Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 28 de febrero de 2002
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Espectáculos
Miguel Ríos en México
 

Pilar del Río
 

rios3Pues sí, Miguel Ríos está en México cuando en su otra tierra se le celebra y se le homenajea. Ocurre que el 28 de febrero es el Día de Andalucía, es decir, es el aniversario de una fecha en que los andaluces, a través de un referéndum, eligieron un modelo de gobierno autonómico para acercarse al poder y para relacionarse mejor con las otras comunidades españolas. Fue un referéndum complicado porque entonces la administración central no estaba por la labor de ceder competencias a los distintos pueblos de España, pero los ciudadanos se empeñaron, tomaron la palabra y el voto y... ganamos. Hace 25 años de aquella jornada de lucha democrática y desde entonces cada 28 de febrero se celebra el Día de la Comunidad y se reconoce, con todos los honores, a los mejores de la tierra. Este año le ha tocado a Miguel Ríos ser el elegido. Tendría que estar en Sevilla para recibir del presidente la medalla de oro que certifica la predilección que los andaluces sienten por él. Será su hija Lua quien acuda a la noble y entrañable ceremonia, porque Miguel está otra vez en México, con los amigos de ahí, cantando con su alegría y su conciencia de viejo roquero y desempolvando los viejos sueños que el trabajo y los días a veces esconden en el fondo de las almas.

Porque cuando Miguel canta algo se pone en movimiento en las personas que le escuchan y ese algo es siempre hermoso. Quienes le hayan oído ya saben a qué me refiero. Quienes no hayan tenido esa suerte, quizá puedan disfrutarla ahora. Me agradecerán el consejo. Y si me lo permiten, les pongo como ejemplo lo que sintió el escritor José Saramago cuando lo oyó por primera vez hace ya unos años en Granada. También aquel día los conciudadanos de Miguel Ríos reconocían su trayectoria y su trabajo dándole la Medalla de Oro de Granada, que es su ciudad natal. Fue apoteósico. Cuando Miguel entró en el Ayuntamiento granadino se oyó un grito musical que decía: "A los hijos del rocanrol: bien-ve-ni-dos". Nunca jamás una institución tan seria había oído semejantes acordes, que cantados allí hasta parecían sagrados. Fue una fiesta de amor, de Granada por Miguel, de Miguel por Granada, y amor es lo que derrama en cada actuación, amor fuerte y amargo, o dulce y cercano, o simple y definitivo, pero siempre amor.

Quizá por ese amor el escritor Saramago se sintió impelido a escribir para un periódico sus emociones de aquel día. Las que pueden leer hoy, quince años después, en La Jornada. Y tengan presente que si Saramago rinde homenaje a Miguel Ríos, también lo hace a Rafael Alberti, que tardó, por la dictadura franquista, tantos años en pisar Granada y lo dijo en aquel poema memorable Nunca fui a Granada. Por eso Saramago le responde diciendo Alegría del portugués que fue a Granada. Que esa alegría se encuentre en México, entre los que decidan sumarse a esta tribu y a esta marcha. Como hace un año. Como hace una vida. La de Miguel y sus amigos, cuarenta años diciendo con música lo que queremos oír, lo que no queremos que pase, lo que esperamos, en definitiva, lo que amamos.
 
 

Periodista española

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