DOMINGO Ť 21 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť Ofreció concierto acompañado de Eliades Ochoa

Compay Segundo llenó de recuerdos, alegría y tristeza el Auditorio Nacional

ARTURO CRUZ BARCENAS

Chan chan cayó en su cadencia más larga. Nunca había sido tocada a paso tan lento. Compay carga a Chan chan, y viceversa. El músico cubano de 94 años hizo un esfuerzo sobrehumano. "Estoy triste y alegre", dijo cuando al rayar las 12 de la noche se secaba el sudor del rostro con un pañuelo blanco. Llevaba una hora de hacer valer el sobrenombre que la sabiduría cubana le puso como homenaje: "memoria, leyenda viva del son".

El Auditorio Nacional recibió a Francisco Repilado el pasado viernes, en un concierto dividido en tres partes, tres variantes del son, la aportación musical cubana al mundo. Abrió la agrupación de nueva generación: David Alvarez y Juego de Manos, con su energía juvenil. Alvarez controla su voz y la hace lucir en Ay, Pepe, divertida canción acerca de un marido engañado. Hace una voz caprina, con dejo de onomatopeya del animalito con cuernos.

''A la familia grande...''

compay-cuba-euCumplió su cometido de calentar al público. David anuncia a la estrella del Buena Vista Social Club Eliades Ochoa, quien llega echando truenos con un traje como de hacendado y un sombrero de gala negro que cubre su gran lunar del pelo. Lanzará a los cuatro vientos un saludo-evocación que le sirve para lograr la interactividad desde el escenario: "Gracias, familia grande", que suena como reminiscencia de aquel "Muy agradecido, muy agradecido, muy agradecido" de Pedro Vargas.

Una variante: "Nuevamente, a la familia grande"... y así, en más de una hora de perlas caribeñas del llamado Guardián de las esencias de la música tradicional cubana. Anuncia un consejo hecho rola con sabrosura: Píntate los labios, María, un son montuno que hacer bailar a tres morenazas en una esquina del foro de Reforma. La canción habla de la belleza de los labios de la mujer, esa parte del rostro en la que los hombres clavan la mirada cuando un rostro femenino arroba, envuelve la atención y el interés, que ya nunca se irá de la mente. Eliades intercala con maestría la melodía de La leyenda del beso, para retomar Píntate los labios.

Los temas de Eliades hablan de su realidad, del entorno. El son huele a mar, a La Habana vieja, a una piel que transpira luego de haber bailado toda la noche. "Caballo, vamos pal monte". "Gracias por darnos las fuerzas para seguir haciendo música", expresa Eliades. Si algo domina en la manera de tocar de este músico es la imaginación. Se define como un joven viejo y comienzan las notas de su Cariño falso, de la que aclara que él sólo la canta, pero que no ha vivido la experiencia de amar a una mujer que ama según las cifras de la chequera. Esa es una desgracia.

Sigue el hermoso bolero de Juan Arrondo Si en un final, reflexión sobre la necesidad de tomar decisiones firmes en el amor, para que no se vaya, para que no se muera. El Cuarteto Patria, su grupo, se suelta con Sabrosiao, alegre, porque si me da el sí, "por ti me muero, mi vida". Es la ilusión de llevársela "a la casa". Fue un tumbao en el clímax. "Si a usted le gusta la caña, a mí me gusta el melao". Eliades toca la eterna Yiri yiri bom, del Bárbaro del ritmo, Benny Moré. Se va Ochoa, entre aplausos.

''Compay, Compay, guajira Guantanamera...''

A paso cansino, en esa etapa de la vida en la que sólo hay una estación, llega Compay Segundo. Pero lo hace bailando, chévere, mi negro. Ahora tocará su armónico sentado todo el concierto. Cita para quien no lo sabe que llegó por primera vez a México en 1938, "cuando la expropiación petrolera", y añade que conoció a todos los artistas de la época. Reclama que los mexicanos hayamos hecho una ciudad tan grande, irreconocible. Tocará varias piezas de la amplia geografía que ha pisado. La malagueña, La negra Tomasa, merengues, sones, guajiras...

Llora de alegría, de tristeza, por la vida, por todo lo que de repente se agolpa y viene súbitamente, en un mar de recuerdos. Salen a recibirlo, a apoyarlo sus amigos, entre ellos Eliades y David Alvarez. En el fondo se escucha Guantanamera, en cuyos versos los músicos calan "Compay, Compay, guajira Guantanamera, Compay, Compay", que hace más intenso el momento.

¡Gracias, Compay Segundo!