Desplazados, sin garantías para regresar
a sus comunidades
Siguen patrullajes militares en Ocosingo, afirma la
Comisión Civil Internacional
La Comisión Civil Internacional de Observación
por los Derechos Humanos concluyó su trabajo en la zona de conflicto,
donde encontró que los patrullajes militares continúan en
Ocosingo, a pesar de que la presencia de las fuerzas federales es menor
en algunas regiones, y que aún persiste el fenómeno de los
desplazados de guerra. La organización agradeció al gobierno
de Chiapas por las facilidades y la disponibilidad para la realización
de los trabajos de sus delegados.
El resultado de la visita de los extranjeros a suelo chiapaneco
fueron ocho observaciones. De ellas, la más sobresaliente se refiere
a que "hemos podido constatar una presencia menor del Ejército federal
en algunas zonas. Hemos recibido informaciones de que en otras siguen los
patrullajes, especialmente en el municipio de Ocosingo y en la zona fronteriza
con Guatemala. Los sobrevuelos de helicópteros siguen sembrando
zozobra en las comunidades. Los retenes intermitentes impiden el libre
tránsito de los pobladores en los lugares donde permanecen los cuarteles
militares. La población se queja de la contaminación en ríos
y predios aledaños".
El problema de los desplazados
Otra denuncia del grupo de observadores se refiere a que
las comunidades de la región de los Altos de Chiapas consideran
que no existen garantías suficientes para el retorno a sus lugares
de origen, y los recortes de ayuda humanitaria hacia los desplazados son
percibidos como un factor de presión para un retorno en condiciones
riesgosas.
También, en la zona norte de los Altos, numerosas
familias permanecen desplazadas, las cuales no solamente han carecido de
acceso a la justicia y de indemnizaciones, sino que se ven afectadas por
la situación de impunidad imperante en la zona.
Otro de los descubrimientos fue que el grupo de observadores
atestiguó que sí existen presos de opinión (conciencia)
en distintos penales de Chiapas: "Algunos de los reclusos manifestaron
que la confesión de delitos les fue arrancada bajo tortura".
Las comunidades hicieron énfasis en el deterioro
de sus condiciones de vida, en lo económico y en lo social, y los
programas de desarrollo, enfocados a la lucha contra la pobreza, "son valorados
como discriminatorios".