Ojarasca 59  marzo 2002

La democracia maya

Carlos Lenkersdorf
 
 

Esta sugerente y heterodoxa visión de los mayas contemporáneos como pueblos esencialmente democráticos, tolerantes, agrícolas y antielitistas, es producto de las tres décadas que lleva Carlos Lenkersdorf con los tojolabales de Chiapas. Investigador del Centro de Estudios Mayas de la UNAM, ha escrito y transcrito testimonios, silabarios y gramáticas de la lengua tojolabal, así como estudios sociales y lingüísticos de este poco estudiado pueblo maya que se asienta en la Selva Lacandona, los valles y las montañas de Comitán, Altamirano y Las Margaritas, hasta la frontera con Guatemala en el occidente chiapaneco. Una versión ligeramente distinta de este texto aparece como introducción al ensayo Cosmovisión maya, editado por Ce-Ácatl, México, en 1999.



 

saltando
Los mayas viven. No son fósiles que sólo podemos admirar en los museos. Son contemporáneos nuestros y tienen una historia milenaria, con muchos cambios, a lo largo de los siglos y milenios. En el siglo XVI, al llegar a este continente los europeos, los mayas ya habían pasado épocas de su historia muy diferentes. En los museos se exhiben las obras impresionantes del llamado periodo clásico, que duró aproximadamente entre los años 300 y los 900. En esa época se construyeron pirámides, palacios sagrados, juegos de pelota, esculturas y estelas con inscripciones glíficas labradas en piedra. Los testimonios de aquel periodo hoy están en ruinas en el sureste de México y en los países vecinos de Belice, Guatemala y Honduras. Se trata de lugares conocidos como Palenque, Yaxilán, Tikal y muchos otros.

Fue un periodo caracterizado por una estratificación muy marcada, en cuya cúspide se encontraban una élite reinante y los sacerdotes. Algunas excavaciones arqueológicas han mostrado que alrededor de los sitios conocidos el pueblo había vivido en casas modestas, no construidas con piedras, parecidas a las casas de los pueblos mayas de hoy.

El periodo clásico terminó, causando muchos problemas a los investigadores mayistas. Se habló de un colapso de la cultura maya y se abrieron preguntas sobre las causas del derrumbe. Para enfocar bien el problema hay que afirmar que, al terminar el clásico, se terminó la estructura social elitista. Ya no se construyeron edificios suntuosos. Los mayas, sin embargo, continuaron, y estaban presentes al llegar los europeos, siglos más tarde. Como siguen presentes hoy día.

Los mayas del postclásico en efecto abandonaron los lugares conocidos, ahora en ruinas. Obviamente, se habían cansado de las élites y ya no escribían en piedra porque descubrieron el papel de un árbol que en tojolabal se llama ju'un te', "árbol de papel", conocido en México como amate, palabra de origen nahua que significa lo mismo y tuvo idéntica función entre los nahuas prehispánicos. El abandono de la escritura en piedra fue la opción más razonable. Nadie escribe en piedra si tiene papel a su disposición. Los contados códices que sobrevivieron el celo destructor de los conquistadores marciales y espirituales, y la quema de libros considerados idólatras, son testimonio de que el arte de escribir no se perdió al terminar el periodo clásico.

Ahora bien, el abandono de los edificios suntuosos, combinado con un rechazo a las élites, lo seguimos encontrando en el presente. Hasta los tiempos del presidente Lázaro Cárdenas todos los mayas-tojolabales vivían acasillados en las fincas. Con el cardenismo se fundaron los primeros ejidos. Se les dotaron tierras nacionales, o recibieron las tierras de las fincas. En algunos casos se incluyó el casco de la finca con la casa grande. Los nuevos ejidatarios jamás ocuparon, ni ocupan hasta la fecha, la casa grande como vivienda. A veces la usan para fines ejidales, salones de clases o cosas por el estilo. En otros casos el complejo de edificios de la finca queda abandonado.

El rechazo a la vida en las fincas, la explotación y el desprecio sufridos, es motivo suficiente para no ocupar los edificios, por sólidos, amplios y suntuosos que sean. Esta clase de casas representa un tipo de sociedad distinta, hasta las raíces, de la vida maya-tojolabal. El uso de la casa grande como vivienda simplemente no se da. Habitarlas implicaría identificarse con los moradores anteriores, los explotadores. Esta actitud ofrece una explicación del abandono de las ciudades al terminar el periodo clásico.

En resumidas cuentas, los mayas no son elitistas y tampoco quieren vivir en las casas de las élites. Hasta hoy. No son ni quieren ser élite. En su gran mayoría son agricultores, si tienen tierra para labrarla (asunto que en Guatemala es a menudo problemático: muchos mayas guatemaltecos no tienen tierras, y deben dedicarse a la artesanía textil u otros oficios y profesiones).

La cultura maya actual se edifica sobre una cultura milenaria cuya particularidad se manifestó a la llegada de los europeos. La conquista de la región maya se distinguió notablemente de la del centro de México. Como ejemplo, veamos la caída de la monarquía azteca; al derrumbarse, cayó todo el imperio, en pocos años. Entre los mayas no había imperio, y por eso no hubo ninguna caída espectacular. Los mayas vivían en una serie de pequeños Estados que los españoles tuvieron que conquistar uno por uno. A menudo, al caer uno, se levantaba otro que los conquistadores ya creían sometido.

Desde la llegada de los europeos, no ha habido un solo siglo sin levantamientos mayas. La "guerra de castas", llamada así por los no mayas, duró unos cincuenta años en el siglo XIX. Al terminar el siglo pasado, el primero de enero de 1994 se da otro memorable levantamiento maya, cuya problemática no se ha resuelto.

Si miramos el mapa de la región maya, observamos que hasta la fecha no hay ciudad alguna en su interior: todas están en la periferia. Dicho de otro modo, aquí notamos una primera señal de la cultura maya. Se trata de pueblos comprometidos con la libertad, que no se someten. Así abandonaron a las élites mayas a fines del primer milenio, y en repetidas ocasiones se rebelaron y rebelan contra otras autoridades, opuestas a la cultura de libertad a ellos ligada. Estudiando la cosmovisión de los mayas, encontramos la particularidad de su cultura, marcadamente política y democrática.

Los mayas del presente habitan, más o menos, las mismas regiones del pasado: el sureste de México, Belice, Guatemala, Honduras y tal vez El Salvador. En total, unos treinta pueblos o naciones con idiomas relacionados pero diferenciados que se derivan de un tronco común, llamado protomaya, que no se habla ya pero fue reconstruido en parte por los lingüistas. En total, se estima (Metzler Lexikon Sprache, Helmut Glück ed, 1993), que existen cuatro y medio millones de hablantes de lenguas mayas.
 
 
 
 

Niñas saltando la cuerda en Burning Ghat, Benares, India, 1995

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