Las demandas de los indígenas no plantean
la posibilidad de secesión, dice el filósofo
Crisis del Estado homogéneo hace factible dar
autonomía a los pueblos indios: Luis Villoro
La clase política mexicana, incapaz de entender
la causa, asegura la abogada Magdalena Gómez durante foro organizado
por La Jornada y Casa Lamm
ROBERTO GARDUÑO
El modelo de Estado homogéneo se encuentra en crisis,
y en México se plantea la necesidad de cambiarlo por uno multicultural,
"donde pueda estar la multiplicidad enorme de culturas que constituyen
este país y donde pueda reinar la multiplicidad sobre puntos de
vista y sobre la historia que constituye este país", sostuvo el
doctor Luis Villoro.
Participante
en la mesa La discusión del conflicto chiapaneco y los derechos
de los pueblos indios, a un año de la marcha por la dignidad indígena,
organizada por La Jornada y Casa Lamm, el filósofo señaló
que las demandas constitucionales de los pueblos indios nada tienen que
ver con las peticiones de asistencia de un sector vulnerable de la sociedad
mexicana:
"Estamos en un momento en el que se encuentra en crisis
un tipo de Estado, y ante la posibilidad de una nueva forma de Estado.
Lo que estamos discutiendo en este momento es una reforma a fondo. Los
dos siglos de independencia mexicana se han caracterizado por el intento
de construir una nación mediante la cultura, la educación
y la lengua, y contra esta idea de Estado ahora se presenta otra de lo
que debe ser el país. Esa idea es general, y plantea que las naciones
no son homogéneas y que en los Estados se encuentra un cúmulo
de culturas."
El historiador del indigenismo en México y América
Latina compartió la mesa con Magdalena Gómez, Luis González
Souza y Francisco López Bárcenas. Ahí, Villoro recordó
la metáfora zapatista: "Queremos un mundo donde quepan muchos mundos",
y concluyó que la demanda de autonomía de los pueblos indios
no plantea nunca la posibilidad de secesión:
"Es una demanda de los indígenas. No es sólo
como quiere verlo mucha gente. No es la demanda de un grupo vulnerable,
económicamente desprotegido, para tener mayor asistencia de los
criollos y los mestizos, quienes siempre hemos constituido el Estado. La
autonomía se puede dar, aceptando que pertenecemos a un marco legal
superior y con una colaboración entre pueblos distintos dentro de
una sola nación. Eso es lo que quieren los indígenas. Ningún
pueblo indio quiere separarse de la nación. Lo que piden es pasar
del Estado hegemónico, único, al Estado multicultural que
respeta las autonomías.
"Ese enunciado no se entendió en el Congreso de
la Unión, porque los legisladores consideraron que el tema central
fue resolver la entrega de asistencia y dejaron de lado el tema de la reforma
del Estado hegemónico a uno multicultural", señaló
Villoro.
"No puede haber autonomía si en el pueblo no hay
control sobre sus recursos. Se debe abrir la posibilidad de que el pueblo
indígena pueda utilizar sus recursos. Desde el punto de vista ideológico,
a los diputados y a los senadores que aprobaron esa ley no les entra en
la cabeza la necesidad jurídica de un Estado pluricultural, y siguen
con la idea de que todo debe ser absolutamente homogéneo, que no
puede haber diferencias de grupos, y se asustan de una realidad que se
nos está imponiendo, que es la necesidad de cambiar el modelo de
Estado a un modelo plural, cultural y múltiple."
De la superficialidad del "cambio"
Por su parte, la abogada Magdalena Gómez afirmó
que la clase política fue incapaz de entender el significado de
la causa indígena, que una vez más fue ignorada por una hegemonía
ideológica que actúa con las claves del neoliberalismo.
"Los poderes Legislativo y Ejecutivo fallaron en el reto
de entablar una nueva relación con los pueblos indígenas.
En este sentido, la crisis del diálogo y las demandas de los pueblos
indios son el termómetro que nos marca la superficialidad y gatopardismo
de lo que resultó del llamado cambio del 2 de julio de 2000.
"Está ampliamente reconocido que el alzamiento
zapatista generó en el gobierno y en los partidos una sensibilidad
diferente para fortalecer la reforma electoral y avanzar en el camino a
la democracia; sin embargo, la oferta oficial a los pueblos indios no considera
el marco elemental del principio de autonomía", manifestó.
"No es casual el incumplimiento de los acuerdos de San
Andrés, pues implican una reforma del Estado y cambios al Plan Puebla-Panamá,
que es el paradigma del actual gobierno. Durante un año hemos visto
al Ejecutivo felicitar a los legisladores por su reforma indígena,
después declara que propondrá cambios y luego dice que Chiapas
está en santa paz. El federalismo ha estado marcado por un centralismo
político nulatorio de toda soberanía y autonomía."
La abogada sentenció que la Suprema Corte de Justicia
es la última instancia del Estado a la que recurren los pueblos
indios ?para revocar la ley aprobada por los legisladores?, "y muy grave
será que de nuevo se les dé la espalda. La Corte no tiene
cercanía alguna con estos temas; sin embargo, tenemos esperanzas
en que su afán de lograr la constitucionalidad de los derechos alcance
a los pueblos indios".
Necesario, dejar atrás los engaños
A su vez, Luis González Souza expresó que
es necesario dejar atrás la subcultura de la simulación,
de las mentiras, de las apariencias y de los engaños, para sustituirla
por la búsqueda de la verdad y de la ética, que son el aporte
histórico del zapatismo.
"La marcha histórica del año pasado nos
está ayudando a desenmascarar la demagogia foxiana, que por sí
sola se cuece aparte, y el movimiento zapatista nos está ayudando
a entender que la famosa transición a la democracia del país,
tan larga, accidentada, dolorosa y querida por todos, se ha descarrilado.
El zapatismo está alertándonos de una ruta totalmente ajena
que ha tomado la política en nuestro país. Totalmente ajena
a las aportaciones, expectativas e ilusiones del famoso 2 de julio."
Al igual que el doctor Villoro, González Souza
dijo que en el México de hoy o nos damos a la tarea de construir
un Estado pluricultural y multiétnico, o tendremos un Estado difunto.