La Jornada Semanal,  25 de noviembre del 2001                          núm. 351
Poema
Jalal al-din Rumi

Oh amantes amantes, hoy ustedes y nosotros
estamos cayendo en un remolino: ¿alguien sabe cómo nadar?

Aunque el torrente del mundo pudiera desbordarse
y cada ola creciera como un dromedario,
las aves acuáticas no tienen nada que temer
mientras las aves celestes estén alertas.

Nuestros rostros están encendidos de gratitud,
versados estamos en la ola y el mar
tanto como el océano y la tormenta 
en nutrir la vida de los peces.

Viejo, danos un manto; agua, déjanos sumergirnos en ti;
Moisés, hijo de Imran, ven a golpear el agua del mar con tu báculo.

Este viento urde en cada cabeza
una pasión diferente; dejen que mi pasión
sea por aquel copero, ustedes
pueden quedarse con todo el resto.

Ayer aquel Saki arrebató por el camino
las capas de los borrachos;
hoy está dando todavía más vino, preparándose 
para despojarnos de nuestras ropas.

Oh envidia de la Luna y de Júpiter, con nosotros y, sin embargo, ocultos a los ojos como un Peri, así 
   suavemente me arrastras  ¿no me dirás a dónde?

Dondequiera que vas sigues estando conmigo,
tú, que eres mis ojos y mi brillo, 
si quieres arrástrame hacia la ebriedad,
Si quieres llévame hacia la disolución.

Ten en cuenta que el mundo es como el monte Sinaí,
y nosotros somos buscadores como Moisés;
y a cada instante llega una epifanía 
y resquebraja esta montaña en mil pedazos.

Una porción queda verde y una blanca como el narciso,
otra se vuelve perla y otra rubí y una más ámbar.

Tú que buscas contemplarlo a Él, 
mira sobre su cadena de montañas.
¡Oh montaña, qué viento ha soplado sobre ti
que nos hemos embriagado con el puro eco!

Jardinero, Jardinero,
¿por qué has venido a luchar contra nosotros?
¡Si nos hemos llevado tus uvas,
Recuerda que tú te llevaste nuestras alforjas!



Sobre el autor

Jalal al-din Rumi es uno de los poetas místicos más reconocidos del mundo sufí. Nació en la ciudad de Balkh, Afganistán, en 1207. Debido a la invasiones del imperio mongol, tuvo que dejar su hogar y dirigirse en peregrinación por Khorasan, Bagdad, La Meca, Medina, Jerusalén, Aleppo y Damasco, hasta establecerse finalmente en Konia, Turkía hacia 1230. Algunos estudiosos de su obra señalan que el 29 de noviembre de 1244, cuando Rumi gozaba de cierto prestigio como profesor y jurisconsulto de la ley coránica, tuvo un encuentro con un vagabundo que lo marcaría de por vida en su camino espiritual. Ese vagabundo era un santo llamado Shams al-din de Tabriz, quien reveló a Rumi la experiencia última de la realidad, dejándolo en un estado de permanente éxtasis místico. A partir de entonces Rumi abandonó todo conocimiento dogmático y comenzó a predicar tanto la tolerancia religiosa como racial, fundando la orden de los derviches o giróvagos (místicos danzantes). Su doctrina, comprendida en dos divanes de más de tres mil versos, en un libro de poemas fabulados de más de cinco mil versos (Mathnaví) y un tratado de mística llamado Fihi ma fihi , se basa en la creencia del amor como fuerza creadora del universo y en una visión monista del Ser inmerso en todos los seres. Murio en Konia en 1273. 

Versión y nota de Ursus Luis Alfonso