Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 3 de marzo de 2002
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Mundo

Es el segundo intento en la historia de adherir el país al organismo mundial

Hoy vota el pueblo suizo si se une a la ONU

Cerca de 5 millones de ciudadanos irán a las urnas para decidir si siguen siendo neutrales o no

KYRA NUÑEZ CORRESPPONSAL

Ginebra, 2 de marzo. El pueblo suizo afronta, en medio de una gran polémica, el reto de sufragar este domingo 3 de marzo sobre su adhesión a la Organización de Naciones Unidas (ONU); un resultado favorable hará del pequeño país de 8 millones de habitantes, reconocido por su añejo concepto de la neutralidad, el primero en ingresar al organismo en este nuevo milenio, y con ello dará la anhelada universalidad práctica a la organización, con 190 Estados en su seno.

En la recta final de la primera prueba del milenio para la credibilidad de la ONU -recientemente a la baja por el escándalo de abuso sexual de niños en Africa por funcionarios del organismo-, los suizos dejarán saber por medio del sufragio su opinión sobre el órgano, el cual, por el alcance de sus contribuciones financieras anuales -unos 43 millones de dólares- se coloca en el lugar 14 en la lista del presupuesto.

Prueba igualmente sensible para el gobierno de la Confederación Helvética, que tuvo el mayor de los fracasos en 1986, cuando hizo el primer intento de ingreso a la ONU vía el electorado suizo; la respuesta por mayoría doble del pueblo y los cantones fue no. En la historia es el segundo, ya que en 1948, al término de la Segunda Guerra Mundial, debió quedarse fuera en la transformación de la Liga de las Naciones -donde ingresó, forzado, en 1920, por apenas un voto de más.

Temas del debate siguen siendo el principio de la neutralidad, del aislamiento diplomático, de los costos de ser partenario completo en la organización, pero para el Consejo Federal -gobierno de la Confederación Helvética- "no hay ningún argumento válido para rechazar el ingreso de Suiza a la ONU", confió a La Jornada el canciller Joseph Deiss, y advierte que, por el contrario, la no adhesión "aislará a Suiza de la escena internacional".

Sobre el debate de la neutralidad, Adolf Ogi, otro consejero, explica que "es impracticable el ejercicio de la neutralidad activa fuera del terreno mismo de la ONU; es dentro donde podemos asegurarla". Y aunque los consejeros federales dicen y repiten que "neutralidad y membresía no son incompatibles", la mayoría pensó lo contrario hace 16 años.

Los defensores del sí argumentan que el no irá en detrimento de la imagen de Suiza en la escena internacional, y también contra la economía nacional, dado que no podrá asegurarse el mantenimiento de las organizaciones mundiales -no menos de 19 en Ginebra- ni atraer a las de reciente creación -ya se les fueron cuando menos dos-, ni de organismos no gubernamentales -más de 170-, además de las representaciones diplomáticas de 148 estados ante la oficina de la ONU en Ginebra.

En Suiza, la adhesión a la ONU no es decisión del gobierno, porque el federalismo, base de la democracia del país, da la última palabra a la ciudadanía.

Así, cerca de 5 millones de ciudadanos deberán acercarse a las urnas este domingo 3 de marzo y sufragar. Un tercio del padrón electoral aparentemente ya lo ha hecho, vía postal o directamente, como fue el caso del cantón de Vaud, el pasado jueves 28 de febrero, lo que hace suponer que "en esta ocasión el abstencionismo será vencido".

La más dura y nutrida de las campañas por el no la compone la coalición de asociaciones y partidos de derecha, bajo el liderato de Christopher Blocher; su defensa mayor es la neutralidad suiza y aduce que la Carta de Naciones Unidas comprometería al país a romper relaciones diplomáticas con naciones seleccionadas por las grandes potencias, participar en embargos económicos, e incluso integrar fuerzas en los conflictos armados que se deciden entre la ONU y un selecto grupo de estados, pues así lo estipula el artículo 43. "Nadie quiere enviar a sus hijos a hacer una guerra que no nos corresponde", argumenta.

Los del sí alegan que "la ONU es la organización legítima en la escena internacional, hecho que ni Estados Unidos puede ignorar", según John Dupraz, consejero nacional del PRD y vicepresidente de la asociación campesina.

Si no se convierte en miembro a cuerpo completo, Suiza no puede, por ejemplo, tomar asiento en la cúpula del Consejo de Seguridad, decidir o sugerir acciones políticas, según François Nordmann, embajador de Suiza ante la ONU en Ginebra.

A ello, los suizos de la Unión Demócrata Cristiana responden: "el derecho de veto de las grandes potencias a la ONU es una acción antidemocrática y totalitaria, completamente opuesta al espíritu de la neutralidad suiza". Los opositores, utilizando los mismos argumentos que en 1986, insisten en que la ONU es una organización ineficaz y costosa, alineada a las grandes potencias y bajo la hegemonía de Estados Unidos, a quien sirven de timbre para legitimizar los actos de guerra.

Nada más expresivo del sentimiento contra la ONU que el de cientos de integrantes del comité vaudoise que se opone a la adhesión: "Ƒingreso a qué? A la política de cerrar los ojos y abrir la boca en favor de las superpotencias".

Voces del sí, las de Ruth Dreyfus, quien fuera primera presidenta suiza, y la de Christine Brunner, consejera estatal o presidenta de la PSS: "siendo la ONU lugar de discusión de las reglas de la globalización, Suiza debe tomar su lugar en el debate".

El costo del ingreso, según Nordmann, no será más de 50 millones de dólares adicionales a los 43 millones que se desembolsan anualmente y que, sin embargo, no permiten, por ejemplo, participar en elecciones en el seno de los diversos órganos de la ONU.

El organismo mundial requiere la adhesión de Suiza no por el número, 190, sino porque se lograría la universalidad, que según su secretario general, Kofi Annan, representa "la legitimidad que le es necesaria para realizar programas que afectan los intereses de la humanidad, del tema de la protección medioambiental al del desarrollo económico, de la seguridad mundial a la protección económica.

"El Consejo Federal espera los resultados con impaciencia, no puede negarse", declaró el portavoz de la misión suiza en Ginebra, Daniel Haener. "Aun si las primeras encuestas de opinión favorecen el sí, nada es seguro, sino hasta saber los resultados". Con un federalismo que requiere resultados de mayoría doble de votos (sobre un padrón de 4 millones 715 mil electores) y mayoría doble de cantones (12 de los 23 enteros -en la Confederación hay tres medio cantones) los resultados de mañana no pueden predecirse.

Sobre la posibilidad de que la respuesta del pueblo sea favorable, pero no la de los cantones, Haener explicó que "ojalá no sea así", porque "abriría un debate sobre el federalismo".

Para Annan, "la adhesión de Suiza será el mejor de los regalos, porque es ejemplo de los valores que representa la ONU".

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