DOMING0 28 DE ABRIL DE 2002

¿Hacia un país de lectores?

"Los sermones no sirven"

La iniciativa no es de esta administración, pero igual fue anunciada con bombo y platillo: México será un país de lectores. La empresa, sí, se antoja titánica. Tiene como gran novedad la promoción a cargo de actores y deportistas y cuenta con la venia del presidente Vicente Fox y su inagotable esposa, Marta Sahagún, madrina de la campaña. Detrás del prometedor discurso, empero, hay un amasijo de contradicciones

DANIELA PASTRANA

ERA LA PRESENTACION de la "Campaña por las bibliotecas mexicanas" (que no es inicia-tiva del gobierno foxista, sino parte de la "campaña por las bibliotecas del mundo" que impulsa desde el año pasado la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias). Ahí estaban la actriz Salma Hayek, el futbolista Jorge Campos, el comediante Adal Ramones, el escritor Germán Dehesa y la "presidenta honoraria" de la campaña, Marta Sahagún.

La señora de Fox advirtió que "la ignorancia es expresión de la injusticia" y convocó a los asistentes a ser parte "de la revolución pacífica que en el mundo se está librando" y luchar para que "tecnología y lectura no sean artículos de lujo, sobre todo para quienes antes de comprar un libro tienen que pensar en cómo saciar el hambre de su familia".

Vaya. ¿Habría olvidado que hace un año su esposo intentaba gravar los libros que, en la definición del subsecretario de Hacienda, Agustín Cartens, "son como cualquier mercancía"?

Vicente Fox, es sabido, no es un amante de la lectura. En la campaña presidencial, cuando presentó su programa de cultura, dijo a los escritores: "Ustedes leen libros, yo me formé leyendo las señales de las nubes". Luego, dejó de leer periódicos. "Me amargan el día", justificó.

No es de extrañar, pues, que México ocupe el penúltimo lugar de lectores en una lista de 108 países investigados por la UNESCO (La Jornada, 23 de abril). O que el promedio de lectura de los mexicanos sea -según la Cámara Nacional de la Industria Editorial- de 1.2 libros al año.

Ahora, cosas de la política, el gobierno federal intenta convertir a México en un país de lectores.

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mas-lectura.jpgLa voz de la radio es monótona: "Con el Programa Nacional de Lectura, leer para aprender, leer para seguir creciendo", concluye el promocional de la Secretaría de Educación Pública. La lista de acciones del gobierno de Vicente Fox para invitar a los estudiantes a leer incluye la "creación" de bibliotecas en más de 700 mil aulas, como anunció el secretario de Educación Reyes Tamez. Es apenas una parte del ambicioso programa "Hacia un país de lectores", impulsado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y la SEP, para dejar atrás de una buena vez el México de 0.3 libros por habitante (disponibles en bibliotecas).

El proyecto tiene como madrina a Martha Sahagún de Fox y es uno de los "objetivos primordiales" del Programa Nacional de Cultura del gobierno federal que presentó en agosto pasado Sara Bermúdez (el otro es la ciudadanización de la cultura).

Pero en realidad no es una iniciativa nueva, sino el "fortalecimiento" de programas que ya existían, como el de Rincones de lectura, que desde hace 16 años funciona en las escuelas primarias, y las Salas de lectura, creadas en 1995. "Las Salas de lectura existen antes que los libroclubes del gobierno del DF, pero la idea fue tomada del modelo que estableció (Alejandro) Aura (agregado cultural del gobierno federal en España y ex director del Instituto de Cultura del DF) en El Hijo del Cuervo", explica Felipe Garrido, director general de Publicaciones de Conaculta y coordinador del programa.

La red de salas de lectura ?que suman más de 2 mil 300 en el país y nueve ciudades de Estados Unidos? fue puesta en marcha originalmente por la SEP y Conaculta. Luego se sumó la UNAM, con dotación de libros. Ahora funcionan de manera autónoma con libros aportados por las instituciones. "A veces empiezan a pedir cosas y yo les digo: 'si dejan que les mandemos al rato lo que sigue es que les digamos quién dirige'", cuenta Garrido.

Tampoco la cacareada "mega" Biblioteca de México es tan original. Ahí está, por ejemplo, la Biblioteca de las Artes que inauguró Carlos Salinas de Gortari hace ocho años y no ha podido catalogar 60% de su acervo.

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"Desde 1995 -dice en su diagnóstico el Programa Nacional de Lectura- se ha incrementado el rendimiento de los alumnos en habilidades verbales y de comprensión de lectura". El "incremento significativo" de 10 puntos porcentuales de respuestas correctas en el examen de nuevo ingreso a educación media superior en la generación de 1996 es atribuido por la SEP a los Rincones de lectura.

En el catálogo de Libros del Rincón 2001-2002 se señala que "parte del esfuerzo por concertar acciones se centrará ahora en la consolidación de los Libros del Rincón, colección que a lo largo de 15 años se destinó, a través del programa Rincones de lectura, a dotar de bibliotecas escolares a las primarias públicas de todo el país.

¿Cuál es la diferencia?

La SEP presume dos:

 * Que se ampliará la cobertura a secundaria y preescolar (las primeras recibirán un pie de biblioteca de 32 títulos y las segundas de 19).

* El volumen. Mientras de 1986 a 2000 se produjeron 496 títulos (un promedio anual de 35) y se distribuyeron 44 millones de libros, entre 2001 y 2002 se distribuirán 87 títulos y 50 millones de libros.

Hasta ahí, a simple vista. Pero en una segunda revisión, las diferencias de concepción parecen abismales.

"Trabajar desde la escuela para que nuestros alumnos disfruten mediante la lectura de ese profundo placer que implica la búsqueda del conocimiento", dijo Reyes Tamez en la presentación del Programa Nacional de Lectura, el 12 de marzo.

"Una escuela donde se aprecia y se ejercita la lectura es una escuela que ofrece mejores oportunidades de enseñanza y aprendizaje".

Justo lo contrario que ha sostenido Garrido en décadas: "La confusión entre alfabetización y lectura, entre estudiar y leer, es un problema de muchos maestros y autoridades educativas ?decía hace dos años?. La lectura por gusto debe estar desligada de los planes de estudio porque un lector es alguien que lee por su cuenta, independientemente del estudio".

Un ejemplo claro es que 70% de los asistentes a las 6 mil 109 bibliotecas públicas son estudiantes, principalmente de secundaria, que acuden a hacer tareas. No en vano, 90% de los libros de las bibliotecas públicas son de texto (INEGI, 1997).

"Es cuestión de prioridades?dice ahora Garrido?. Algunos creen que basta repartir libros para que la gente lea y no es así, hay que leer junto con ellos".

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Felipe Garrido ha dedicado muchos años de su vida a la formación de lectores. Él creó Rincones de lectura, como director de la Unidad de Publicaciones Educativas de la SEP (ahora dirección de Fomento a la lectura) y coordina las Salas de lectura. Cuando ganó Vicente Fox, Garrido advirtió que el panista desbarató los programas de fomento a la lectura en su paso por el gobierno de Guanajuato. "La lectura -dijo-, pasa por un momento muy difícil en esta entidad y muchas otras porque las autoridades no terminan de entender que es tan básica como la capacidad de hablar". Meses después, su incorporación al gabinetazo causó sorpresa, pese al argumento de que Fox ha dado "señales positivas" por la cultura.

En su oficina de Conaculta, insiste: "Se enseña a leer de manera mecánica a niños que llevan siete años doctorándose en televisión. Convertir a un país que no lee en un país que lee significa un cambio de raíz en la sociedad, nadie puede esperar resultados a muy corto plazo".

-¿Salma Hayek y Jorge Campos son la solución?

-Esa es una parte del programa -dice de buen ánimo-. Tenemos la imagen del ratón de biblioteca, debilucho y el superdeportista que apenas piensa y parte de esta tarea es combatir esos mitos, como el de que deporte y lectura son excluyentes.

-¿Porque no hay más escritores en el programa?

-El público que lee a Carlos Fuentes no necesita que lo inviten a leer, pero hay un público que no sabe quién es Fuentes y sí quién es Salma, y es al que hay que acercar a la biblioteca. No veo que haga daño, nadie va a dejar de leer porque Campos esté en el programa y quizá sí algunos seguidores se acerquen.

Aunque, admite, "si fuera mi decisión" los promovería leyendo.

"La única forma de aficionar a la lectura es leyendo. Los sermones y los carteles no sirven, sólo sirven si lo demás funciona".

Sí, pues. Seguro no ha oído el comercial de la SEP.