La nación sudamericana, conejillo
de Indias del sistema financiero internacional
Recomienda economista de EU que extranjeros asuman
el control de "áreas críticas" en Argentina
"Alguien tiene que manejar el país con mano firme",
afirma Rudiger Dornbusch, del MIT
STELLA CALLONI CORRESPONSAL/I
Buenos Aires, 2 de marzo. Si existía alguna
duda sobre la afirmación sostenida de varios sectores en el sentido
de que Argentina es el "conejillo de Indias" del sistema financiero internacional,
hoy se dio a conocer que el pasado 28 de febrero el economista estadunidense
Rudiger Dornbusch habló de la po-sibilidad de que un equipo extranjero
asu-ma el control de las "áreas críticas" en este país
en materia económica.
"Alguien tiene que manejar el país con mano firme",
sostiene el profesor del estadunidense Masachusetts Institute of Technology
(MIT) y hombre clave para los avorazados financistas del sistema.
Aunque estima que una "dictadura no sería creíble
ni deseable", alude a la necesidad de mano firme, una "intromisión
profunda" de equipos extranjeros, como condición para que el Fondo
Monetario Internacional (FMI) entregue dinero a Argentina.
Una
virtual invasión en suma, lo que abona las tesis locales sobre una
maniobra pulcramente preparada, prácticamente des-de que José
Alfredo Martínez de Hoz, mi-nistro de la dictadura militar (1976-1983),
habló de su gran giro para devastar el Estado mientras los militares
mataban a diestra y siniestra para contener toda posible resistencia al
modelo económico.
En 1982, casi al final de la dictadura, el ex ministro
de Economía Domingo Cavallo, entonces funcionario del Banco Central,
dio jaque mate al estatizar la deuda privada.
Y luego desde 1991 no dejó empresa pú-blica
con cabeza, en un largo y accidentado periplo que tenía que terminar
con su regreso increíble en 2001 de la mano de aquellos políticos
que había descalificado y contra los que había conspirado
profusamente.
Al final, y mientras entretenía con planes alocados
a la desesperada población, entre marzo y diciembre de 2001 Cavallo
dejó sa-lir del país unos 26 mil millones de dólares.
Los luchadores contra el modelo siempre dijeron que Cavallo
volvió para concretar el viejo plan y quebrar al país, abriendo
las puertas a lo que Dornbusch llama la intromisión "profunda" y
necesaria.
La propuesta "Argentina: un plan de rescate que funcione",
hecha por Dornbusch y Ricardo Caballero, es desmenuzada por Ju-lio Nudler
y Maximiliano Montenegro en la edición de hoy del diario Página/12.
"La verdad es que Argentina está quebrada económica,
política y socialmente", dicen los economistas del MIT, y para aclarar
cuánto es así añaden que el caso de este país
no se asemeja al de otros con problemas de liquidez, como México,
Corea y Brasil, sino que la situación se asemeja más a la
"Europa de los años 20", que, advierte Montenegro, culminó
en el nazismo.
Dornbusch, asesor de los halcones financieros internacionales,
no se va por las ra-mas: "Los argentinos deben entender que sin una asistencia
masiva e intromisión ex-terna no pueden salir de este desastre".
La otra advertencia también es clara: "El resto
del mundo debe proveer de apoyo fi-nanciero a Argentina, pero lo debe hacer
condicionado a la aceptación por parte de Argentina de reformas
radicales y de que manos extranjeras asuman el control y su-pervisión
del gasto público, la impresión de dinero y la administración
tributaria".
Si alguien no entendía por qué se mantuvo
la convertibilidad que desde 1991 asfixió al país, o por
qué el FMI consintió en la ma-yor corrupción de la
historia nacional durante el gobierno de Carlos Menem, o las argucias de
Cavallo o el papel cómplice de algunos medios de prensa que vendían
espejitos mientras se transformaba a una sociedad avanzada en un arrabal
de pobreza y retroceso cultural, ahora todo parece claro.
Sin industrias, ni fábricas, ni empresas no existen
trabajadores organizados, y sin todo eso, agregado al desmantelamiento
general de la clase media, que también retrocedió acorralada,
parecía completarse el plan de la dictadura. Como lo señalaron
sociólogos locales, el desempleo fue usado como un perverso disciplinador
social y el corralito acorraló lo poco que quedaba en pie.
Nudler titula su columna en Página /12 "Invádeme
ya, condenado Rudi", y señala que también es posible entender
las campañas de todo tipo que se entrecruzan en torno al problema
financiero argentino como una acción de guerra de baja intensidad
detrás de la cual asoma su nariz el fascismo.
La invasión, o "intromisión profunda", son
estrategias que nada tienen que envidiar al esquema del Plan Colombia en
lo militar.
Nudler sostiene en parte de su columna: "A las incógnitas
que esconde el futuro argentino se agrega ahora una nueva hipótesis
de conflicto: el peligro de sufrir la invasión de una fuerza multinacional
que se instale en el país para controlar con mano dura la emisión
de dinero, el gasto público y la recaudación de impuestos.
Los ocupantes lubricarían su ingreso por las fronteras ofreciendo
a los intervenidos el esperado paquete de ayuda del FMI".
Agrega que dicha "fuerza multinacional" se encargaría
de implantar aquí el capitalismo popular de mercado, con una masiva
privatización de lo poquísimo que queda, es decir, puertos
y aduanas, y llevaría a cabo la desregulación general fiscalizada
por un agente extranjero, entre otras cosas.
"El FMI y otras instituciones financieras internacionales
decidirían entonces cuáles bancos merecerán sobrevivir",
añade.
Recientemente comentamos en este periódico lo que
se rumora en sectores de derecha sobre "la oferta" que se le habría
hecho al presidente Eduardo Duhalde de traer fondos de regreso al país
que permitirían levantar el corralito, a cambio de que algunos
grandes bancos se tragaran a los pequeños.
Y la propuesta de que agentes externos asuman el control
de la economía argentina ocurre justo cuando el FMI ha logrado que
se apruebe aquí un presupuesto 2002 altamente recesivo, destinado
a inflamar la ya incontrolable conflictividad social.