Jueves 4 de abril de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
n La 28 de Octubre redujo su presencia en un 50 por ciento por la represión del gobierno
Simitrio no volverá a dirigir la UPVA; busca recuperar sus derechos civiles: Amador

Fermín Alejandro García n

A punto de cumplir un año de haber salido de la cárcel, Rubén Sarabia, alias Simitrio, ha decido no volver a ser dirigente de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes 28 de Octubre (UPVA). Actualmente, su tiempo lo dedica a la venta de joyería y a los estudios, ya que pronto cursará la licenciatura en Leyes o Ciencias Políticas, así como a esperar a que le levanten las restricciones que le impuso el gobierno del estado, que le impiden gozar de sus derechos políticos.
Para su cónyuge, Rita Amador, estas restricciones obedecen al miedo que hay entre funcionarios de alto nivel del gobierno del estado y principalmente de grupos del PRI de que Simitrio regrese a Puebla como dirigente de la UPVA. Pero él ha decidido no volver a estar al frente de esa agrupación, únicamente está dispuesto a asesorarla.
La dirección de la UPVA es colectiva y sus miembros son quienes destacan en los trabajos de organización de dicha agrupación. En ese esquema ya no entra Simitrio. Esta situación -explicó- ha sido expuesta a la Secretaría de Gobernación (Segob), pero los funcionarios de la dependencia se empeñan en no permitir que Sarabia Sánchez rehaga su vida como cualquier otro ciudadano.
Luego de que salió de la cárcel el 11 de abril de 2001 -como resultado de un proceso de preliberación- y se le impuso nueve restricciones, la Segob ha recrudecido la hostilidad contra Simitrio, ya que le prohibió hablar con la prensa, disposición que le comunicó verbalmente, tras advertirle que si hace una declaración a un reportero será nuevamente encarcelado.
Esto es absurdo, comenta Amador, pues el general José Francisco Gallardo, quien recientemente obtuvo su preliberación -luego de haber estado preso por proponer la creación de un ombudsman militar- no se le negó declarar a los medios de comunicación y transitar por cualquier parte del país. En cambio, Rubén Sarabia no puede dejar la ciudad de México ni manifestar libremente sus ideas en los medios de comunicación.
Traiciones y segregaciones

Rubén Sarabia fue encarcelado en 1989; al poco tiempo, la Comisión Nacional de Derechos Humanos emitió una de sus primeras recomendaciones, luego de haber sido creada, en la que pedía -mediante el expediente 9/71- que terminara la segregación en que se mantenía a Simitrio en el Centro de Readaptación Social de San Miguel. El entonces gobernador de Puebla, Mariano Piña Olaya, nunca hizo caso a esa petición. En 1993, el líder de la UPVA fue trasladado al penal de alta seguridad de Puente Grande, Jalisco, en donde su situación se agravó.
En esa cárcel tapatía, Simitrio estaba igual de aislado, en una prisión en donde todo era de color beige, desde la ropa hasta las paredes y el mobiliario. A sus familiares únicamente los podía ver una vez por semana, en una visita que duraba ocho horas, luego de que eran sometidos a una revisión que incluía una inspección de las partes íntimas de sus cuerpos. Adentro, una norma era guardar silencio; pese a ello, Rubén Sarabia procuraba cantar todo el tiempo para no perder el ejercicio del habla. "Los guardias me decían: usted es la esposa del preso cantor", recuerda su esposa.
En 1997 fue trasladado al Centro Federal de Readaptación Social Número Uno de Almoloya de Juárez, estado de México. Ahí continuaron las mismas condiciones inhumanas. Tres años después salió libre. En las tres cárceles en que estuvo luchó contra una enfermedad que le afectaba el sistema nervioso.
Ahora, a sus 43 años de edad, vive en la ciudad de México. Sobrevive vendiendo joyería de fantasía mediante unos muestrarios. Su principal preocupación es concluir la preparatoria abierta para ingresar a la brevedad posible a la universidad. Recientemente concluyó uno de los últimos tratamientos que recibió para controlar sus nervios; sin embargo, su carácter es de un hombre feliz, al que le gusta cantar para superar las viscisitudes, como que lo sigan vigilando. Constantemente tocan a su puerta o timbra su teléfono, y cuando acude a los llamados no hay nadie, es una advertencia de que alguien está atento a sus movimientos, comenta Rita Amador.
La UPVA ha sido la organización popular más importante de la ciudad de Puebla. En la década de los años 80 tuvo su mayor auge -pues en sus filas militaron más de 10 mil comerciantes- y al final de esa década inició un largo periodo de altibajos, a raíz de la detención de su líder. Desde entonces su presencia en los mercados se ha reducido en un 50 por ciento y el número de afiliados disminuyó en un 70 por ciento.
Esta situación fue resultado de "la represión brutal" que el gobierno de Manuel Bartlett Díaz ejerció contra la 28 de Octubre, recuerda Amador en entrevista con La Jornada de Oriente, y señala que nunca hubo una razón clara para que este mandatario se propusiera aniquilar a la UPVA. "Al parecer fue porque nosotros no militamos en el PRI", añadió.
En el sexenio bartlista, recordó, el abogado Carlos Talavera -quien fundó la Alianza de Agrupaciones Autónomas- intentó tomar a mano armada el mercado Miguel Hidalgo de Puebla y, en general, se buscó expulsar de todos los centros de abasto a militantes de la UPVA. Además, hubo cinco secuestros de integrantes de la organización, en lo que pareció ser detenciones extrajudiciales. Durante ese periodo, la 28 de Octubre perdió más de 5 mil puestos de ventas.
A lo largo de los sexenios de Piña Olaya y Bartlett -agregó-, la estrategia que se usó en contra de la UPVA fue "comprar" a los dirigentes de la organización a cambio de importantes beneficios.
Pese esos ataques, la Unión Popular de Vendeores sigue viva. Su meta principal es mejorar las condiciones de los mercados en donde desarrolla su actividad comercial, concluyó Rita Amador.