Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 16 de enero de 2002
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Cultura
06an3cul John Berger

''Hablaría de mi amor suavemente'' /y III

Sábado

Quizá esta vez tampoco te estoy viendo. Y sin embargo juraría que sí. Estás sentado, al otro lado de mi mesa en la veranda. ¿Has notado alguna vez que la forma de una cabeza sugiere en ocasiones el modo de pensamiento que habitualmente fluye dentro de ella?

Hay testas que inexorables indican la velocidad de los cálculos. Otras revelan la resuelta prosecución de viejas ideas.

En los días que corren, muchas delatan la incomprensión de una pérdida continua. Tu cabeza, su tamaño y tus intensos ojos azules, me sugieren la coexistencia de muchos mundos con diferentes cielos, uno dentro del otro; no intimidan, están en calma, pero se hallan habituados a la sobrepoblación.

Quiero preguntarte acerca del periodo que vivimos ahora.

Mucho de lo que creíste que sucedía en la historia, o creíste que debía ocurrir, resultó ilusorio.

El socialismo, como tú lo imaginaste, no se construye en lugar alguno.

El capitalismo corporativo avanza sin obstáculo ?aunque se le confronte más y más y las Torres Gemelas hayan estallado?. El mundo, sobrepoblado, se hace más pobre año con año. Dónde está el cielo azul que alguna vez miraste con Dino.

Sí, aquellos anhelos, respondes, están hechos jirones, y sin embargo, ¿qué es lo que altera este hecho?

La justicia sigue siendo plegaria de una sola palabra, como lo canta Ziggy Marley en tu tiempo, ahora.

La historia toda estriba de anhelos que se mantienen, se pierden, se renuevan. Y con las nuevas esperanzas llegan nuevas teorías.

Pero para los sobrepoblados, para aquellos que tienen muy poco, o nada, excepto algunas veces el arrojo y el amor, la esperanza funciona de manera distinta. Es entonces algo qué morder, algo qué poner entre los dientes.

No olvides esto. Sé realista. Con la esperanza entre los dientes, llega la fuerza para seguir aun cuando la fatiga nos acose, llega la fuerza, cuando es necesaria, para elegir no gritar en el momento equivocado, llega la fuerza, sobre todo, para no aullar.

Una persona, con la esperanza entre los dientes, es un hermano o hermana que exige respeto.

Aquellos sin esperanza en el mundo material están condenados a estar solos. Lo más que pueden ofrecerle a otros es lástima.

Entonces, cuando se trata de sobrevivir las noches e imaginar los días venideros, poco importa si la esperanza entre los dientes es fresca o está hecha jirones. ¿Tienes café?

Voy a hacer un poco.
 
 

Abandono la veranda.

Cuando regreso de la cocina con dos tazas ?y el café es turco? te has ido. Sobre la mesa, muy próximo a donde está pegada la cinta adhesiva, hay un libro, abierto en un poema que escribiste en 1962.

"Si fuera un platanar --descansaría

bajo su sombra

si fuera un libro

Leería, sin aburrirme, en una noche

en vela

lápiz no querría ser, aun entre mis dedos

si fuera una puerta

Abriría para el bien y cerraría para

lo inicuo

si fuera una ventana, una ventana abierta de par en par, sin cortinas

Traería la ciudad a mi cuarto

si fuera una palabra

Invocaría lo bello, lo justo, lo verdadero

si fuera una palabra

Hablaría de mi amor suavemente."

Traducción del texto de John Berger

y versión de los poemas de

Nazim Hikmet: Ramón Vera Herrera

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