Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 11 de febrero de 2002
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Sociedad y Justicia

Se fomentarían las relaciones de respeto entre padres e hijos, considera el INM

Promoverán conceptos democráticos en el nucleo familiar para inhibir la violencia

La ONU apoyará al programa con 1.5 millones de dólares; en marcha, los planes pilotos

ALONSO URRUTIAREPORTERO Y CORRESPONSAL

ƑDemocracia inducida? Bajo la premisa de que la democracia es mucho más que política, pues es también una vivencia cotidiana, el Instituto Nacional de las Mujeres prepara un programa de democratización de la familia. El objetivo: transformar las relaciones de poder en la pareja y en el vínculo de padres e hijos para inhibir la violencia intrafamiliar.

La puesta en marcha del programa permitiría alentar decisiones conjuntas en la familia. No se trata de imponer formas de relación ni políticas contra la desintegración familiar sino que desde la pareja se asuma la redistribución de la autoridad bajo esquemas democráticos.

Se parte de una realidad incuestionable -afirma la responsable operativa del programa, Beatriz Schmukler-: la incorporación de la mujer a la vida económica modificó la relación familiar tradicional, pero desató mayores niveles de violencia. "Se sabe que cuando la mujer controla más ingresos, el hombre es más violento porque no tolera que la esposa maneje más recursos."

En estos momentos de necesidad de mayores ingresos, surgen nuevos problemas sobre cuestiones por la vía tradicional: Ƒquién se hace responsable de lo doméstico?, Ƒcómo resolverlo evitando el esquema que se da, en que la mujer asume culpabilidad en el descontrol?, señala.

Muchas de las causas de la violencia -dice la presidenta del INM, Patricia Espinosa- son las frustraciones que tienen los hombres cuando toda la vida les han dicho que tienen que ser el proveedor de la familia, la autoridad. Cuando no lo pueden cumplir hay una carga que en muchos casos se desahoga en forma violenta contra la mujer.

Otra vertiente de esos cambios -añade- es que las mujeres de entre 30 y 40 años son más autosuficientes y ya no buscan en el hombre fuerza física ni dependencia económica, sino afectividad. No encontrarla es un detonante en los divorcios en este rango de edad, lo cual "no es un avance real para la sociedad, que requiere de relaciones sólidas de pareja para darle solidez al entorno".

Financiamiento parcial de Naciones Unidas

El programa de democratización familiar está en fase preparatoria. Asegurado ya un financiamiento parcial de 1.5 millones de dólares por parte del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, el INM ha seleccionado nueve estados donde se realizará un modelo piloto de tres años que permita obtener experiencias para ponerlo en marcha a nivel nacional.familia-vc

Se pretende seleccionar grupos de familias en los que se mediría el impacto de la realización de pláticas talleres sobre convivencia democrática que realizarían grupos de especialistas que ya participan en la ejecución de políticas sociales dirigidas actualmente a la familia.

Las entidades involucradas (Distrito Federal, Puebla, Guanajuato, Querétaro, Sonora, Nuevo León, Sinaloa, Yucatán y Veracruz) fueron seleccionadas por contar con una legislación contra la violencia intrafamiliar y por garantizar la pluralidad de condiciones sociales.

El proyecto de democratización familiar es importado de Argentina, donde tuvo resultados exitosos, según la responsable del programa del gobierno de Buenos Aires, Graciela di Marco, quien asegura que en muchos casos se alentó una mayor comunicación entre la familia, lo que previno la violencia.

La idea surgió después de la reinstauración del régimen democrático en Argentina, narra Schmukler, coautora con Di Marco de un análisis sobre el papel de la mujer en la familia contemporánea. En el documento se plantea que la democracia no es sólo la política, sino que había también que construir una democracia cotidiana.

Di Marco señala que en 2000, en Buenos Aires, se inició el programa dentro de la política social denominada construcción de ciudadanía, cuyo objetivo era incidir en las relaciones de la pareja y evidenciar pautas de subordinación femenina para superarlas.

La hipótesis original era arriesgada, pues se trataba de trabajar para iniciar un cambio cultural en la familia y buscar así soluciones más equitativas a los conflictos cotidianos. Desde entonces, afirma, se ha desarrollado entre las mujeres de sectores populares una red en la que se conversa sobre los conflictos recurrentes y sus posibles salidas.

El resultado: que las mujeres reconocieron que eran parte de esa cascada de violencia (del hombre a la mujer y de ésta a los hijos) y asumieron mayor diálogo con la pareja para solucionar la violación a sus derechos fortaleciendo la autoestima femenina.

Los hombres -agrega Di Marco- han visto el programa con sorpresa y curiosidad, ante la opción de más diálogo y no confrontación. Empero, admite, ha habido otro tipo de reacciones, pues muchas mujeres han asumido, a partir de su participación en las discusiones colectivas, que su vínculo amoroso está roto y han optado por abandonar a su pareja para reconstruir su vida.

Transformar las relaciones de poder en la pareja: Espinosa

La decisión de aplicar en México el mencionado programa, dice Espinosa, obedece a la necesidad de aprovechar la utilidad que puede brindar en la solución de los conflictos familiares e inhibición de la violencia intrafamiliar, para lo cual se habrá de seleccionar un conjunto de familias en cada estado, donde se impulsarán fórmulas de relación democrática.

Se trata -agrega Espinosa- de que las políticas públicas incidan en el cambio de estereotipos en el seno familiar; "es como revisar las relaciones en las familias y concertar nuevas formas de convivir. Heredamos una visión jerárquica, patriarcal, que no pueden continuarse".

Hay que revisar esas relaciones de poder en la familia no bajo la visión de que esto vaya en demérito de la figura masculina, sino de adecuar su papel a las necesidades sociales, educativas y culturales en la actualidad. No vamos a esperar a que cambie el contexto social para trabajar a nivel individual; tenemos que incidir en que las relaciones de pareja vayan siendo más democráticas.

El proyecto piloto debe arrojar luces sobre formas de alentar un cambio cultural en la relación familiar, no sólo en la relación conyugal. "Que desde el núcleo familiar se aprenda a resolver pacíficamente los conflictos, a dialogar, negociar en la vida cotidiana; enseñar a los niños a tomar decisiones que aparentemente son intrascendentes o nimias va a influir en su formación."

En este afán de democratizar la familia se incorpora también la formación infantil, pues es ahí, dice Espinosa, donde se reproducen las prácticas de sometimiento femenino. Negociar conductas con los hijos sobre deseos y prioridades de los infantes, sin que se trate de que los padres pierdan autoridad, sino de que ganen respeto.

Schmukler explica que una primera etapa del programa está dirigida a coordinar los diversos planes que actualmente se desarrollan en cada estado, a fin de orientarlos bajo esta lógica de democratización familiar, porque este proyecto tiene como objetivos fundamentales fomentar la convivencia democrática, las relaciones de equidad y no reproducir sistemas autoritarios tradicionales, ni tampoco es una nueva forma de contrarrestar la desintegración familiar.

Socióloga del Instituto Mora, Schmukler señala que no se busca imponer ideales de relación democrática en la familia. Nuestro objetivo, dijo, es que través de los ejecutores de políticas sociales se aliente entre las parejas la reflexión sobre nuevas formas de relacionarse.

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