Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 14 de febrero de 2002
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Política

Martí Batres Guadarrama

ƑA quién sirve la política exterior foxista?

La reciente reunión del gobierno foxista con los disidentes cubanos no es en sí negativa o positiva. Tampoco es una innovación o ruptura. Los dos últimos regímenes priístas ya ha-bían realizado encuentros similares, también ampliamente cuestionados, que iniciaron el viraje de la política exterior hacia Cuba. El problema de dichas reuniones reside en el contexto general, también en el objetivo buscado y en la utilidad de su resultado.

Encuentros como este último no han derivado de una exigencia de los mexicanos. Particularmente la reunión de Vicente Fox y la disidencia cubana no estaba siquiera entre los propósitos del viaje para el cual el Presidente pidió permiso al Congreso de la Unión. En otras palabras, fue una reunión a hurtadillas, vergonzante y no autorizada. No a propuesta de las fuerzas políticas; al contrario, legisladores de todas las fracciones parlamentarias -incluidos algunos del PAN, como el senador Javier Corral- rechazaron su utilidad para los intereses nacionales de México. Los que sí recibieron con regocijo la noticia fueron los legisladores de Estados Unidos, acompañados, por cierto, de algunos jerarcas panistas.

Y es que en realidad el viaje del presidente Fox a Cuba fue para estrechar vínculos... pero con Estados Unidos y para tomar distancia del gobierno cubano. El mensaje fue claro. El gobierno foxista interviene ahí donde interesa al de Estados Unidos que intervenga.

ƑPor qué no se reunió Vicente Fox con los disidentes chinos cuando viajó a aquel país? Porque una reunión de esa naturaleza no está en el interés de Estados Unidos. La matanza de Tiananmen está muy cerca históricamente, pero China tiene otro tipo de relación con los estadunidenses y una línea económica receptiva a las grandes tendencias de la liberalización económica mundial. Luego entonces, al gobierno mexicano el tema de las libertades, la democracia y los derechos humanos en China no le importa. Como tampoco le importan, por ejemplo, los asesinatos de disidentes políticos en Brasil.

Vicente Fox va a Cuba y opina que la pena de muerte debe ser abolida en ese país, pero se le ha olvidado mandar iniciativa al Congreso de la Unión para derogar la pena de muerte establecida en la propia Constitución de los Estados Unidos Mexicanos. ƑY la pena de muerte en Estados Unidos, de la que son víctimas numerosos mexicanos por cierto, en eso no hay opinión del gobierno mexicano?

Todavía recordamos el inflamado discurso "revolucionario" del actual embajador de México en Cuba durante una reunión del consejo nacional del PRD, en el que argumentaba la necesidad de defender a ese hermano país del grave peligro que le representaba la administración Bush, razón por la cual, decía, había que aceptar el cargo de embajador para evitar que lo ocupara la derecha y así poder representar "no al gobierno de Fox, sino al Estado mexicano".

Sin embargo, la realidad pone a cada quien en su lugar. Y así como Carlos Salinas invitó a ex militantes de izquierda a operar los amortiguadores sociales de su feroz política económica, Vicente Fox invitó a ex miembros de izquierda a operar su política de integración a Estados Unidos y de distanciamiento de Cuba.

Los excesos estadunidenses en su "lucha contra el terrorismo" empiezan a generar la molestia incluso de las potencias europeas. Mientras tanto el gobierno mexicano se mimetiza con el discurso "antiterrorista" del vecino del norte.

Lo cierto es que ninguna política internacional progresista puede consistir en el fortalecimiento de una potencia hegemónica, pues ello conlleva más desigualdad y mayor concentración de la riqueza mundial. Lo cierto es que a los intereses de México, como Estado Nacional, no convienen ni el fortalecimiento del expansionismo estadunidense ni tampoco el debilitamiento de Cuba.

Todo cambia y las grandes oleadas de las libertades políticas recorren el planeta. Sin duda en Cuba también habrá cambios, pero la definición y el rumbo de los mismos corresponde y corresponderá única y exclusivamente a los propios cubanos.

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