LETRA S
Noviembre 8 de 2001

Discriminación

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La discriminación es una situación en la que una persona o grupo de personas es tratada de forma desfavorable a causa de prejuicios, es el trato de inferioridad dado a una persona por su color de piel, su aspecto físico, su lengua, su sexo, sus creencias religiosas, sus convicciones políticas, su edad, su estado de salud, su condición social y económica, su preferencia sexual, su nacionalidad, entre otras. La discriminación es el trato diferenciado, fundado en el desprecio, que daña en lo más profundo la condición y dignidad humanas.



En la historia abundan los intentos por justificar el trato discriminatorio, la segregación y clasificación de los seres humanos sobre la base de la supuesta superioridad de unos sobre otros. El racismo, por ejemplo, es la teoría basada en el prejuicio según el cual existen razas humanas con diferencias biológicas que justifican su sometimiento o segregación. Las mujeres también han padecido y padecen un trato de inferioridad por su supuesta debilidad o menor inteligencia, y el odio a las lesbianas y los homosexuales (esa enfermedad psicosocial llamada homofobia) los vuelve presas de agresiones y violencia. La homofobia pertenece al mismo grupo de enfermedades que el racismo, la xenofobia o el machismo.
 
 

Distinguir para sojuzgar

Discriminar significa diferenciar, distinguir, separar una cosa de otra. Una persona discriminada se vuelve vulnerable porque se impide el uso o desarrollo de todas sus capacidades humanas. La discriminación es por tanto un obstáculo para lograr su pleno desarrollo como persona. En nuestro país, las mujeres presentan un rezago de 25 años con respecto al desarrollo alcanzado por los hombres. Y eso es producto de la discriminación por género.

Los actos discriminatorios pueden ocurrir en cualquier esfera de la vida pública o privada, y relacionarse con la actividad política, económica, laboral, social, cultural o civil. Toda práctica discriminatoria se basa en prejuicios alimentados por estereotipos difundidos socialmente que distorsionan el perfil real de las personas. La percepción estereotipada del homosexual, del indígena, del indigente, de las personas con sida, de la gente de color, de los ancianos, de las personas discapacitadas, de ciertos grupos de jóvenes y mujeres, y en general de los pobres condiciona en muchas situaciones el trato inferiorizado que se les da. Por tanto, no se trata por lo general de un fenómeno aislado, sino de un problema estructural que afecta al cuerpo social en su conjunto. No se pueden desligar las diversas formas de discriminación existentes y presentarlas como fenómenos excepcionales o aislados. Una nación que discrimina es una nación que se empobrece porque está perjudicando precisamente lo más valioso con que cuenta: su potencial humano. Tan sólo el costo social y económico que se debe pagar por marginar a las mujeres y a las personas discapacitadas de la actividad productiva es enorme.

Pero no todo trato diferenciado es discriminatorio. Para compensar el daño histórico causado por la discriminación (a la población indígena o a las mujeres por ejemplo), o por las situaciones que ponen en desventaja a ciertos grupos de la población (las personas con alguna discapacidad física), hacer distinciones es necesario para asegurar, aunque suene paradójico, las condiciones de igualdad de oportunidades que marca la ley. Por ello se distingue a la "discriminación positiva", que supone diferenciación y reconocimiento de las diferencias, de la negativa, que sólo genera exclusión y marginación.

Existe ahora una amplia legislación en materia de igualdad de oportunidades en el empleo, la vivienda y los bienes y servicios. Es obligación de los estados ofrecer un marco adecuado para la aplicación de leyes antidiscriminatorias y para prever situaciones de exclusión que la ley todavía no contemple. La legislación de cada país debería ser el medio para combatir la discriminación, pero con frecuencia son precisamente estas leyes las que de forma activa o pasiva alientan las prácticas discriminatorias. Por lo general se observa que la discriminación aumenta de forma considerable en períodos de recesión económica, en donde la población vuelca su insatisfacción sobre otros grupos étnicos o religiosos considerados como presuntos causantes de esta situación.
 
 

La valoración igualitaria

Discriminar a un grupo social consiste en privarle de los mismos derechos que disfrutan otros grupos: si no se atiende o se brinda un servicio por igual a un indígena que a un blanco, se tratará de discriminación por raza; si se organiza la sociedad de modo que los cargos de responsabilidad sean ocupados por varones, estaremos ante la discriminación por género; y si a lesbianas y homosexuales se les impide casarse, la discriminación será por preferencia sexual.

Pero hay personas y grupos sociales que padecen una discriminación combinada, es decir, provocada por diversos motivos. El caso más evidente es el de la mujer indígena, quien además de pertenecer a una etnia estigmatizada, es doblemente discriminada por ser mujer y por ser pobre. De la población indígena en nuestro país, el 75.6 por ciento de los varones es económicamente activo, en contraste con el 11.7 de las mujeres. El desequilibrio es similar en el acceso a la educación.

La igualdad de oportunidades es un concepto según el cual todas las personas deben gozar de las mismas consideraciones y tratos para acceder al mercado de trabajo o a los servicios sin ser objeto de discriminación por su sexo, raza, edad o creencia religiosa. Muchos países han promulgado leyes que castigan al que niegue un puesto de trabajo o un servicio a una persona por alguno de los motivos anteriores.
 
 

El combate jurídico

Los esfuerzos internacionales para combatir la discriminación habían sido prácticamente inexistentes hasta la aprobación de la Carta de las Naciones Unidas (ONU) en 1945. Uno de los objetivos de ese documento fue fomentar "el respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos los individuos sin distinción de raza, sexo, idioma o religión". La Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948, contiene una amplia afirmación sobre los derechos humanos. Posteriormente, la Asamblea General aprobó el Acuerdo sobre Derechos Civiles y Políticos (que entró en vigor en 1976), así como acuerdos específicos sobre prevención y penalización del genocidio y sobre eliminación de cualquier forma de discriminación racial. Estos acuerdos fueron firmados por la gran mayoría de los países, entre los que no se encontraba Estados Unidos.

En México, el pasado mes de abril, el Congreso de la Unión reformó la Constitución para prohibir en su artículo Primero todo tipo de discriminación.

Combatir jurídicamente la discriminación es sólo el primer paso de una estrategia más amplia. De poco sirve contar con leyes modernas, más sensibles y adecuadas, si se carece de la información y el sustento educativo necesarios para que los grupos vulnerables tengan conciencia de dicha discriminación y exijan que se respeten sus derechos. Es preciso reivindicar entonces los valores del respeto a las diferencias y de la tolerancia a fin de dejar de concebir al otro (a la persona de color distinto al nuestro, de orientación sexual disidente, de creencia religiosa distinta a la nuestra) como una amenaza a la convivencia social. La intolerancia genera discriminación, y ésta última puede manifestarse en actos de violencia que vulneran el equilibrio y la paz sociales. El combate a la discriminación supone pues una acción cultural, educativa, política y social hoy más que nunca inaplazable.
 
 

Texto elaborado a partir del documento Discriminación (tomado de: http://www.aldeaeducativa. com/aldea/), y de datos de la Comisión Ciudadana de studios Contra la Discriminación.


Los daños de la exclusión



Por género
Las mujeres muestran un rezago de 25 años con respecto al desarrollo alcanzado por los hombres.
 
 

Por raza
Índice de analfabetismo de la población indígena: 44.2%
La mortalidad infantil indígena es el doble del promedio nacional.
 
 

Por religión
En promedio, cada año son expulsadas mil personas de sus lugares de origen por ese motivo.
 
 

Por edad
28% de las niñas y los niños de 6 a 9 años de edad es maltratado en la familia.
Sólo 39% de los y las adolescentes piensa que cuenta con espacios para tratar sus problemas.
 
 

Por preferencia sexual
El 66.5 por ciento de la población rechaza convivir con homosexuales.
Al menos, 213 asesinatos de odio por homofobia se han dado en los últimos cinco años.
 
 

(Cifras de la Comisión Ciudadana de Estudios Contra la Discriminación)