Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 3 de marzo de 2002
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Política
Las demandas de los indígenas no plantean la posibilidad de secesión, dice el filósofo

Crisis del Estado homogéneo hace factible dar autonomía a los pueblos indios: Luis Villoro

La clase política mexicana, incapaz de entender la causa, asegura la abogada Magdalena Gómez durante foro organizado por La Jornada y Casa Lamm

ROBERTO GARDUÑO

El modelo de Estado homogéneo se encuentra en crisis, y en México se plantea la necesidad de cambiarlo por uno multicultural, "donde pueda estar la multiplicidad enorme de culturas que constituyen este país y donde pueda reinar la multiplicidad sobre puntos de vista y sobre la historia que constituye este país", sostuvo el doctor Luis Villoro.

Participante en la mesa La discusión del conflicto chiapaneco y los derechos de los pueblos indios, a un año de la marcha por la dignidad indígena, organizada por La Jornada y Casa Lamm, el filósofo señaló que las demandas constitucionales de los pueblos indios nada tienen que ver con las peticiones de asistencia de un sector vulnerable de la sociedad mexicana:

"Estamos en un momento en el que se encuentra en crisis un tipo de Estado, y ante la posibilidad de una nueva forma de Estado. Lo que estamos discutiendo en este momento es una reforma a fondo. Los dos siglos de independencia mexicana se han caracterizado por el intento de construir una nación mediante la cultura, la educación y la lengua, y contra esta idea de Estado ahora se presenta otra de lo que debe ser el país. Esa idea es general, y plantea que las naciones no son homogéneas y que en los Estados se encuentra un cúmulo de culturas."

El historiador del indigenismo en México y América Latina compartió la mesa con Magdalena Gómez, Luis González Souza y Francisco López Bárcenas. Ahí, Villoro recordó la metáfora zapatista: "Queremos un mundo donde quepan muchos mundos", y concluyó que la demanda de autonomía de los pueblos indios no plantea nunca la posibilidad de secesión:

"Es una demanda de los indígenas. No es sólo como quiere verlo mucha gente. No es la demanda de un grupo vulnerable, económicamente desprotegido, para tener mayor asistencia de los criollos y los mestizos, quienes siempre hemos constituido el Estado. La autonomía se puede dar, aceptando que pertenecemos a un marco legal superior y con una colaboración entre pueblos distintos dentro de una sola nación. Eso es lo que quieren los indígenas. Ningún pueblo indio quiere separarse de la nación. Lo que piden es pasar del Estado hegemónico, único, al Estado multicultural que respeta las autonomías.

"Ese enunciado no se entendió en el Congreso de la Unión, porque los legisladores consideraron que el tema central fue resolver la entrega de asistencia y dejaron de lado el tema de la reforma del Estado hegemónico a uno multicultural", señaló Villoro.

"No puede haber autonomía si en el pueblo no hay control sobre sus recursos. Se debe abrir la posibilidad de que el pueblo indígena pueda utilizar sus recursos. Desde el punto de vista ideológico, a los diputados y a los senadores que aprobaron esa ley no les entra en la cabeza la necesidad jurídica de un Estado pluricultural, y siguen con la idea de que todo debe ser absolutamente homogéneo, que no puede haber diferencias de grupos, y se asustan de una realidad que se nos está imponiendo, que es la necesidad de cambiar el modelo de Estado a un modelo plural, cultural y múltiple."

De la superficialidad del "cambio"

Por su parte, la abogada Magdalena Gómez afirmó que la clase política fue incapaz de entender el significado de la causa indígena, que una vez más fue ignorada por una hegemonía ideológica que actúa con las claves del neoliberalismo.

"Los poderes Legislativo y Ejecutivo fallaron en el reto de entablar una nueva relación con los pueblos indígenas. En este sentido, la crisis del diálogo y las demandas de los pueblos indios son el termómetro que nos marca la superficialidad y gatopardismo de lo que resultó del llamado cambio del 2 de julio de 2000.

"Está ampliamente reconocido que el alzamiento zapatista generó en el gobierno y en los partidos una sensibilidad diferente para fortalecer la reforma electoral y avanzar en el camino a la democracia; sin embargo, la oferta oficial a los pueblos indios no considera el marco elemental del principio de autonomía", manifestó.

"No es casual el incumplimiento de los acuerdos de San Andrés, pues implican una reforma del Estado y cambios al Plan Puebla-Panamá, que es el paradigma del actual gobierno. Durante un año hemos visto al Ejecutivo felicitar a los legisladores por su reforma indígena, después declara que propondrá cambios y luego dice que Chiapas está en santa paz. El federalismo ha estado marcado por un centralismo político nulatorio de toda soberanía y autonomía."

La abogada sentenció que la Suprema Corte de Justicia es la última instancia del Estado a la que recurren los pueblos indios ?para revocar la ley aprobada por los legisladores?, "y muy grave será que de nuevo se les dé la espalda. La Corte no tiene cercanía alguna con estos temas; sin embargo, tenemos esperanzas en que su afán de lograr la constitucionalidad de los derechos alcance a los pueblos indios".

Necesario, dejar atrás los engaños

A su vez, Luis González Souza expresó que es necesario dejar atrás la subcultura de la simulación, de las mentiras, de las apariencias y de los engaños, para sustituirla por la búsqueda de la verdad y de la ética, que son el aporte histórico del zapatismo.

"La marcha histórica del año pasado nos está ayudando a desenmascarar la demagogia foxiana, que por sí sola se cuece aparte, y el movimiento zapatista nos está ayudando a entender que la famosa transición a la democracia del país, tan larga, accidentada, dolorosa y querida por todos, se ha descarrilado. El zapatismo está alertándonos de una ruta totalmente ajena que ha tomado la política en nuestro país. Totalmente ajena a las aportaciones, expectativas e ilusiones del famoso 2 de julio."

Al igual que el doctor Villoro, González Souza dijo que en el México de hoy o nos damos a la tarea de construir un Estado pluricultural y multiétnico, o tendremos un Estado difunto.

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