Crisis eléctrica en España y Reino Unido

En esto de la reforma eléctrica en México no podemos distraernos. No podemos dejar de inquirir, cuestionar, analizar y reflexionar sobre la marcha de la industria, específicamente sobre los procesos de desregulación en el mundo. Y cobra vital importancia analizar el surgimiento de fallas del suministro, pues siempre -como acertadamente dice Alfred Hirst, uno de los principales teóricos estadunidenses del mercado eléctrico- tanto éstas como los éxitos las más de las veces se explican por decisiones de cuatro o cinco años antes.

Bueno, pues en la orgullosa España de hoy, la que ya cuenta con una industria eléctrica en manos de compañías privadas; esa España en la que se impulsa el funcionamiento de un mercado de fluido eléctrico con compradores mayoristas que venden a distribuidoras que atienden a los consumidores finales; en la España de un Estado que ya sólo controla la red eléctrica (justo lo que el actual gobierno pretende para México); esa en la que ya existen sospechas de que en algunos momentos hay contubernio y colusión de generadores; la misma en la que los altos dirigentes empresariales del llamado Club de la Energía piden más plazo para la integración mercantil eléctrica plena con Portugal; bueno, pues la misma que ya actúa en México, acaba de experimentar una aguda crisis de suministro que bien reseñó La Jornada el pasado día 20. Ya el mismo día 17 -como todos los días desde que comenzó a operar-, el organismo estatal Red Eléctrica de España (REE) había emitido su parte oficial: "La demanda de energía eléctrica en el sistema peninsular español alcanzó hoy un máximo histórico de 35 mil 500 megavatios (en México, por cierto, este máximo está cerca de 26 mil), alta demanda que se moderó gracias a las medidas adoptadas por REE, que contó con la colaboración de las empresas eléctricas y de los grandes consumidores industriales.

"Estas medidas se concretaron en la utilización del equipo generador disponible, la supresión de exportaciones y la aplicación de la interrumpibilidad en los contratos con este tipo de cláusula." Y este mismo parte añadió que de manera transitoria y por seguridad, se había solicitado a las distribuidoras el corte del suministro en periodos de corta duración, dado que la elevada demanda coincidía con un severo temporal y con una situación similar de demanda en Europa.

La REE aclaraba que en otros países se habían aplicado medidas similares. Por ejemplo -señalaba- las exportaciones de Francia a España se redujeron drásticamente y los precios de la electricidad en los mercados spot europeos alcanzaron las 100 ptas/kwh en Alemania (aproximadamente 100 centavos de dólar más de veinte veces su promedio ordinario). Hay que completar la información diciendo que apenas unos días antes, el viernes 14, ya se había registrado un enorme apagón en toda Cataluña, que dejó a un millón de ciudadanos a oscuras.

El parte oficial de la misma REE señaló que el apagón se explicaba por problemas en la red (en ese lugar la red de distribución pertenece a la compañía ENDESA, la que junto con las otras dos que ya actúan en México como productores externos -Iberdrola en Altamira III y Monterrey III y Unión Fenosa en Hermosillo y Tuxpan III-) debidos a la tormenta de viento y nieve registrada en la región. El parte terminaba diciendo: "...los márgenes de cobertura del sistema español son del mismo orden, o superiores, a los del resto de la Europa continental". Tres días después -sólo tres- ese sistema se colapsó. Y nuevamente recuerdo la tesis de Hirst: "...de ordinario el éxito o la falla del suministro en una hora determinada se debe, en lo fundamental, a decisiones tomadas e impulsadas cuatro o cinco años antes".

Además, justamente cuando leía los informes españoles oficiales, un estudiante mexicano de economía en Oxford me recomendó estudiar los últimos desarrollos de la teoría de las subastas, la que en parte ha servido de referencia para la creación del mercado eléctrico en todo el mundo. Un buen trabajo es el del teórico inglés Paul Kemperer (What really matters in auction design?, Oxford University, agosto de 2001) quien habla de una de las razones por las que ha fallado el mercado eléctrico en el Reino Unido, el contubernio implícito (implicit collusion) en el que han incurrido los generadores eléctricos para manipular el mercado.

Y al hablar de eso, Kemperer cita un trabajo de la oficina del regulador: "El regulado eléctrico del Reino Unido considera que el mercado en el cual compañías distribuidoras adquieren electricidad de las generadoras ha caído en una especie de rapiña, más exactamente en lo que técnicamente se denomina colusión implícita" (Office of Gas and Electricity Markets, 1999, pp 173-4). Y en la cita de Kemperer se añade: "Lejos de ser la historia exitosa de la que tanto alarde se ha hecho en todo el mundo, la historia del mercado de generadores y del desarrollo de la competencia en Reino Unido ha sido algo desastroso".

Por lo pronto, no hay mucho más que decir.