MIERCOLES Ť 17 Ť OCTUBRE Ť 2001
Ť El cantante cumplió su sueño: presentar en un país que ama su cd Pablo querido
Pide Milanés atender la poesía que "suaviza el alma en esta dura época"
Ť Fito Páez, Milton Nascimento, Soledad Bravo, Eugenia León, Alberto Cortez, Francisco Céspedes, Fher, Lucecita Benítez, Juan Formell y el grupo Illapu acompañaron al cubano
JUAN JOSE OLIVARES
Pablo Milanés realizó la noche del lunes "un sueño común": presentar en el Auditorio Nacional de un país "que ama" su más reciente álbum (Pablo querido), acompañado de sus amigos: algunos artistas latinoamericanos con los que canta a dúo en el disco y ante la presencia de alrededor de 10 mil seguidores cautivos que, hechizados por la magia del romántico trovador cubano, corearon hasta la última de sus canciones, que contaron con una estupenda orquestación de violines, chelos, bajos, metales, percusiones y teclados de 27 músicos de diferentes nacionalidades, dirigidos por Dagoberto González, arreglista de las canciones del álbum.
Milanés fue el lunes "el hombre más feliz de la Tierra" al percibir un caluroso recibimiento de una audiencia que durante dos horas le aplaudió. Bonachón y con un aura sencilla apareció en el proscenio, así como lo hicieron para acompañarlo en su nueva aventura: el grupo chileno Illapu, los argentinos Alberto Cortez y Fito Páez, la venezolana Soledad Bravo, el cubano Francisco Céspedes, la boricua Lucecita Benítez, el brasileño Milton Nascimento -con quien por cierto hizo la mejor mancuerna en cuanto a armonías-, el mexicano Fernando, del grupo Maná, y su otro paisano, Juan Formell, director de Los Van Van.
Salió primero a interpretar como solista los temas que los amigos ausentes debieron cantar, como Para vivir, con el que abrió y que en la grabación aparece con Armando Manzanero; Comienzo y final de una verde mañana y Sandra, con los cariocas Caetano Veloso e Ivan Lyns. Arjona fue otro ausente, pero Pablo fue verbo, sujeto y complemento porque "sólo hay que darle un poco de atención a la poesía que suaviza los sentimientos y el alma en esta época tan dura".
Unas palabras de Gabriel García Márquez
Las piezas de Milanés -no podía faltar la que todos se saben: El breve espacio- hacían eco en los corazones de sus seguidores, desde chavos (as) tipo intelectual hasta ex izquierdistas devenidos burócratas. Todos las cantaban provocando una acústica especial. El cantante, por su parte, se retiró unos instantes del escenario para dar paso a un video en el que el escritor Gabriel García Márquez lee unas palabras que quedaron registradas en el disco a manera de introducción, así como los momentos en que se grabó el disco, con todas las personalidades, como Charly García -otro que faltó a la cita-, Tania Libertad o Marco Antonio Muñiz.
Milanés regresó acompañado de los chilenos Illapu, con los que dibujó figuras retro, tipo peña de los setentas, con su rola Yolanda. Una gran chifla causó la aparición de Alberto Cortez, "quien no necesita presentación", con quien interpretó Juegos de muerte.
Con Eugenia León comenzó la timba y alegría de la noche, y las percusiones y metales transformaron la canción Ya se va aquella edad, que natural armonizaron dos voces del nuevo canto latinoamaricano, no tan nuevo.
Fito Páez, el gran flaco, hizo lo propio con la rola Sábado corto, ésta más en un ritmo cercano al rock, y con la pila entusiasta característica del argentino.
El saborcito de candela latina se volvió a sentir con la participación de Soledadad Bravo y Lucecita Benítez, dos cantantes emparentadas desde los años setentas con el folclor y canto nuevo, de contenido social, y que en sus países son muy queridas.
Como sube y baja, así eran las interpretaciones. El turno de Milton Nascimento fue uno de los momentos más sublimes. La canción La soledad erizó la piel, al unísono, de la muchedumbre hasta la llegada de Pancho Céspedes, que en tono y tesitura emula la voz de Milanés, pero con un sello bolerístico muy propio; La felicidad se llamó la pieza que le correspondió.
Juanito Formell, líder de Los Van Van, y su vocalista cerraron a ritmo de salsa, con la compañía de todos los invitados, pero el broche de oro lo puso el propio Pablo, al finalizar el recital con la dedicatoria al chileno Miguel Enríquez (fundador del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, que combatió al régimen pinochetista) con la pieza Yo pisaré las calles nuevamente, ya que fue "a Chile hace dos años; tenía 26 de no hacerlo".