Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 3 de marzo de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  La Jornada de Oriente
  Correo Electrónico
  Busquedas
  >

Cultura

Eduardo Galeano

Las avispas

Gran señor era Gútapa. Él se pasaba la vida dormitando, hamaqueando, mientras su mujer, que ni nombre tenía, le rascaba la cabeza, le espantaba los mosquitos y le daba de comer en la boca. De vez en cuando, Gútapa se levantaba y le propinaba una buena paliza, para cuidarle la conducta y mantenerse en forma.

Cuando la mujer huyó, harta de vivir sin vivir, Gútapa se lanzó a buscarla por los barrancos del río Amazonas. Armado con un palo, aporreaba cualquier posible escondite de la fugitiva; y en eso estaba cuando pegó con alma y vida un garrotazo en un recoveco donde había un nido de avispas.

Las avispas se vengaron. Acribillado de la cabeza a los pies, aullando de dolor, Gútapa consiguió regresar, a duras penas, a su hamaca. Y ya no pudo levantarse.

Pasaron seis, siete lunas. Gútapa seguía inmóvil, ardiente de fiebre, llorando de rabia; pero ya no tenía el cuerpo hinchado. La hinchazón estaba toda en una rodilla. El globo inflado de la rodilla era transparente, y Gútapa veía que adentro iban creciendo unos hombres y mujeres minúsculos: ellos tallaban flechas de cerbatanas y ellas tejían canastas y collares.

A la novena luna, la rodilla reventó y los indios tikunas salieron al mundo. Los recién llegados fueron recibidos por la algarabía del loro ala azul y el loro guayabero y el loro uvero y otros comentaristas.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año