Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 28 de marzo de 2002
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Ausentes, los líderes más importantes y moderados de la región

Se inicia la cumbre árabe con una disputa por la transmisión de un discurso de Arafat

AFP, DPA Y REUTERS

Beirut, 27 de marzo. La cumbre de la Liga Arabe arrancó este miércoles con una disputa que provocó que la delegación palestina abandonara la conferencia en señal de protesta porque las autoridades libanesas rehusaron transmitir en vivo un discurso del presidente palestino, Yasser Arafat, desde Ramallah, a quien Tel Aviv prohibió asistir a la reunión.

La reunión, de por sí, no había arrancado con el entusiasmo que se esperaba, pues entre los asistentes no figuraban los líderes árabes considerados más importantes y moderados. Además de Arafat no asistieron el presidente egipcio, Hosni Mubarak, ni el rey Abdullah II de Jordania.

Observadores atribuyeron esta actitud a que dichos gobiernos no ven con agrado el papel preponderante que tendrá en esta cumbre Arabia Saudita, nación impulsora de la propuesta de paz entre Israel, los palestinos y el resto de los países árabes que ha sido elogiada por Estados Unidos, Europa y las mismas naciones árabes.

El vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer, afirmó que su país rehusa catalogar como "un fracaso" esta cumbre, si bien admitió que "esto tomó un rumbo que no esperábamos. Hubiéramos querido que Arafat estuviera en ella y los demás también, pero seguimos creyendo que el plan saudita puede aportar algo positivo".

Fleischer agregó que el enviado estadunidense para Medio Oriente, Anthony Zinni, ha logrado importantes avances en sus conversaciones con israelíes y palestinos que podrían llevar a un pronto cese del fuego en la región.

De su lado, el secretario de Estado, Colin Powell, continuó la presión contra Arafat al afirmar que el líder debe dirigirse por radio a su pueblo para decirle que "la violencia antisraelí debe cesar", luego de anunciarse un atentado en Netanya que dejó al menos 19 muertos y 100 heridos.

El martes Israel afirmó que Arafat, quien se encuentra confinado en sus oficinas en la ciudad de Ramallah desde el pasado 3 de diciembre, no había "reunido las condiciones" para que se le permitiera asistir a la cumbre, y poco después Arafat mismo anunció que no haría el intento de trasladarse pues Israel había amenazado con no permitirle el regreso a los territorios palestinos.

La prohibición israelí para que Arafat fuera a la cumbre se mantuvo, pese a que Washington presionó al gobierno del primer ministro Ariel Sharon para que permitiera la salida del líder palestino. Este miércoles el ministro israelí de Defensa, Benjamin Ben Eliezer, consideró que esta decisión fue un error. "No hubiera convenido que hubiese ido. De todas formas él estará allá, aun cuando no esté presente físicamente, ƑQué vamos a ganar con esto? La decisión provocará una escalada del terrorismo", dijo Ben Eliezer.

A pocas horas de la inauguración de la cumbre en Beirut, la delegación palestina abandonó la sala en una ruidosa protesta porque el presidente libanés, Emile Lahoud, se negaba a anunciar la transmisión en directo del discurso de Arafat. La delegación palestina se quejó de que Lahoud "ignoró" a su jefe, Farouk Kaddoumi, y dijo que se había acordado que el discurso de Arafat seguiría inmediatamente al mensaje de inauguración pronunciado por el presidente libanés.

Tras larga demora, Lahoud volvió a abrir las sesiones diciendo que hubo un "mal entendido" en torno al discurso de Arafat, pues se había acordado con la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que "el discurso debía ser grabado y luego transmitido a la cumbre, pues una transmisión en directo le abría a Israel la posibilidad de interferirlo".

"Esta es una cumbre árabe, no una cumbre de Líbano" protestó Kaddoumi, quien afirmó que la delegación estaba esperando órdenes de Arafat para saber si debían seguir en Líbano o volver a Palestina.

El jefe de la delegación de los Emiratos Arabes Unidos, Abdullah Ben Zaid Al Nayahan, comentó que "la cumbre se dirige al caos total", no sólo por la disputa, sino por la inasistencia de tantos líderes árabes en este encuentro, que debió ser histórico.

Más tarde, el primer ministro libanés, Rafic Hariri, anunció que la delegación palestina "volverá a participar en la cumbre este jueves", luego de largas negociaciones con los palestinos en las que se acordó que la alocución de Arafat será transmitida en directo, el mismo jueves, por el canal noticioso qatarí Al Jazeera.

"Volveremos a la cumbre y Hariri nos acompañará en la sala de la cumbre. El discurso del presidente Arafat será difundido y constituirá el documento de la cumbre", señaló el ministro palestino de Cooperación Internacional, Nabil Shaath.

Por otro lado, el príncipe heredero saudita Abdullah anunció el plan de paz de su país y dijo que la iniciativa debe basarse en "relaciones normales y seguridad para Israel a cambio de la retirada total de todos los territorios ocupados, el reconocimiento de un Estado palestino independiente con Jerusalén Oriental como su capital y el regreso de los refugiados palestinos de la diáspora a dichas tierras.

Abdullah instó al mundo a apoyar "esta noble propuesta humanitaria que busca la eliminación del peligro de guerras destructivas y el establecimiento de la paz para todos los habitantes de la región, sin excepción".

Sin embargo, la comisión elegida para redactar la iniciativa de paz no logró concluir este miércoles el apartado sobre los refugiados palestinos, y explicó que será sometida a la consideración de los jefes de Estado antes de llegarse a su redacción definitiva pues persistían "divergencias". La comisión redactora está integrada por Arabia Saudita, la ANP, Siria, Líbano, Jordania, Egipto y Marruecos.

El presidente sirio, Bashar Al Assad, sin embargo, manifestó su rechazo a las declaraciones del monarca saudita, que fueron inmediatamente aplaudidas por Washington y la ANP, y llamó a los estados árabes a respaldar la rebelión palestina cortando sus lazos con Israel. "Para nosotros no hay claras garantías para recuperar completamente la tierra de las fronteras anteriores a la guerra de 1967. No perdamos nuestro tiempo negociando una promesa de Israel".

Sharon, por su parte, rechazó tácitamente la propuesta de paz saudita en declaraciones al diario Yedioth Aharonot, al afirmar que el regresar a las fronteras de 1967 "destruiría" a Israel.

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