ANDANZAS
Emotivo homenaje
Colombia Moya
CON
UNA GALA de ballet interpretada por la Compañía Nacional
de Danza, el martes 26 de febrero se rindió un homenaje a Felipe
Segura, personaje indispensable en la historia del ballet clásico
en México. Su labor como bailarín data de los inicios de
este género en el país, ya que actuó con la primera
compañía mexicana que desarrolló la danza clásica,
con las hermanas Campobello en los años 30 y 40, el Ballet de la
Ciudad de México, así como con Antón Dolín
y Alicia Markova cuando fueron invitados por dicha agrupación a
presentar algunas temporadas en conjunto como estrellas de obras del repertorio
internacional y tradicional del ballet, como Las sílfides.
Felipe Segura es conocido y bien querido por casi todos los que hemos desfilado
por las trincheras de la danza mexicana y los salones donde impartían
sus invaluables conocimientos la maestra madame Dambré, Sergio
Unger y Fedor Lensky, artífices de conocidos bailarines de ballet
mexicanos, como Lupe Serrano, Lara Urdapilleta, César Bordes, Anita
Cardús, Gloria Contreras y su hermana Margarita, Jorge Cano y tantos
otros cuyos nombres por el momento se me escapan.
SUS VIVENCIAS Y participación con artístas
y compañías extranjeras de prestigio lo prepararon como regisseur
y repositor de los ballets clásicos del repertorio del ballet como
El lago de los cisnes, Giselle, El cascanueces, Coppelia, etcétera,
mismos que fueron la columna vertebral del Ballet Concierto de México,
luego de haber participado en el ballet de Nelsy Dambré tiempo atrás.
Su lucha por el Ballet Concierto de México fue memorable junto a
todos los elementos que en ello participaron, en una época en que
la danza moderna mexicana vivía sus años dorados, tiempos
en que reverdecía notablemente el nacionalismo fomentado por la
Revolución mexicana, iniciado por las Campobello, el muralismo y
los artístas, pintores y escritores como José Clemente Orozco
y Martín Luis Guzmán, retomado posteriormente por Waldeen,
Ana Sokolow, Miguel Covarrubias y todos los bailarines y coreógrafos
que en los años 40 y 50 florecieron en aquella famosa época
de oro de la danza mexicana.
A LA UNION del Ballet Concierto de México con el
Ballet de Cámara encabezado por Nellie Happey, la danza clásica
retoma la delantera, se fortalece e institucionaliza al recibir de manos
de Ana Mérida el presupuesto del disuelto Ballet Contemporáneo
de Bellas Artes ya en los años 60, convirtiéndose en lo que
hoy se conoce como la Compañía Nacional de Danza; Felipe
Segura, indiscutiblemente, es piedra nodal de su historia.
SUS APORTACIONES A la danza clásica en México
son definitivas e invaluables, y su nombre y presencia siempre han figurado
en todos los eventos y proyectos donde había que estar en nombre
de la danza y el ballet en este país; así, su rostro familiar
y querido también estaba presente en películas mexicanas,
espectáculos y programas de televisión donde del mismo modo,
Tomás Seijas, Telésforo Acosta, Edmundo Mendoza, Fidel González,
Francisco Araiza y hasta Leoncito Escobar, sin faltar el inolvidable Ricardo
Luna, Cora Flores y Dévora Velázquez, entre muchos más,
ahí estaban; cuántos recuerdos.
FINALMENTE FELIPE SEGURA, instalado en el Cenidi Danza
desde su fundación hace un par de décadas, aportó
importantes trabajos como investigador, ya que su memoria guarda casi toda
la vida de la danza en México, pues conoce a todo el mundo y casi
todos, aun los jóvenes, deben referirse a sus libros para conocer
el pasado del ballet en México.
ASI PUES, LUEGO de presentar la CND, en el Teatro de la
Danza, diversos fragmentos de ballets como el Pas Deux del Lago
de los Cisnes y obras de Alberto León, Carlos López Magallón
y Agripina Vagánova, interpretados por Laura Morelos, Raúl
Fernández, Slauka Ladewig y otros bailarines y bailarinas, el querido
maestro Felipe Segura recibió de manos de Jaime Vázquez,
director de Asuntos Académicos del Conaculta, la merecida medalla
al mérito por su labor de investigador, en presencia de sus compañeros
emocionados, investigadores del Cenidi Danza, y un público que también
sumamente emocionado aplaudía con entusiasmo las palabras del propio
Felipe Segura y su gentil presencia en el escenario de tan memorable teatro.
De pronto, de entre el público surgió emocionada la maestra
de kínder del homenajeado que, entre lágrimas y felicitaciones,
celebraba con toda la audiencia tan hermoso homenaje, que finalmente concluyó
con un cordial convivio y cocteles en el lobby del teatro compuesto
por el fabuloso mundo de la danza.