maíz que encargaron la Conabio y el Instituto Nacional de Ecología (INE), organismos desconcentrados de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

Si bien distintos científicos criticaron los resultados de Chapela, publicados el año pasado en la revista científica Nature, también se impugnó el método que utilizaron el INE y el Cinvestav, por lo que a los investigadores se les solicitó que hicieran otras pruebas.

La idea, detalló, es medir tres cosas. Primero la "expresión" del gen BT en las hojas del grano tradicional; segundo, que los genes estuvieran realmente dentro del genoma del maíz y, tercero, checar la secuencia completa del transgénico en el maíz criollo. "Con estos tres elementos no puede haber duda alguna. Ya hay datos preliminares, aunque no los podemos dar a conocer hasta que tengamos los reportes completos, pero son positivos", dijo.

Agregó que los científicos refutan a Chapela una parte de su estudio en la que apunta que las secuencias transgénicas se mueven, pero esto no importa "porque a nosotros nos interesa saber si hay transgenes y yo creo que no hay duda de que sí. A Chapela le salió que sí, al Instituto de Ecología que sí y también al Cinvestav".

Agregó que es prácticamente seguro que se trata del gen BT -desarrollado por empresas farmacéuticas trasnacionales- el que se encontró en los cultivos de maíz oaxaqueños, el cual fue desarrollado para combatir una plaga que sólo se presenta en Estados Unidos.

Soberón también se refirió a que es necesaria una ley de bioseguridad que considere la aplicación de la tecnología pero "bajo nuestro control, porque este desarrollo llegó para quedarse, no va a desaparecer y si no la utilizamos quedaremos fuera de un avance", lo cual sería un grave error. "La cuestión es que esté bajo nuestro control y para ello debemos tener una ley que favorezca esto. Una ley en la que la biotecnología no esté sujeta a presiones económicas o que a México llegue un producto que se generó en Kansas, cuyas condiciones son distintas a las que existen en Oaxaca", apuntó.

Consideró que las iniciativas de ley de bioseguridad que actualmente están en el Congreso "fueron hechas con una visión alarmista y tremendista", y si son aprobadas van a hacer mucho daño a la ciencia de México. Sostuvo que ahora que estos documentos están concluidos, los legisladores los han comenzado a consultar.

Destacó que la ley de bioseguridad es importante porque "sería alarmante ver que una segunda generación de transgénicos que se desarrolla y que está orientada a crear productos medicinales o industriales pare el país".

Sobre todo, precisó, ahora que ya quedó claro que puede haber flujo genético y que genes como el BT se pueden mover de un lado a otro, pero también puede ser el de algún fármaco. "Esto me parece gravísimo y tenemos que vigilarlo", expuso.