Viernes 12 de abril de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
n Flexibilizarla implicará atender las exigencias internacionales: investigadores
La reforma a la Ley Federal del Trabajo, al margen de la opinión de los trabajadores

Mónica Azcárate y Marissa Sánchez n

Desde el momento en que la iniciativa de reforma a la Ley Federal del Trabajo (LFT) no surgió de la base trabajadora, queda claro que este proceso es de carácter político e implica la alineación del aparato productivo a las exigencias del capital internacional, con el consecuente sacrificio de los intereses de los obreros mexicanos.
Estas exigencias forman parte del modelo de flexibilización laboral, que implicará pauperizar el costo de la mano de obra, perder la jornada fija de ocho horas, el derecho a prestaciones y a reparto de utilidades; así lo consideraron investigadores y representantes del sector obrero; mientras, para el sector privado esta flexibilización representaría una oportunidad de trabajo para miles de mexicanos que permanecen en la economía informal, ya que podrían ser contratados por hora.
La opinión de estos líderes se dio en el marco de la consulta que inició la delegación de la Secretaría del Trabajo el mes pasado, y que precisamente concluye hoy, si no es que en el último momento se decide ampliar el plazo de recepción de propuestas, para lo que se instaló módulos de información y distribución de formatos en diferentes puntos de la ciudad.
Cabe señalar que hasta el pasado martes se había recibido apenas 101 propuestas, según informó el delegado de la dependencia, Carlos Ortiz Rosas, las cuales en su mayoría procedían del sector privado, universidades y algunas organizaciones obreras.
Sin embargo, dicha consulta está de más, consideraron los entrevistados, ya que desde el año pasado, cuando se instaló la mesa para el diálogo de los sectores productivos, se diseñó el anteproyecto de ley con representantes históricos del sector obrero que no consultan con la base trabajadora y que viven de las cuotas sindicales, obviamente con condiciones de vida que no son las del obrero común.

Los trabajadores, al margen de la consulta

"En este caso, prácticamente no hay bases de las cuales parta la discusión. Una consulta que se reduce a presentar propuestas de reforma a los diferentes artículos de la LFT no vale", consideró el abogado laborista Samuel Porras Rugerio, quien llevó el caso del líder de la Unión de Vendedores Ambulantes 28 de Octubre, Rubén Sarabia. Lo mejor sería penar el incumplimiento de dicha normatividad por parte de los empresarios
Aseguró que la reforma laboral no debe realizarse conforme a las condiciones internacionales, sino que la LFT debe modificarse pra erradicar las cláusulas de exclusión, regular el reparto de utilidades, castigar el fraude patronal en todas sus modalidades y promover reformas para sancionar a los servidores públicos del sector.
Abelardo Cuéllar Delgado, que al igual de Porras Rugerio, quien pertenece a la Red de Solidaridad y Defensa Laboral, aseguró que es necesario que los trabajadores sepan que los responsables directos de la reforma laboral serán los partidos políticos representados en el Congreso.
"Si el PAN decide irse a una reforma, deberá asumir su responsabilidad con relación a su electorado. El PRD tendrá que definir su posición respecto a la reforma a la LFT, lo mismo que el PRI y el resto de los partidos, pues esta consulta sólo es parte del proceso, parte de la mercadotecnia para convencer de que es necesaria una reforma".
Para la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), representada en el estado por el secretario general del sindicato de Volkswagen, José Luis Rodríguez Salazar, el desconocimiento de los obreros sobre esta consulta ha generado apatía. Criticó que el proyecto de reforma laboral nació mal desde el momento en que primero se integró la mesa para el diálogo de los sectores productivos -donde no están representados los sindicatos independientes-, y luego se abrió al resto de la sociedad.
Por ello, de aprobarse las reformas a la LFT, sin el consenso de los trabajadores, y parece que así pasará, "será una reforma ligth que no traerá ningún beneficio a la clase trabajadora", y advirtió que la UNT no firmará ningún documento que afecte a los intereses de la unión y de sus sindicalizados.

La ley es rígida, hay que flexibilizarla: Coparmex

"A nosotros nos parece que desde su inicio la Ley del Trabajo tuvo un espíritu de defensa de la clase trabajadora, pero faltó el contenido de la defensa de la empresa", aseguró el presidente de la Coparmex, Heberto Rodríguez Regordosa.
"Nuestro punto de vista", abundó el líder empresarial, "es que la LFT es demasiado rígida y por ello se debe buscar la forma de flexibilizarla. Esta propuesta no tiene que interpretarse como la pérdida de las conquistas de los trabajadores, pero sí se debe llevar a la incorporación de esquemas que faciliten la contratación de personal".
Por ejemplo, las personas que están subempleadas o en la economía informal se podrían beneficiar si en la LFT se incorporara el esquema de contrato por hora, con prestaciones y otras ventajas. En general, dijo el líder, "lo que queremos es que esta reforma a la ley no sufra el fracaso de la reforma fiscal, por eso nos parece adecuada la vía del diálogo entre los sectores productivos".

El objetivo, hacer más barato el trabajo: Sánchez

Por otra parte, investigadores de la UAP reiteraron la importancia de analizar con calma esta propuesta, porque es un hecho que los perjudicados serán los trabajadores. El académico de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Puebla Germán Sánchez lamentó que las modificaciones no signifiquen una reforma profunda e integral que incidan en la modernización de las relaciones laborales y el repunte de la productividad.
Más bien, dijo, los cambios hacen énfasis en conceptos como la flexibilización laboral y la contratación informal, con el objetivo de hacer más barato el trabajo e incrementar las jornadas laborales de acuerdo a la tendencia global. Muestra de lo anterior, es que en el año 2000 el 43.7 por ciento de los asalariados contaban con un contrato verbal, lo que significa que 10.7 millones de trabajadores laboran confiados en la palabra y buena voluntad de los empleadores, dijo el investigador.
Por su parte, el tambien investigador de la facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Puebla Guillermo Campos indicó que con la reforma laboral se pretende implantar totalmente el modelo de flexibilización laboral que se ha venido imponiendo en los mercados de otros países, cuyo propósito es terminar con las jornadas fijas de ocho horas y establecer horarios móviles, eliminar aquellas normas que encarecen la formalización del empleo, como es la elaboración de contratos, prestaciones, reparto de utilidades e indemnizaciones por despido, entre otros.
"Aunque es necesaria la modernización del mercado laboral, no precisamente la flexibilización es la respuesta a este requerimiento, considerando las condiciones de un mercado laboral en desarrollo, como lo es el mexicano", sostuvo.
Al manifestar que la consulta para la reforma laboral está viciada de origen porque no llegó a quienes más interesa, Guillermo Campos aseguró que lo que el gobierno de Vicente Fox Quesada pretende es construir un escenario en el que se cumplan las virtudes de modelos utilizados en el extanjero, cuyos ejes son la productividad y la competencia perfecta, pero estas construcciones difícilmente darían resultado en México, dijo.