Lunes en la Ciencia, 14 de enero de 2002

Abusos de empresarios en la explotación del conocimiento tradicional de los pueblos indios

Riqueza genética y derechos indígenas

Carlos Avila-Bello

Recientemente la unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana fue sede de un importante foro respecto al acceso a los recursos genéticos y los derechos de los pueblos indígenas. Participaron en él funcionarios de la Comisión Nacional para el Conocimiento y uso de la Biodiversidad, del Instituto Nacional de Ecología, así como diferentes profesores-investigadores, pero lo más importante: representantes de grupos indígenas de Chiapas, Jalisco, Oaxaca y Argentina.

Allí se dijo, por ejemplo, que el marco jurídico internacional derivado del convenio de biodiversidad relacionado con los recursos genéticos es muy ambiguo; ello ha permitido el saqueo de plantas y la obtención de patentes que han redituado a trasnacionales grandes ganancias. Tan sólo del maíz y la soya provenientes de México y China varias compañías estadunidenses obtuvieron el año pasado más de 10 mil millones de dólares.

El principal problema parece encontrarse en el hecho de que en la ley se de-fiende el derecho individual, no el derecho colectivo, situación que los ciudadanos indígenas buscan revertir.

Algunos opinaron que se debe desarrollar un buen régimen de derecho nacional para posteriormente hacer una adecuada defensa de esos derechos en el exterior. La opinión de los representantes indígenas ahí presentes se inclinó por apoyar una moratoria respecto a la bioprospección, aunque, de acuerdo con información aparecida en este diario (La Jornada, 15 de noviembre de 2001), el Consejo de Organizaciones de Médicos y Parteros Indígenas Tradicionales de Chiapas (Compitch) está en pláticas con representantes del gobierno y empresas israelitas para llevar a acabo intercambio de conocimiento relacionado con plantas medicinales.

La mayoría de los asistentes coincidió en que a quienes les apresura la legislación es a las trasnacionales, pero que finalmente deben adaptarse a los tiempos de las comunidades indígenas y del país. Después de ello, ya se podrá hablar adecuadamente del asunto.
 

A favor de un registro nacional de variedades nativas

Una propuesta importante fue la que mencionó un profesor de la UAM de que debe elaborarse un registro nacional de las variedades nativas del país; eso requerirá de la participación del Estado y de todas las instituciones relacionadas con el manejo y conservación de los recursos naturales, incluida la agricultura.

Sin embargo, la crisis tan severa que ha sufrido el campo mexicano desde hace varios años influye de manera importante en la preservación de las variedades autóctonas.

Precisamente, algunos de los recursos más buscados por las trasnacionales, a partir de los cuales se han presentado diversos proyectos de investigación son las plantas medicinales. Diferentes especies son codiciadas para patentarlas, ya que son fuente de principios activos que pueden aplicarse en la curación de diferentes enfermedades.

En este sentido es importante mencionar que aún en la actualidad 80 por ciento de la población mundial depende para curarse de la medicina local, basada en vegetales.

Por otro lado, una especie que llamó mucho mi atención fue el lináloe (Bursera aloexylom), usado para fabricar las famosas cajitas de Olinalá; esta especie arbórea casi ha desaparecido de su área de distribución natural y sin embargo no conozco ningún trabajo forestal que aborde este problema. Una propuesta que surgió en el foro fue que es fundamental que las leyes que se van a estudiar y posiblemente aprobar deben ser sometidas a consulta popular antes y después de su elaboración, porque sucede, como con la ley de desarrollo rural, que una cosa es el documento elaborado con una participación más o menos amplia de gente y otra el documento que casi en secreto terminan los legisladores y luego dan a conocer como de amplio consenso. En este sentido, se propuso también que debe impulsarse el reconocimiento en la ley de las figuras de la iniciativa popular y del plebiscito y se debe revisar el concepto de democracia, ya que con la justificación de ser electos democráticamente muchos gobiernos latinoamericanos establecen convenios que poco o nada benefician a las comunidades indígenas en particular y a los habitantes de los países subdesarrollados en general. Por ello es fundamental reconocer a los pueblos indígenas su autodeterminación; así también, que el conocimiento tradicional transmitido de generación en generación y obtenido por medio de la ciencia tradicional es de carácter colectivo.

El diálogo entre científicos e indígenas

Respecto a la investigación científica se mencionó que será fundamental en el futuro establecer un diálogo real entre los científicos y los grupos indígenas, ya que normalmente los proyectos de investigación se realizan en las comunidades y sus resultados a veces son poco conocidos entre sus habitantes. Por lo tanto, resulta importante que los proyectos cuenten con la aprobación de los involucrados. En este sentido, la metodología de investigación participativa parece ser una buena alternativa para lograr ese puente de comunicación entre el investigador y los indígenas.

La parte final del foro me pareció sumamente interesante, ya que fueron los representantes indios los que hablaron. José Carrillo, indio huichol, mencionó que es necesario hacer investigación en las comunidades indígenas, pero siempre bajo su aprobación, y que no es correcto transformar los recursos naturales, no es correcto patentar una planta: ¿cómo se puede ser dueño de una planta que usa otro compañero en otra comunidad, si la planta está en todos lados y es de todos? Respecto a la introducción de maíz transgénico, Carrillo mencionó que esto puede ser el principio del fin para el maíz de cinco colores, que es de donde viene la vida. Lo que me recordó que esta creencia del origen de la vida por medio del maíz se comparte con los mayas en el Popol Vuh.

Carlos Guzmán de Chiapas comentó que es de suma importancia que los indios del país tengan organizaciones de base con amplia participación, tanto en el ámbito local como en el regional y nacional, ya que es la madre tierra la que está en peligro y todos debemos defenderla. Resulta muy interesante que el punto de vista de su organización respecto a la salud es que esta debe ser una combinación de la medicina tradicional, basada fundamentalmente en plantas, y las medicinas occidentales.

Parte de los comentarios importantes son los relacionados con el hecho de que la enseñanza en las profesiones ligadas al campo, especialmente la agronomía, la biología y la veterinaria, es demasiado "libresca", no se enseña mucho lo relacionado con los métodos de investigación participativos y los trabajos de campo se llevan a cabo en lugares que poco o nada tienen que ver con las comunidades indígenas. Como alternativas se propusieron: 1) que el Estado mexicano retome su responsabilidad social, sin caer en el paternalismo, y 2) proporcionar más recursos humanos y financieros a las universidades públicas, especialmente las relacionadas con el campo.

El autor es candidato a doctor del Programa de Agroecología en el Colegio de Posgraduados
 

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