Adquirir una identidad alejada de los esterotipos masculinos y femeninos no es nada fácil. Se trata de todo un proceso que por lo regular comienza en la adolescencia. Y para muchos gays y lesbianas es un proceso doloroso y penoso, cargado de sentimientos de culpa. Asumir una identidad fuera de los patrones de lo que debe ser un hombre o una mujer, termina algunas veces de forma dramática, en enfrentamientos con los progenitores y, por consiguiente, con la expulsión del hogar paterno. Es el caso de Manuel. A sus escasos 12 años ya sabe que es gay y lo acepta, sin embargo, el asumir su identidad le costó salir huyendo de su casa para evitar los golpes paternos.

Así, Manuel se convirtió en un chico de la calle. Ahora, suele deambular por la Zona Rosa y ver o escuchar a través de las vitrinas de los establecimientos comerciales la televisión y los estéreos, baila al son que tocan esos aparatos, se aprende las coreografías de moda y se imagina ser su cantante favorito o favorita. Una playera ajustada, unos pantalones guangos y unos tennis son sus únicas indumentarias y pertenencias, a él parece no importarle. Valora más su libertad que la supuesta protección de una familia homófoba.

Por supuesto Manuel está expuesto a una serie de riesgos, como todos los niños de la calle: abusos sexuales, golpizas, drogadicción, sida y otras infecciones de transmisión sexual. Manuel no tiene quién le diga cómo protegerse de todos estos peligros y aún si tuviera el conocimiento ¿con qué recursos podría enfrentarlos?

El día que las familias nos acepten como somos (con o sin maquillaje), pero, repito, como somos, sin tratar de cambiar nuestra orientación ni llevarnos con un psiquiatra para ver "en dónde falló nuestra educación", ese día ya no tendrán que repetirse historias como las de mi amigo Manuel, enfrentando en la calle el frío de la madrugada.

Es por eso que en nuestras reuniones hablamos de todo esto, y ayudamos a los papás y mamás de algunos de nosotros a superar sus sentimientos de culpa y emociones negativas para facilitar la comunicación y el entendimiento con sus hijos e hijas gay. Si te interesa participar con nosotros, llámanos. Cuenta conmigo.
 
 

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