Viernes 22de marzo de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
CINE

Rumbo al Oscar, ¿subida del halcón negro?

n Alfredo Naime Padua

"En cuanto la primera bala te roza la cabeza, la política -y todas esas estupideces- vuelan por la ventana". Tal es uno de los parlamentos que pueden escucharse en La caída del halcón negro, film que le significa a su director Ridley Scott su segunda nominación en fila al Oscar hollywoodense (después de Gladiador) y que actualmente puede verse en Puebla capital, en las pantallas de los Cinépolis. Como mencioné hace un par de semanas, recoge la histórica incursión norteamericana de 1993 en Mogadiscio (Senegal), que según los planes estodounidenses debía durar cuando mucho una hora, pero terminó siendo una larga pesadilla de sangre, terror y muerte; la más encarnizada desde los tiempos de Vietnam. La caída del halcón negro, que adelantó su fecha de exhibición a fin de hacerse elegible para las estatuillas de cada marzo, cuenta con cuatro nominaciones: a fotografía, edición, sonido y, precisamente, dirección.
Algunos "números" en torno a este film a ratos difícil de apreciar, son los siguientes: 18 fueron los soldados norteamericanos y 1000 los somalíes que perecieron en el desencuentro; casi 15, las horas de fuego cruzado entre ellos, desde las 4 de la tarde del 3 de octubre, hasta las 6:30 de la mañana siguiente; 90, los millones de dólares que alcanzó de costo su producción; 28, el día de diciembre del año pasado en que la película fue estrenada en Los çngeles, si bien su distribución amplia y global inició hasta enero 18; 160, los soldados norteamericanos en el ataque, 12 los vehículos y 19 las aeronaves; tres, los minutos que tomó a los helicópteros llegar al centro de Mogadiscio, desde su sede operativa en la costa somalí; cinco, los meses que Jeremy Piven -que encarna al piloto Cliff "Elvis" Wolcott- estuvo en el set, para filmar lo que en pantalla quedó de cinco minutos; 34, los años que tiene su guionista Ken Nolan, y 64 los que tiene Ridley Scott (y 25, los que han transcurrido desde el debut del cineasta con la notable Los duelistas); finalmente, 21 los metros que de largo mide un Black Hawk, aparato que da nombre al film.
Todo el asunto procede de un libro de Mark Bowden llamado Black Hawk Down: a Story of Modern War, calificado de "pieza maestra del periodismo". Jerry Bruckheimer compró los derechos cuando la obra se encontraba aún en galeras. De la película resultante, Josh Hartnett (quien lleva en ella el primer crédito) opina ser "la única de mis películas que en realidad deseo que vean mis amigos, pues debemos estar más atentos a los sucesos en el resto del mundo, porque obviamente mucha gente está furiosa con nosotros". Hartnett interpreta al soldado Matt Eversmann en su primera misión de combate: un sargento de por entonces 26 años, líder de doce hombres que promediaban 19 años de edad.
Por su parte Ridley Scott, está claro, no es un desconocido ni mucho menos. Antes de su exitosa Gladiador ya había recibido encendidos elogios por films como Alien y Blade Runner, que para muchos cinéfilos y estudiantes de cine es no menos que una obra de culto. Alcanzó, además, gran reconocimiento de la crítica por Thelma & Louise (título al español: Un final inesperado), en la que Geena Davis y Susan Sarandon -sus actrices- se encontraron con uno de los principales roles en sus respectivas carreras. Y también es Scott el director de Hannibal, a la que debemos reconocer como bastante inferior a su antecedente: El silencio de los inocentes, de Jonathan Demme.
Así, más allá de lo que en los Oscares consiga La caída del halcón negro, tenemos de aquí al domingo para verla antes de la ceremonia; es decir, para tenerla presente por la vivencia que emana de la pantalla, y no por la mera referencia. Algo que hasta el momento ya hicimos con Una mente brillante y que aún no conseguimos con Gosford Park o con In the bedroom, cuyo título al español será, por cierto, Crimen imperdonable. Qué ídem...