CIUDAD PERDIDA

Ť Miguel Angel Velázquez

CONFORME PASA el tiempo, la sorpresa se torna en una carcajada de incredulidad, porque aquello que parecía un proyecto pensado, razonado y cuidadosamente analizado, resulta apenas una ocurrencia.

ASI ME sucedió con el anuncio del proyecto del segundo piso al Viaducto y al Periférico, el cual, al paso de los días, aparece como la salida mágica a un discurso poco creíble y manoseado, como la idea relampagueante de algo que pasa por la mente de manera inesperada y, en este caso, se le trata de convertir en realidad.

POR NINGUN lado, en ninguna oficina, ni en el recuerdo de alguno de los funcionarios del gobierno de la ciudad, se había tratado el asunto de forma seria. Era el propósito de otras administraciones que nunca pudieron llegar a tener el plan en firme por sus costos y por las constantes urgencias urbanas que dejaban en un plano de menor importancia al proyecto.

ERA (PARA no dejar pasar la oportunidad de citar un lugar común) una asignatura pendiente. Nada comparable con la necesidad de construir puentes o crear pasos a desnivel que desahogaran las complicadas vialidades citadinas.

PERO A fin de cuentas ese no es el peor de los problemas. Primero se montó un engaño diciendo que había un proyecto cuando no existía, y segundo, se pretende dar forma a la fantasía imponiendo una obra a costa de lo que sea para dar seriedad a un anuncio impensado, ocurrente.

HASTA EL momento de proyectar las necesidades de gasto del gobierno, que deberá ser aprobado por la ALDF, no se tenían noticias de tal rubro y para "infraestructura vial" se pidió tan poco dinero que apenas serviría para construir un par de kilómetros del sueño del jefe de Gobierno.

LO DEMAS, según dicen los funcionarios del gobierno de la capital, se obtendría de ahorros que, por supuesto, ahora no existen, pero que se harán a costa de todo y de todos, porque la ocurrencia debe continuar.

ENTONCES, 2002 será un año en que la ocurrencia se tragará ahorro y gasto, porque para 2003 ya se podrá considerar en el presupuesto, cuando menos así lo dicen los funcionarios.

PERO ES deber del GDF comunicar a los ciudadanos de dónde se sacarán los ahorros, qué es lo que se dejará de hacer, quiénes pagarán en primera instancia el capricho vial, para saber si existe un acuerdo popular respecto de los recortes.

YA VEREMOS cómo se va desarrollando este asunto, que no parece tener un buen final, porque es imposible hacer gobierno desde las ocurrencias de quien está obligado y debe ser responsable del rumbo por donde debe caminar la ciudad.

TOTAL, DE seguir así, dentro de poco la "ciudad de la esperanza" deberá llamarse el "paraíso de lo impensado" o la "ciudad de la ocurrencia".

Respuesta al cartero

NUNCA CREI, señor Edgar Sánchez, que fuera usted a aceptar su responsabilidad en aquello del correo detenido. Pero cómo se podrá pedir verdades al gobierno si entre quienes exigen la verdad sigue habiendo episodios negros.

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