Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 19 de febrero de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  La Jornada de Oriente
  Correo Electrónico
  Busquedas
  >

Política

Alberto Aziz Nassif

El papel de la crítica

En un proceso de transición democrática como el que experimenta México en estos tiempos, resulta complicado ubicarse en las coordenadas del nuevo mapa político en el que se han fracturado los controles autoritarios de la crítica. El tono, el lugar, el espacio de la crítica política se han transformado de manera cualitativa y cuantitativa; los objetos y destinatarios -cualquier tipo de autoridad gubernamental y de acción pública- se han multiplicado y diversificado. La densidad de una opinión pública plural ha crecido, a pesar de que todavía quedan viejos resabios. Para decirlo en términos sencillos: hoy en política todo se discute.

En tanto crece la crítica, el espacio de los medios se llena de información y de opiniones diversas. En una sociedad que se ha abierto recientemente, los referentes son de suyo nuevos y están en construcción. La crítica al gobierno federal se ha convertido en oficio cotidiano como nunca había sucedido; los otros poderes son también objeto de fuertes descalificaciones, principalmente el Poder Legislativo; los partidos políticos ocupan espacios centrales de la crítica. Este escrutinio público se realiza al mismo tiempo que se construyen espacios públicos democráticos y resisten las viejas inercias.

Entre los diversos problemas derivados de estos cambios hay tres particularmente notorios: uno es que las novedades políticas generan una sensación de que todo está suelto y plagado de riesgos por falta de acuerdos fundamentales entre los actores y los poderes; otro consiste en una percepción de mucha fragilidad de los proyectos de cambio que se pierden ante la avalancha de resistencias, aparatos burocráticos e inercias, y que se suman a la excesiva volatilidad de las opiniones; y en tercer lugar, quizá el más relevante, está el que se refiere a las ubicaciones estratégicas de la misma crítica y del que nos ocuparemos hoy brevemente.

Una de las maneras de plantear este problema estratégico puede ser así: en una democracia incipiente y primeriza los conflictos tienden a multiplicarse y los decibeles de la crítica y del ruido suben considerablemente de nivel y se confunden. Esta situación no implica ninguna de las dos siguientes salidas fáciles: quedarse callado, porque estamos ante las consecuencias de una opción electoral democrática, a pesar de que ha generado decepciones; o apoyar, contra viento y marea, porque de lo contrario la alternancia terminará por debilitarse y regresará el viejo régimen, es decir, el peligro de la restauración, como sucedió en Chihuahua.

La crítica al gobierno de Vicente Fox es necesaria e indispensable, lo cual no significa preferir el viejo régimen. El país ha ganado espacios fundamentales de libertad y de crítica, y es un triunfo que costó muchos esfuerzos colectivos e individuales durante décadas, pero esto no implica que no veamos que hay muchas promesas del foxismo que no sólo no se han cumplido, sino que expresan retrocesos o poca claridad en cómo avanzar, por ejemplo, en política laboral se ha preferido mantener los viejos amarres antes que impulsar una reforma necesaria, o en política científica, que ha sido secuestrada por una mentalidad tecnocrática y empresarial que cada día propicia más inconformidad. Tampoco se puede perder de vista que hay un malestar creciente con los sectores empresariales, que la política económica es más de lo mismo y que la prioridad ha sido la estabilidad macroeconómica y no el crecimiento.

El Congreso de la Unión es otro de los blancos de crítica. El pluralismo ha convertido al Legislativo en factor clave del desarrollo del país y eso es positivo. Necesitamos un mejor Poder Legislativo. Una cosa es una campaña de desprestigio y otra una crítica. No se puede dejar de reconocer el estado, muchas veces, lamentable del Congreso, lo cual no implica que se quiera regresar al viejo esquema de oficina de trámites que fue el Poder Legislativo. ƑHasta cuándo terminará la táctica del francotirador que destruye cualquier proyecto de reforma legislativa?

De igual manera sucede con los partidos políticos, instituciones necesarias para un sistema político democrático, que cada día dan mayor razón para la crítica. Lo que hizo posible la alternancia, es decir, la equidad en las condiciones de la competencia (financiamiento público y acceso a los medios electrónicos) hoy se ha convertido en un problema. Existe la percepción ciudadana de que mantenemos partidos caros que son pequeñas burocracias que sólo responden y representan a sus propios intereses.

Antes era más fácil el papel de la crítica: desmontar el sistema autoritario y denunciar los abusos del poder. Hoy se trata de construir un sistema democrático, con alternancia y rendición de cuentas; con poderes fuertes, pero, al mismo tiempo, equilibrados y transparentes.

 

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año