LETRA S
Abril 4 de 2002

VIHvencias

ls-rostroPor Antonio Medina

Por la falta del suministro oportuno de medicamentos, Gustavo Loustalot de 40 años, diagnosticado VIH positivo en 1990, es hoy resistente a cualquier terapia médica que le permita vivir de manera tranquila con el VIH. Luego de numerosas irregularidades administrativas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la ineficacia del personal médico de esa institución, su salud está en franco deterioro, por lo que ha interpuesto una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) por considerar que el IMSS es responsable de que hoy sea resistente a los medicamentos antirretrovirales.

"Al principio los médicos del IMSS en Durango me recetaban mal los medicamentos o de plano me daban los que hubiera en la farmacia aunque no fueran los que mi organismo necesitara. La falta de un expediente y de estudios de laboratorio confirmados o pruebas de carga viral, era a lo que nos enfrentábamos muchos de los pacientes, sin contar que en ocasiones nuestros resultados eran traspapelados y confundidos, por lo que un mes podías tener 1,186 células y al siguiente sólo 100, es decir, un mes estabas al borde de la muerte y al otro eras casi indetectable.

"Actualmente estoy incapacitado por una neumonía que me dio hace un año, pero tiempo después se descubrió que no era neumonía sino otra enfermedad, aunque el tratamiento fue para ese mal. Las apreciaciones de médicos y enfermeras fue que yo era un paciente terminal y que ya no tenía remedio. No obstante, me trasladé a la Ciudad de México al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) y en un mes me sacaron de la crisis y aquí estoy.

"Esa y otras irregularidades que el IMSS nunca ha reparado, fueron lo que me impulsaron a interponer una queja ante la CNDH contra esa institución. En esa queja se manifiesta la negación de medicamentos o el retraso de los mismos, que en ocasiones era de más de 20 días o de plano no me los entregaban bajo el argumento de que se les había acabado el presupuesto. Como resultado de todas esas irregularidades hoy soy resistente a los medicamentos antirretrovirales.

"Quienes vivimos con VIH y el personal médico que nos atiende en el IMSS sabemos que un día de no tomar nuestros medicamentos puede significar que toda la terapia se venga abajo. Es decir, que todos nuestros esfuerzos por continuar con salud y la inversión que el gobierno ha hecho con nuestros impuestos, se pueden ir a la basura por un 'simple' retraso en la entrega de los medicamentos, que responde, en muchas ocasiones, a fallas administrativas, porque el medicamento sí está en las bodegas de la avenida de los 100 metros o en las farmacias de las clínicas, pero la burocracia endémica del IMSS provoca estos retrasos que causan la muerte de quienes dependemos de los medicamentos.

"La CNDH me ha informado que la queja ya ha sido revisada por el Censida y que hubo responsabilidad del administrador del Hospital y negligencia médica de acuerdo a la revisión que se hizo del expediente. El siguiente paso, me explicaron, es llegar a un acuerdo amistoso con el IMSS para que me den los medicamentos que me permitan vivir de manera sana, u otra es continuar con el ministerio público. A pesar de esa información, ya no he vuelto a tener noticias de la CNDH y en este momento me siento a la deriva."