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LA CACEROLA

Victoria Sendón de León
creatividad feminista.org

RESISTIMOS

 

Recibo de una amiga, por correo electrónico, una cacerola virtual en movimiento que es golpeada por su correspondiente tapadera. Abajo un mensaje: "Resistiremos". En este caso una imagen vale más que mil palabras, más que todas las palabras que yo pueda añadir aquí a este símbolo. Curiosamente symbolon en griego se refiere a la división de un objeto en dos partes que, entregadas a distintos sujetos, les sirven para reconocerse al hacer coincidir ambos trozos. El círculo se cierra y con él se manifiesta el sentido último de esa realidad partida.
Sin duda que ese humilde instrumento, tan femenino y tan doméstico, adquiere su sentido político cuando su otra parte, la tapadera, golpea con fuerza ese útero en el que se cuecen las profundas potencias de la vida. Su estruendo es una llamada al despertar de un letargo y de un silencio del símbolo que por siglos permanecía olvidado en los fogones de una historia sin palabras, que es la historia muda de tantas y tantas mujeres que han sido las provisoras de la energía mantenedora de la vida: el alimento. No olvidemos que el símbolo fundamental de las brujas, es decir, de las "mujeres sabias", es el caldero céltico, que luego sublimará en cáliz la cultura patriarcal.
Ahora, esas cacerolas vacías, transmiten las voces y los ecos del hambre, de las carencias múltiples de los pueblos que han alimentado con su trabajo la rapiña de dirigentes y empresas cuya voracidad los ha empobrecido. Como decía Gandhi, "Lo que hay en el mundo basta para satisfacer las necesidades de todos, pero no la codicia de algunos". Cuando el malestar, la necesidad y los deseos dejan de ser un asunto privado es cuando se torna evidente aquella proclama del feminismo radical de los sesenta: "Lo personal es político". Nadie nos hizo caso entonces, y la política ha sido vaciada de su sentido original, malgastando unos años preciosos que nos hubieran servido para cambiar la vida y transformar el mundo, porque cuando a lo personal le damos la proyección política que le corresponde se acaba con la partidocracia y con la supuesta democracia representativa (un eufemismo) para entrar en una etapa más evolucionada de la política: la democracia participativa.
Ojalá que lo que está sucediendo en la Argentina no sea un episodio pasajero y se transforme en un punto de partida irrenunciable en el que la resignación y la pasividad no tengan ya cabida: RESISTIREMOS.