Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 13 de abril de 2002
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Espectáculos
Ofreció concierto de más de tres horas de duración ante 10 mil juangabrielófilos

Provocador y audaz, Juan Gabriel se homenajeó en el Auditorio Nacional

Festeja sus 30 años de carrera acompañado de Estela Núñez, su primera intérprete

Pese a la petición del público, el cantautor no incluyó María, la pieza dedicada a La Doña

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Juan Gabriel es cada vez más fiel a si mismo. Cada vez más libre y audaz en el juego de la ambigüedad y los sobrentendidos sexuales. Ya no es noticia ni sorpresa, es una celebratoria constatación. La temporada 2002 de conciertos en el Auditorio Nacional -con la cual celebra 30 años de trayectoria- confirma su calidad de institución sui generis del espectáculo mexicano. Lo sabe y lo disfruta. Como lo saben y disfrutan los 10 mil juangabrielófilos que desafiaron el aguacero del jueves pasado con tal de oír y ver al autor de El Noa Noa, que en casi tres horas y media repasó lo más representativo de su repertorio.

Nadie regateó nada. La buena disposición de ambos lados fue total. Juan Gabriel -en sobrio traje azul marino- fue recibido por uno de aquellos aplausos estremecedores que sólo se otorgan a quienes ya han ingresado en el círculo selecto de los ídolos perdurables. A la aparición de Juan Gabriel sobre el escenario la precedió un recuento en video de distintos aspectos de su carrera. Empezó en seguida el rosario de canciones con una versión actualizada de su primer éxito, No tengo dinero, de cuando era un muchacho de expresión tímida e ingenua, recién llegado de Ciudad Juárez en busca de una oportunidad. Dijo: "Me quería acordar yo mismo de mí
mismo. Así, con una guitarra, comencé y doy las gracias por tanto cariño y aplausos".

Han pasado tres décadas. ¿Qué ha cambiado desde entonces? Bueno: el PRI perdió la Presidencia de la República; el Senado ya puede negarle permiso al Presidente para salir del país; una placa cercana a la Alameda Central conmemora la famosa redada de "los 41"; los habitantes del DF ya pueden elegir a sus gobernantes; se realizan bodas públicas entre parejas homosexuales; se reconoce el derecho a la diferencia sexual; Brozo ?un payaso que dice albures y mienta madres por televisión? es uno de los principales líderes de opinión, privilegio otrora reservado sólo a Jacobo Zabludovsky; en los videoclubes se puede rentar La última tentación de Cristo, cinta de Martin Scorsesse cuya exhibición comercial fue impedida por la Iglesia católica hace algunos años; murió María Félix, cuyo semisdesnudo en la cinta La diosa arrodillada provocó gran escándalo a fines de los años 40 del siglo XX; y aquel muchacho que llegó de Ciudad Juárez tiene ahora 52 años, varios kilos de más, y parte de la comunidad gay lo considera uno de sus estandartes culturales.

Saltitos. Meneos. Pasos rumberos (con todo y tremular de hombros). Roqueseñales (por todos conocidas). Pasos flamencos. Casi en cada canción de las interpretadas, Juan Gabriel ejecutó con gracia dispareja y simpatía provocadora la danza que le es tan familiar a su grey de admiradores. Muy al principio de la velada se hizo acompañar por Estela Núñez, su primera intérprete, para la cual escribió Lágrimas y lluvia.

Sobre el escenario se desplegaba una orquesta con casi 40 músicos y seis coristas aeróbicos. Llegado el momento se les uniría un mariachi (''Arriba Juárez'') de 13 integrantes ?"amores", los llamó Juan Gabriel? que lo acompañaron en aquella canción que a la letra dice: "...Para amarte nada más, para eso a él le falta..., lo que yo tengo de más". En este punto es donde él tiraba hacia arriba de las perneras del pantalón, abultándolo entre las ingles, en la consabida alusión fálica.

Entre las incontables piezas interpretadas, fueron particularmente aclamadas Se me olvidó otra vez, Costumbres, Me he quedado solo, Siempre en mi mente (aquí se integraron las más de 16 mil voces del recién remozado Organo Monumental del Auditorio Nacional), Tú sigues siendo el mismo, No se ha dado cuenta, Te voy a olvidar y, por supuesto, Amor eterno, canción dedicada a su madre muerta y a propósito de la cual dijo: "Gracias por cantar mis canciones. Carecí del amor de una madre y ahora tengo el de millones".

También interpretó algunas de su más reciente producción discográfica, Por los siglos, de la cual toma su nombre la gira que lleva a cabo como parte de los festejos por sus 30 años de carrera.

Un detalle no pasó desapercibido: durante toda la velada el público pidió a Juan Gabriel interpretar la canción que escribió para María Félix, María. Pero él no hizo siquiera mención de la muerte de La Doña. ¿Por qué? Si durante varios años hizo pública su veneración por la actriz mexicana.

Cerca de la medianoche el concierto llegó a su fin. Emocionados público y cantante, este repitió su agradecimiento: "Gracias por cantar mis canciones".

Además de las presentaciones del jueves, de ayer y de hoy, Juan Gabriel ha abierto otras dos fechas ?mañana y pasado mañana? en el recinto de Paseo de la Reforma.

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