Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 23 de marzo de 2002
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El naturista, sólo receta y cobra, señala el curandero

El médico indígena prueba en sí mismo sus remedios, afirma Sabino Morales

JUAN JOSE OLIVARES ENVIADO

El Tajin, Veracruz, 22 de marzo. Sabino Morales es uno de los curanderos más respetados de la región del Totonacapan. Remedia males desde 1946, cuando se vio en la necesidad de curarse una enfermedad que el único doctor de la región no pudo aliviar.

Da sesiones desde el pasado 16 de marzo en el llamado Nicho de la Tierra, dentro del Parque Temático de la Cumbre Tajín.

Reconoce que la mayoría de la gente que ha venido a este lugar ha perdido la fe en estos métodos de curación; comenta, además, que realizar sus ceremonias en un lugar que no es el habitual lo obliga a rezar más y pedir permiso a la tierra que estará pisando por unos días: "Hicimos una ofrenda de perdón en este lugar por estar ocupándolo, por mencionar nuestras oraciones y porque mucha gente se ha venido para acá, y hay que curarlos aquí.

"Es una casa nueva, pero para hacerla se pide permiso, no a la gente que nos trajo, sino a la tierra. Si voy a ocuparla, tengo que colocar mi veladora, porque antes le dije: sabes qué, tierra, voy a estar sentado unas cinco o seis horas encima de ti; porque estoy vivo, sé que peso; perdóname, te voy a regalar unas flores, una ofrenda... ayúdame.

"Por eso se le pide perdón, y fue lo que se hizo, pero vemos gente sin conciencia que se cruza por las ofrendas, no las toma en serio."

Comenta: "Todo en la tierra tiene dueño. Sacamos todo de la madre tierra; nos da todo: alimentos, ropa, calzado, curación.

"Pedimos permiso a los duendes que viven en los cerros. Los ídolos de piedra son los que nos vigilan cuando acudimos a Dios para sanar, porque es la luz; por eso ponemos veladoras, para purificarnos."

La bendición del lugar fue oficializada, no por autoridad alguna, sino por tres etnias que se reunieron para atraer buenos augurios.

Curanderos de Papantla, junto con hombres de fe de las regiones montañosas, hicieron un llamado a las fuerzas invisibles para fortalecer la fe.

¿Será que cualquier persona puede convertirse en curandero? "Los que estamos aquí ya lo traemos de nacimiento, manejamos plantas medicinales, no porque lo hayamos estudiado en libros, sino a través de sueños. Siempre viene a nosotros la gente que los doctores no pueden curar."

Sabino continúa: "No se cura con libros, ni con aparatos, porque el aparato es el blanquillo, el huevo, porque es un niño chiquito, porque la gallina, su mamá, tiene un espíritu que vuela, por eso se usa el huevo sagrado; cuando el curandero sabe curar, tampoco puede decir que es sabio, porque esos se llaman soñadores memoriales".

Ironiza: "Yo, así como me ve, no tuve escuela, porque no la he terminado. Sí, tengo 68 años, estoy en una escuela que no he terminado; me falta mucha todavía, porque la estoy viviendo. Es el consejo de la vida, es la llamada escuela de mundo. La escuela no la he leído ni tampoco he preguntado a nadie cómo se hacen las cosas.

"A un joven de 20 años no le puedo preguntar, porque él sí me va a sacar un libro o un escrito."

Sabino no sabe leer, pero es alegre al sentirse privilegiado por poder comer y curarse de la tierra: "Es triste que una persona, aunque tenga dinero, no se pueda curar. Yo no tengo dinero, pero no me hace falta. Por eso los indígenas nos dedicamos a buscar plantas medicinales; no las compramos".

Relata cómo aprendió a ser médico: "Por medio de una enfermedad. Esto no se descubre así nomás. El médico indígena se tiene que enfermar. Yo padecí desde joven unos granos grandes en los pies, que me impedían caminar, se me pudrían. En ese tiempo, en la región sólo había venados y tigres. Papantla era municipio, Coatzintla era municipio, Poza Rica no existía. No había doctores. ¿Cómo empecé? Haciendo la lucha, buscando. He luchado para curarme con plantas".

Critica a los llamados médicos naturistas.

"El naturista dice: tómate esto pero él no se la toma; él receta, no sabe si hará efecto o no; a mí dame los billetes y se acabó; ¿no te hizo efecto?, tómate otra. Los médicos indígenas no somos así, tenemos que tomar las plantas para probar que sí sirven."

Remata: "Dios está arriba y nace para todos".

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