Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 28 de marzo de 2002
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Economía

Alejandro Nadal

Armas nucleares: disuasión ofensiva

El telón de fondo de buena parte de la política exterior mexicana es la doctrina nuclear estadunidense. Recientemente la administración Bush ha redefinido su teoría sobre el uso de armas nucleares. En lugar de mantener miles de armas nucleares apuntando fijamente a un enemigo en la ex Unión Soviética, Estados Unidos estaría ahora dispuesto a utilizar armas nucleares en ataques preventivos o para disuadir a otros países, si amenazan con usar armas químicas y biológicas.

Esta nueva doctrina se encuentra plasmada en la Nuclear Posture Review (NPR), y algunas partes pueden ser consultadas en www.Globalsecurity.org. Se relaciona con la identificación del "eje del mal" en el que Bush y su principal asesora de seguridad nacional, Condoleeza Rice, incluyen a Irán, Irak, Corea del Norte, Libia y Siria. La revisión de la postura nuclear incluye la posibilidad de un despliegue y uso de armas nucleares en caso de una confrontación con China sobre el estatus de Taiwán.

Esta nueva doctrina se define en el marco de las pláticas con Rusia para reducir los arsenales nucleares estratégicos. El acuerdo, que está siendo negociado para su firma en mayo entre Bush y Putin, prevé que las cargas nucleares retiradas de sus vehículos de lanzamiento no serán destruidas. De este modo, el total de cargas nucleares estratégicas desplegadas en misiles y bombardeos será de 2 mil 200, y las cargas en retiro alcanzarían las 2 mil 600. Estas podrían ser desplegadas nuevamente en cuestión de días o meses, pudiendo regresar a su estatus operativo con nuevos vehículos de lanzamiento. Esto difícilmente puede considerarse reducción de armamentos.

Para completar la aritmética nuclear hay que tomar en cuenta las cargas nucleares tácticas que suman en la actualidad 5 mil 180. Así, el total de cargas nucleares para el año 2012, al final de la década de reducciones, anunciada por Bush, será de 9 mil 980. Si se compara con el total de 10 mil 656 que cuenta el arsenal total de Estados Unidos, la reducción es realmente marginal.

La nueva doctrina, bautizada como "disuasión ofensiva", incluye la posibilidad de ataques con cargas nucleares para destruir instalaciones subterráneas reforzadas. Según la NPR existen actualmente 10 mil instalaciones subterráneas en más de 70 países, y alrededor de mil 400 pueden almacenar armas de destrucción masiva.

Estados Unidos posee, solo, una carga nuclear capaz de destruir blancos subterráneos, B61-Mod11. Pero esa bomba no puede destruir blancos reforzados a grandes profundidades. El diseño de nuevas cargas requiere reiniciar el programa de pruebas nucleares y abandonar la moratoria observada desde 1992. Este programa estaría dirigido a proseguir con la miniaturización de las cargas nucleares tácticas, y a permitir su utilización en operaciones puntuales en el teatro de batalla.

El debate sobre el uso de las armas nucleares no es nuevo. Las actas de las sesiones del comité interino designadas por Truman en mayo de 1945 para definir cómo sería usada la primera bomba atómica así lo demuestran.

El 31 de mayo de 1945 es el día más importante en la decisión sobre el uso de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki. El comité interino estaba presidido por el secretario de guerra, Henry Stimson, y entre los miembros de mayor influencia figuraban Vannevar Bush, del Massachusetts Institute of Technology, y James B. Conant, presidente de la Universidad de Harvard. Ese día había cuatro científicos invitados: Robert Oppenheimer, Enrico Fermi, Arthur Compton y E. Lawrence.

Las actas de la discusión de ese día pueden consultarse ahora en www.nuclearfiles.org

El comité interino debía escoger entre tres alternativas: a) ataque sobre concentraciones militares; b) explosión de demostración frente a las autoridades japonesas con cero daños materiales; y c) ataque sobre una ciudad.

La guerra en Europa había concluido el 8 de mayo, y el gobierno imperial de Japón buscaba los términos de una rendición. Precisamente por eso los preparativos para la primera detonación de un artefacto nuclear continuaban a todo vapor en Alamogordo. Había interés en usar la nueva bomba antes de que Japón se rindiera.

Para esas fechas ya no había concentraciones militares japonesas importantes, así que la primera opción estaba eliminada. Al iniciarse la discusión, Stimson aclaró que no podía haber un aviso a los japonesas, descartando así la segunda opción.

James Conant sugirió que la nueva bomba debía ser usada "sobre instalaciones industriales generadoras de mucho empleo y rodeadas de las viviendas de trabajadores". El secretario Stimson aceptó la sugerencia y el comité adoptó esa decisión histórica.

En el momento más álgido de la reunión, el presidente de una universidad inclinó la balanza para desatar el primer ataque nuclear sobre poblaciones civiles, causando 250 mil muertes. Eso sí es materia para reflexionar.

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