Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 16 de enero de 2002
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Ť La empresa en quiebra fue una de las principales promotoras de la desregulación

El colapso de Enron provoca nuevo debate en EU sobre la privatización del sector eléctrico

Ť Políticos de California cuestionan que las fuerzas del mercado determinen flujo y precio

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Washington y Nueva York, 15 de enero. El colapso de Enron Corporation y la subsecuente revelación de los cercanos vínculos de la empresa con algunas de las principales figuras políticas del país no sólo ha puesto a la defensiva al presidente George W. Bush, sino también ha reavivado el debate sobre los méritos de la privatización de la generación y distribución eléctrica en Estados Unidos.

Esta semana el secretario de Energía, Spencer Abraham, aconsejó a los estadunidenses no rechazar la desregularización y privatización de las empresas de energía como consecuencia del colapso de Enron, pero otros políticos, particularmente los de California, ahora cuestionan la sabiduría de permitir que las fuerzas del mercado determinen flujo y precio de la electricidad.

En parte, estas preocupaciones se generan porque Enron Corporation, con sede en Texas, que creció en tamaño al punto de registrar casi 200 mil millones de dólares en ingresos el año pasado y controlar una cuarta parte de todos los contratos de gas natural y electricidad en el país, fue la principal promotora de la privatización y desregulación del sector eléctrico de Estados Unidos.

Según el diario Los Angeles Times, Enron gastó más de 250 millones de dólares en cabildeo -que incluyó compras de publicidad durante el Súper Tazón- sólo en California, a favor de la privatización y también, a nivel nacional, fue pionera en el desarrollo de mercados para gas natural y electricidad.

Pero cuando las empresas eléctricas recientemente privatizadas elevaron los precios al consumidor en California, al punto de obligar al estado a realizar apagones durante el verano del año pasado, Enron fue señalada como una de las culpables de esa crisis. De hecho, mientras los costos de energía en California se cuadruplicaron, las ganancias de Enron se triplicaron, de acuerdo con una investigación realizada por la organización de defensa del consumidor Public Citizen.

El año pasado el gobernador de California, Gray Davis, calificó a Enron y a otras empresas del sector de "estafadoras" y "piratas" por manipular los precios de electricidad después de la privatización del sector de 1996 en ese estado. Ese mismo año, el vicegobernador Cruz Bustamante propuso una iniciativa legislativa para definir como crimen mayor el cobro de tarifas injustas o irrazonables por empresas del sector energético, y el Senado estatal aplicó sanciones contra Enron por su negativa a divulgar sus ganancias por venta de energía al estado.

Para fines de 2001 la empresa de electricidad más grande de California, Pacific Gas and Electric, se declaró en quiebra y poco después Enron anunció su bancarrota obligando a funcionarios a buscar empresas para que se encargaran del abasto eléctrico contratado a Enron.

Funcionarios estatales calculan que Enron y otras empresas comercializadoras de energía cobraron hasta 6.7 mil millones de dólares de más a los consumidores de California entre mayo de 2000 y el mismo mes de 2001, aunque las empresas rechazan la acusación. Sean o no ciertas estas sumas, la legislatura estatal se vio obligada a aprobar 6 mil millones de dólares adicionales en gastos el año pasado, sólo para asegurar el suministro eléctrico en lo que se celebraba como un mercado privado.

"La desregulación ha sido un desastre no mitigado en California", declaró Doug Heller, defensor de los derechos del consumidor de la Fundación de Derechos de los Contribuyentes y Consumidores con sede en California. En entrevista con Ladca72-161630-pih Jornada, dijo que "California fue arrastrada por Enron y el cártel de energía que controlaba el sistema eléctrico bajo nuestro régimen de desregulación... La moraleja para la sociedad no es sólo que los mercados necesitan reglas y límites, sino que algunas cosas no necesitan mercados para nada".

El propio secretario de Energía, Spencer Abraham, reconoció esta semana que el colapso de Enron ha provocado críticas a propuestas para la privatización de la electricidad en este país. "Estos sucesos tienen a mucha gente pidiendo ahora un retorno a la regulación centralmente controlada de los mercados de electricidad y por nuevas regulaciones en los mercados de derivados de energía", escribió Abraham en un artículo de opinión publicado en The Washington Post.

Pero Abraham argumentó que la crisis energética en California y el colapso de Enron no deberían ser interpretados como representatitvos de los peligros de la privatización. "Aquellos que ven una respuesta a los desafíos de hoy en la re-regulación parecen haber olvidado los abusos del pasado... La planeación del Estado no puede ser sustituto para mercados transparentes y competitivos", afirmó.

El secretario de Energía también advirtió que la incertidumbre provocada por los acontecimientos en California y por el asunto de Enron habían llevado a los inversionistas a reducir los precios de las empresas que ofrecen energía privatizada. "La electricidad es demasiado importante en nuestra economía como para sufrir un regreso a la planeación central o la indecisión extendida", escribió Abraham. "Necesitamos más plantas generadoras, actualizar nuestros sistemas de transmisión e invertir en las nuevas tecnologías que nos llevarán a un futuro de capacidad generadora aún más limpia y eficiente, con diversos combustibles, desde el carbón al gas natural y los renovables".

Pero los críticos sostienen que el colapso de Enron es una buena ilustración sobre los peligros de la privatización eléctrica, particularmente al demostrar la enorme influencia sobre políticos electos que ejercen empresas políticamente bien conectadas como Enron. "Millones de personas en California pagaron precios excesivamente inflados por la habilidad de Enron de manipular los mercados de electricidad y gas natural", argumentó Joan Claybrook, presidenta de la organización nacional de defensa del consumidor Public Citizen, al presentar en diciembre una investigación sobre las prácticas de Enron.

"Enron abusó de una supervisión gubernamental floja y formó una compleja red de más de 2 mil 800 subsidiarias -874 de las cuales estaban ubicadas en zonas extraterritoriales off-shore exentas de impuestos y de regulaciones bancarias, en su mayoría en las islas Caimán", agregó.

Claybrook difundió un informe realizado por investigadores de Public Citizen señalando que cuando Bush asumió la presidencia descartó planes de su antecesor Bill Clinton para limitar la capacidad de las empresas de usar zonas extraterritoriales para ocultar sus actividades, y también debilitó esfuerzos de regulación que podrían haber impuesto mayor responsabilidad a la empresa para informar de sus actividades financieras.

Después de señalar que Bush ha aceptado cientos de miles de dólares de Enron y sus directores en donativos durante su carrera política, Claybrook afirmó: "las investigaciones sobre cualquier conducta criminal deberían extenderse a los jugadores políticos que colaboraron y ocultaron este rapaz andar rabioso de la empresa a través de Estados Unidos. No deberíamos distinguir entre los ejecutivos que cometieron estos actos y los políticos que los ayudaron".

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