Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 8 de febrero de 2002
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Economía

Analistas prevén mayores flujos de capital y reducción en el costo de la deuda del gobierno

Standard and Poor's otorga a México el esperado grado de inversión

La calificadora observa que existen limitaciones por una base tributaria acotada, dependencia fiscal de los ingresos petroleros y pocas posibilidades de concretar una reforma estructural

ROBERTO GONZALEZ Y AGENCIAS

En una decisión esperada, la firma calificadora Standard and Poor's, la más importante del mundo, otorgó este jueves el grado de inversión a México, anuncio que de acuerdo con analistas se expresará en mayores flujos de capital al país y en una reducción en el costo del endeudamiento del gobierno y las empresas nacionales.

El grado de inversión de Standard and Poor's tiene un efecto limitado en la vida cotidiana de las personas, que ayer recibieron la noticia de un aumento en las tarifas eléctricas. Pero para efectos del gobierno, la calificación es interpretada como un espaldarazo de la comunidad de Wall Street a la conducción económica, sobre todo en la parte fiscal y monetaria.

La calificación fue dada a conocer en momentos en que la economía mexicana entró oficialmente en recesión, al acumular dos trimestres consecutivos con tasas de crecimiento negativo. En la decisión, que pondera el manejo responsable de las finanzas públicas, no influyó el hecho de que la Secretaría de Hacienda haya reconocido que el año anterior hubo sobregiro en el gasto destinado a salarios de varias entidades del sector público.

En un comunicado difundido en Nueva York, la firma informó que elevó su calificación a la deuda soberana (emitida por el gobierno) de México de BB+ a BBB-, nivel que representa grado de inversión, posición que en América Latina sólo tenían Uruguay y Chile. México ya había recibido grado de inversión de las calificadoras Moody's y Fitch.

La calificación a la deuda soberana de México fue fundamentada por Standard and Poor's en ''una mejora en la mezcla de políticas monetaria y fiscal''. Explicó que la consistencia lograda a través de un manejo austero de las finanzas públicas en 2001 aseguró la estabilidad macroeconómica, a pesar de la caída importante en la tasa de crecimiento y la turbulencia en los mercados emergentes. Esto, dijo, permitió la llegada de grandes flujos de capital, al igual que ''un descenso dramático'' en las tasas de interés a niveles históricamente bajos.

Otra consideración de Standard and Poor's fue la que califica de ''mejoría en la administración tributaria''. En este punto señala que a pesar del crecimiento negativo en 2001, estimado por Hacienda en menos 0.2 por ciento, algunas mejoras administrativas en recaudación de impuestos y aduanas establecidas por la administración del presidente Vicente Fox permitieron aumentos en la recaudación de los impuestos sobre la renta y al valor agregado a niveles más altos que los esperados, sobre todo a la luz de la desaceleración de la economía mexicana.

También ponderó el hecho de que, a su juicio, la administración de Fox mejoró en forma importante durante 2001 la transparencia de las cuentas fiscales al informar sobre el monto de los requerimientos financieros totales del sector público, que suman 219 mil millones de pesos, y que constituyen una medida más amplia que el puro déficit fiscal, que es de 45 mil 392 millones de pesos.

Standard and Poor's destacó que existe una ''integración más profunda'' de los sectores real y financiero de México con los de Estados Unidos, a través del Tratado de Libre Comercio. Este hecho aumenta las perspectivas de crecimiento a mediano plazo y reduce la vulnerabilidad a cambios en las perspectivas por parte de los inversionistas.

Restricciones

Las opiniones favorables sobre la conducción económica que llevaron al otorgamiento del grado de inversión fueron contrapunteadas por la firma calificadora con lo que llamó ''limitaciones'' que pueden afectar la nota obtenida ayer.

En primer lugar, citó que los requerimientos financieros del sector público se mantendrán en 4 por ciento del PIB en 2002, mismo nivel que el año previo. También incluyó la existencia de una base de tributación limitada y la dependencia fiscal de los ingresos petroleros.

Llamó la atención sobre los ''débiles prospectos de reforma estructural''. Indicó que ''un Congreso dividido que se opuso a la propuesta de reforma fiscal del presidente Fox y la continua polarización en varios temas implica que el gobierno se encontrará con poco apoyo para seguir adelante con las reformas en los sectores eléctrico y del petróleo. Estas reformas podrían ayudar a México a lograr un alto nivel de crecimiento sostenido con baja inflación a mediano plazo''.

Alfredo Guillén, analista de Interacciones, encontró una contradicción en que la calificadora haya empleado la mejoría de la posición fiscal del gobierno como uno de los fundamentos para otorgar el grado de inversión. Dijo que los cambios al sistema impositivo aprobados por el Congreso no apuntan a fortalecer las finanzas públicas, por lo que consideró que en la decisión de la calificadora ''pesó más el negocio que la prudencia''

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