LETRA S
Enero 3 de 2002

La Cruz Rota Mexicana


 

ls-envuelto


Alejandro Brito

Antes de enterarse de su estado serológico, Omar pertenecía al cuerpo médico de la Cruz Roja en Guadalajara; su labor la realizaba en los servicios de urgencias, adonde lo había llevado su vocación y entrega a su profesión. Omar es médico general, egresado de la Universidad de Guadalajara; su deseo siempre fue estar donde más se necesitara, en un lugar desde donde pudiera ayudar a la gente más necesitada. De ahí su interés por trabajar en una institución social como la Cruz Roja.

A pesar del constante ajetreo y de las dramáticas escenas que se viven a diario en las salas de urgencias, Omar se sentía a gusto trabajando ahí. Como a todo joven, le gustaba la acción, sabía responder a las situaciones de emergencia. Lo que Omar ignoraba es que un día iba a necesitar él mismo de ese servicio. A los cinco meses de haber ingresado a la benemérita institución, Omar se empezó a sentir mal. Una insuficiencia respiratoria, acompañada de un estado de fatiga progresivo lo condujeron a las camas del hospital por dos días. El cuadro era el de una neumonía atípica, por lo que se le realizaron algunos estudios, entre ellos, la prueba de detección de anticuerpos al VIH. El resultado dio positivo y Omar fue canalizado al Hospital Civil de Guadalajara. Ahí se confirmó el diagnostico de sida y se le proporcionó el tratamiento por cuenta de la Cruz Roja. En el Hospital Civil, Omar permaneció quince días y le dieron quince días más de incapacidad.

Al reincorporarse a su trabajo, luego de haberse recuperado, Omar fue notificado de su transferencia al servicio de Consulta Externa, para alejarlo de cualquier riesgo adicional a su salud, es decir "por su propio bien". El argumento era racional y Omar aceptó. Sin embargo, días después, cuando se encontraba en Urgencias para atender a un pariente, le llamaron la atención y le prohibieron tajantemente su ingreso a esa área porque su presencia era "riesgosa" y los inspectores de la secretaría de Salud podrían multarlos.

A esas alturas el ánimo de Omar andaba por los suelos. Contra su voluntad, ahora todo mundo en el hospital sabía de su condición. Poco tiempo después, Omar ingresó de nuevo al Hospital Civil para realizarse una pequeña intervención quirúrgica, por lo que le dieron dos semanas de incapacidad. A su regresó, la jefa de Recursos Humanos le informó que ya no requerían más de sus servicios por lo que le pedía firmar su "renuncia voluntaria". ¿Voluntaria?, preguntó Omar. "Voluntariamente a fuerzas", respondió ella. Confundido y deprimido, Omar accedió a firmar, por el temor de que un mayor número de gente se enterará de su seropositividad. De esta manera, Omar se quedó sin trabajo y sin tratamientos.

Más tarde, asesorado por Alicia Yolanda Reyes, de la organización Amigos Previniendo el Sida, A.C., Omar decidió interponer una queja en la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) de Jalisco porque considera que sus derechos a la confidencialidad y a un trato digno fueron violados. "Es grave que una institución que se dice preocupada por el bienestar y la salud de las personas actúe de esa manera", afirma, y concluye: "Son ellos quienes deberían poner el ejemplo."