Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 28 de abril de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  La Jornada de Oriente
  Correo Electrónico
  Busquedas
  >

Cultura

El investigador brasileño Helio Jaguaribe presentó Un estudio crítico de la historia

Las antiguas civilizaciones, ''autodestruidas''

Plantea que la recuperación de valores se deberá a un nuevo humanismo, no a la religión

ARTURO JIMENEZ

Sólo un acuerdo que conduzca a una Pax Universalis -opuesta a la hoy hegemónica Pax Americana- basada en una "regulación racional y razonablemente equitativa" de los asuntos mundiales, será capaz de asegurar, en las condiciones tecnológicas actuales, la supervivencia de la humanidad, considera el sociólogo Helio Jaguaribe y sostiene:

''La recuperación de valores en Occidente no se dará bajo alguna religión, pese a la presencia que éstas aún tienen, sino que se deberá a la emergencia de un nuevo humanismo basado en lo social, lo ecológico y lo tecnológico".

El consumismo dominante en las sociedades actuales, completa, no será suprimido, sino que se someterá a consideraciones entre lo que es indispensable y lo que no. "La estadísticas no dicen nada al respecto, pues la historia está llena de paradigmas".

El reconocido investigador brasileño visitó México la semana pasada para presentar su libro Un estudio crítico de la historia (FCE), considerado el primer acercamiento de un latinoamericano a esa perspectiva de una filosofía de la historia.

Hace unos días Jaguaribe realizó una presentación en la sede del Fondo de Cultura Económica, acompañado por el ex presidente Miguel de la Madrid y el embajador brasileño Luiz Filipe de Macedo, además de los investigadores Manfred Mols, Regina Crespo y Alexander Betancourt. El moderador fue Adolfo Castañón en ausencia de Gonzalo Celorio y entre el público destacaba Leopoldo Zea.

Un estudio crítico de la historia, conformado por dos tomos y escrito con el apoyo de sociólogos e historiadores consultores, parte del estudio de 16 grandes civilizaciones antiguas, entre ellas la mesopotámica, egipcia, griega y romana, así como la azteca, maya o inca.

Pero también de una aproximación empírica de los factores que han influido en el surgimiento, desarrollo y, dado el caso, decadencia de esas culturas. Todo con el fin de plantear preguntas vitales acerca del destino histórico de las sociedades humanas.

Basado sobre todo en consideraciones de Alfred Weber y de Toynbee, el planteamiento de Jaguaribe descarta supuestos a priori, no atribuye a la historia ninguna finalidad previa y sí la considera como un "proceso secuencial" resultante de diversas intervenciones humanas dentro de condiciones específicas.

"La historia es un sistema de especificidades. Sin embargo, hay recurrencias efectivas de la historia. Si uno compara cómo surgieron distintas civilizaciones, se observará que en determinadas condiciones una situación similar tiende a emerger."

Autodestrucción, factor principal

De las grandes civilizaciones que surgieron en la antigüedad, señala Jaguaribe, apenas algunas pocas lograron llegar al siglo XX y este principio del XXI. Y dice además que las civilizaciones desaparecen, sobre todo, por "autodestrucción", cuando pierden su "autosustentabilidad".

Esta autosustentabilidad, agrega, proviene de técnicas que le permiten a una civilización ajustar sus demandas a la naturaleza y sus relaciones con otras sociedades, y de su sistema de valores y normas aurregulatorios. "Casi siempre la pérdida de la primera, la capacidad operacional, está asociada a una pérdida de la segunda, la capacidad autorregularia".

La civilización babilónica, pone como ejemplo, desapareció en el momento en que su visión cosmológica fue corroída por un momento de modernización, el cual trajo la "pérdida de confianza" en la divinidad de su propio faraón.

Se rompía así el cíclico proceso mágico-místico por el cual cada año se restablecía la armonía entre el cosmos global y el cosmos humano. Era el momento de la expansión del espíritu griego que penetraba el mundo más antiguo, cuando la importancia del hombre aumentaba ante la divinidad.

En ese sentido, Jaguaribe señala que ante la llamada decadencia de la civilización Occidental, la pérdida de los valores cristianos no ha sido sustituida por otros valores elevados, sino por el consumismo.

Como acotación, precisa que el consumismo no es un "invento nuevo", pues apareció desde el antiguo Egipto, cuando en un momento dado se consideró que ser un "hombre bueno" no tenía sentido frente a se un "hombre malo", el cual vive la vida y aprovecha lo que ésta le ofrece.

Y Jaguaribe concluye: "Sostengo que una sociedad no puede mantenerse sin valores superiores que regulen las debilidades humanas".

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año