Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 18 de febrero de 2002
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Política
ENTREVISTA

Rodrigo Borja, ex presidente de Ecuador

Pobreza y desempleo, saldo de una década de neoliberalismo en AL

Impulsado por Izquierda Democrática, Rodrigo Borja dirigió a Ecuador de 1982 a 1988. En ese periodo, aunque no pudo sustraerse de los dictados de los organismos internacionales, impulsó programas sociales que años más tarde fueron desmantelados en nombre del aperturismo.

KARINA AVILES

El ex presidente de Ecuador Rodrigo Borja afirma que las insurgencias armadas en muchos casos son resultado directo de la injusticia neoliberal. Advierte que los movimientos indios en su país y el zapatista en México han sido indispensables para la rectificación de las políticas que impone la globalización, porque el empobrecimiento ha llegado a extremos que no permiten ya mantener al mundo en paz.

Borja, quien dirigió a su nación de 1982 a 1988 impulsado por Izquierda Democrática, advierte que el planeta se ha convertido en una suerte de "propiedad privada" cuyo dueño es un pequeño sector.

El jurista estuvo en México la semana pasada para participar en el séptimo Seminario de Derecho Constitucional. En una plática con La Jornada sostiene que los organismos multilaterales de crédito han abusado de la situación de postración financiera de América Latina para imponer su cosmovisión a los países de la región por la vía de los condicionamientos crediticios. "Las recetas de esos organismos han sido terriblemente inconvenientes para Latinoamérica", asevera.

Una "tercera vía" diferente

El ex mandatario propone una "tercera vía" -pero no la de Tony Blair- para contrarrestar la desigualdad que existe en la mayoría de los países de América Latina. Para ello, vislumbra "una síntesis entre los elementos rescatables del Estado y del mercado".

No obstante su crítica al neoliberalismo y a la globalización injusta, como mandatario Rodrigo Borja no logró sustraerse de los dictados internacionales y, aunque desconfió del neoliberalismo heredado por su antecesor, León Febres Cordero, continuó con las privatizaciones y siguió las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional.

A la luz de la distancia, el ex presidente reconoce que lo que hizo en su gobierno, "con ser mucho, fue insuficiente. Esa es la verdad". Y lamentablemente, añade, administraciones posteriores "desmantelaron" los programas sociales desarrollados en su periodo, por seguir "los dictados del aperturismo, del neoliberalismo, cuya onda expansiva se dirigió como gran fuerza sobre todos nuestros países".

Lo cierto es que al concluir la administración de Borja las realizaciones liberales del manejo económico contradijeron las definiciones socialdemócratas proclamadas por su régimen y el "pago de la deuda social" quedó frustado, según algunos observadores. En Ecuador comenzó a articularse un gran movimiento indígena de relevancia nacional e importante significación po-lítica, describen los analistas.

Hoy, Borja considera que el movimiento indígena ecuatoriano "se ha fortalecido y organizado notablemente en los últimos años. Ha cobrado conciencia del estado de postración en que ha vivido y se ha puesto de pie para exigir reivindicaciones legítimas".

Entre México y Ecuador, añade, existen grandes similitudes en su idiosincrasia, en su mestizaje, en sus tradiciones precolombinas. Con este antecedente "pienso que hay muchos puntos de contacto entre la protesta zapatista y las movilizaciones indias en Ecuador; están unidas por el hilo conductor de la insurgencia contra viejas desigualdades económicas y sociales".

Por ello considera que ambos movimientos han sido indispensables y han jugado un papel de enorme trascendencia "en las tareas de rectificación de rumbos que deben darse en nuestros pueblos".

El neoliberalismo, continúa, ha profundizado la pobreza y la marginación social y económica no sólo de los indios ecuatorianos, sino de los sectores mestizos pobres, cuyas condiciones de vida han llegado a ser en extremo precarias, lo que ha provocado un éxodo masivo de ecuatorianos en búsqueda de opciones de trabajo.

Fundador del partido Izquierda Democrática y cuatro veces candidato a la presidencia de la República, Rodrigo Borja sostiene que hoy es posible mirar con objetividad el resultado de una década de sistema neoliberal: "marginación, quiebra de empresas productivas, invasión de nuestros mercados con productos extranjeros, desempleo, pobreza. Este es el balance catastrófico."

Manifiesta que el neoliberalismo y la globalización son sistemas que obedecen "a los vitales intereses económicos y comerciales de la potencia triunfadora de la guerra fría y de sus aliados. Dichos intereses son fundamentalmente la conquista de los mercados del mundo para la colocación de sus excedentes de producción, cosa que han logrado mediante el aperturismo y la disminución o desmantelamiento de la institución estatal.

"Todas estas ideas tienen sus ganadores y sus perdedores. Los primeros son, por supuesto, los países industriales, y los perdedores son las naciones del Tercer Mundo, que ven invadidos sus mercados, desmanteladas sus industrias y destruidos sus puestos de trabajo."

En el último siglo, destaca, se ha ensayado con dos grandes modelos: el del Estado megalómano, que "en su delirio de grandeza tendió a abarcar todo, a solucionar todo, a hacer todo, y dejó un saldo de incumplimientos, carencias y frustraciones". Y el de la privatización indiscriminada de los activos y bienes del sector público.

Cada uno de esos modelos tiene sus beneficiarios con nombres y apellidos. "Detrás de ellos hay una lucha por el poder. En nombre del estatismo se volvió todopoderosa una tecnoburocracia estatal que centralizó en sus manos la totalidad de los poderes políticos y económicos de la sociedad. Y detrás de la privatización hay beneficiarios del sistema que también maneja la plenitud de los poderes económicos y sociales", establece.

Por ello, para Borja el mundo es "una suerte de propiedad privada de pequeños sectores altamente ubicados en el escalafón socioeconómico". Y advierte que ante el empobrecimiento general no podrá haber "un mundo de paz". Todos los días, en muchas partes, vemos protestas y movilizaciones, incluso las de insurgencias armadas. "Este es el resultado directo de la injusticia económica imperante", destaca.

El ex presidente mira en el futuro un orden internacional de naturaleza tripolar integrado por Estados Unidos, Europa y algunos países asiáticos. Pese a ello, considera que "siempre existe la posibilidad" de formar sistemas de economía mixta que combinen los esfuerzos de los sectores público y privado en las tareas de desarrollo de una nación.

"Tenemos que buscar una nueva vía, no exactamente la que dice Tony Blair, sino nuestra tercera vía latinoamericana: la formación dialéctica de una síntesis entre los elementos rescatables del Estado y del mercado. El gran error, en algunos casos, ha sido sustituir al mercado por el Estado y viceversa."

Rodrigo Borja manifiesta que los países latinoamericanos deben buscar su fuerza en la unidad, razón por la que no pueden cometer el mismo error de hace dos décadas de no formar el sindicato de países deudores para tratar de negociar de forma corporativa.

Por último, aunque califica de "peligroso" el actual orden político y económico "unipolar" con Estados Unidos a la cabeza, establece que la unidad de los países latinoamericanos países no la ha roto el imperio. 

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