PRI en Michoacán: el enemigo en casa
Detrás de los números que indican que la derrota priísta el próximo 11 de noviembre es más que posible está un largo y azaroso "desgrane" del Partido Revolucionario Institucional que, sin la "disciplina" que venía del centro, quedó atrapado en sus pugnas internas por las candidaturas y en manos del gobernador actual
Alberto NAJAR
Morelia, Mich. En Tierra Caliente se sabe que Humberto Sánchez Ga-llegos, El Azabache, es uno de los priístas más duros de la región.
Ex líder de la Confederación Nacional Campesina (CNC) de Apatzingán, fundador y dirigente de la asociación local de meloneros, ex diputado local, en tiempo de elecciones El Azabache era de los primeros en organizar reuniones de apoyo para todos los candidatos, e incluso en los conflictos electorales de 1989 y 1992 se distinguió por su férrea oposición a que el PRI cediera ante los reclamos del Frente Democrático Nacional (FDN) y del PRD.
Quienes lo conocen cuentan que solía definirse como "priísta de hueso colorado", y ni siquiera en los momentos más difíciles para su partido -en 1988, cuando cientos de priístas de su región se unieron a la campaña de Cuauhtémoc Cárdenas- se le ocurrió apoyar a algún candidato distinto a los que postulara el tricolor.
Pero la semana pasada la vida de El Azabache dio una vuelta.
El jueves 4, en el estacionamiento de Expo Eventos de Morelia se encontró con Lázaro Cárdenas Batel, candidato a la gubernatura de la coalición Unidos por Michoacán.
"Tiene usted muchas simpatías adentro (en el PRI) -saludó-. Se me hace que son más que afuera; yo creo que hay que cambiar el logotipo de la alianza y ponerle un pedacito tricolor, para que quepamos todos".
Para el candidato aliancista, el gesto del priísta redondeó una jornada provechosa: además de la adhesión de El Azabache, Cárdenas Batel recibió esa noche el apoyo de 10 ex diputados, seis ex secretarios generales de la CNC, dos funcionarios federales, dos del gobierno estatal y cuatro líderes regionales.
"El PRI siempre se ha ufanado del voto verde -dijo en esa reunión el ex diputado Francisco Moreno Barragán-. Pero ahora vamos a demostrar que este voto ya no es priísta".
El Azabache no participó en la junta, pues convalece de una operación en la espalda. Ese jueves viajó a Morelia sólo para saludar al perredista y ofrecer, de paso, un estudio que detalla los problemas de los 113 municipios "calle por calle".
Originalmente, el documento tenía otro destino. "Pero mejor se lo doy a usted -dijo a Cárdenas Batel-. Le va a servir más".
Los nervios
A
mediados de este año el ex gobernador Genovevo Figueroa Zamudio
se reunió con un grupo de amigos y colaboradores para analizar -cuenta
uno de los asistentes- la situación política de Michoacán.
El 2 de julio del 2000 el PRI había perdido los dos escaños de mayoría del Senado de la República, además de 11 de las 13 diputaciones federales. En esos comicios el ahora senador Lázaro Cárdenas Batel obtuvo 575 mil votos, 100 mil más de los que alcanzó, en 1988, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Así, esta vez el tricolor enfrentaba la posibilidad real de perder el gobierno michoacano, sobre todo porque en esos días Cárdenas Batel se perfilaba como candidato a la gubernatura, lo que se formalizó más tarde en la coalición de seis partidos llamada Unidos por Michoacán.
Mientras, en el PRI, la situación era incierta, pues al menos tres grupos se disputaban el derecho a postular a su candidato: el de Zinapécuaro, encabezado por Ascensión Orihuela, aspirante eterno a esta posición; uno más con asiento en Morelia y que dirigen Genovevo Figueroa y el ex senador Sergio Magaña Martínez, y el tercero que encabeza el gobernador Víctor Manuel Tinoco Rubí.
En esas condiciones elegir al candidato representaría una verdadera tormenta para el tricolor, y por lo mismo en la reunión el ex gobernador Figueroa Zamudio advirtió del riesgo de cometer errores en el proceso. "El PRI se va a desgranar", dijo.
Tuvo razón.
Sergio Magaña, precandidato a la gubernatura, renunció en abril al partido en protesta por la "imposición" del empresario Alfredo Anaya Gudiño.
También renunciaron los diputados Jaime Tejeda, Alfredo Muñoz Reyes, Enrique Juárez Trejo e Israel Tentory García, con lo cual el tricolor perdió el control del Congreso local.
En junio se fueron 17 organizaciones de colonos y transportistas de Morelia, además de otros 400 militantes de Apatzingán.
Un mes después Jesús Reyna abandonó la presidencia del PRI, en protesta por el procedimiento con el que se elaboró la lista de candidatos plurinominales a diputados.
"Para seleccionar candidato a gobernador tuvimos bloqueos y engaños de algunas esferas gubernamentales ?denunció en los medios locales?. Es la hora de volver a los militantes, ya es tiempo de que la democracia comience desde las bases".
A Jesús Reyna lo sucedió Héctor Terán, quien duró 30 horas en el cargo. El 17 de julio el PRI michoacano tuvo su tercer presidente en menos de una semana: Jaime Rodríguez López, diputado federal y cercano al gobernador Víctor Manuel Tinoco Rubí.
El 29 de agosto los focos rojos se encendieron en el tricolor: ese día Genovevo Figueroa presentó su renuncia al partido.
Desde la ciudad de México la presidenta del PRI, Dulce María Sauri Riancho, minimizó la fuga de cuadros tricolores. "Es en ejercicio de su libertad -declaró-. Cada quien es responsable de sus propios actos y de las consecuencias que éstos traigan".
Enemigo en casa
Francisco Moreno Barragán, ex diputado local y federal, delegado del PRI y de la CNC en varios estados y coordinador en Yucatán y Oaxaca de la campaña de Francisco Labastida Ochoa, gusta de presumir su amistad con Anaya Gudiño.
"Fuimos diputados al mismo tiempo. Compartimos el cubículo en el Congreso de la Unión -dice-. Es mi amigo; si alguien lo conoce bien en Michoacán soy yo".
A pesar de esta cercanía, Moreno Barragán no apoya al candidato del PRI, y la razón es, confiesa, la influencia de Tinoco Rubí en la campaña.
"Se lo dije: te hicieron candidato por una razón, que eras ajeno al gobernador. Pero al día siguiente de la elección brincaste a sus brazos. Con esta imagen ¿quién te va a seguir?"
El reclamo no fue gratuito, pues en algunos círculos michoacanos el gobernador no tiene buena imagen.
"Se peleó con todos los sectores internos del estado, enfrentó a los empresarios y reprimió movimientos sociales -explica el presidente del PRD, Raúl Morón-. Con el sector privado el pleito fue porque la mayor parte de las obras públicas las hicieron sus hermanos o amigos suyos. Hasta la exportación de mango acapararon".
Peor aún, dice el ex diputado priísta Jaime Castro López, el gobernador hizo a un lado incluso a sus compañeros de partido. "Desde su campaña dijo que gobernaría con michoacanos, y lo que hizo fue colocar a fuereños y gente que hizo carrera fuera del estado", se queja.
Un ejemplo fue el nombramiento de Antonio García Torres como secretario de Gobierno, y el de su hermano José Eduardo en la procuraduría estatal, ambos ex funcionarios de la Procuraduría General de la República (PGR), donde hicieron la mayor parte de sus carreras.
De hecho Antonio era delegado de la dependencia en Jalisco cuando el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo fue asesinado. Por esta razón en los círculos políticos de Michoacán se conoce a la pareja como los Hermanos Almada.
Y tienen fuerza: Antonio es senador por minoría a pesar de que perdió la elección por más de 100 mil votos, mientras que Eduardo ocupa el segundo lugar en la lista de candidatos plurinominales al Congreso local.
Es por eso, que priístas como Moreno Barragán se enojaron.
"Empezó a llegar gente del gobierno del estado para ayudar en la campaña y con eso nos dimos cuenta de los procedimientos que se iban a dar para la selección de candidatos -cuenta-. Sucedió lo que esperábamos: se endurecieron las cosas, utilizaron todos los métodos para favorecer a unos cuantos".
-¿Quiénes llegaron?
-Gente como Orihuela, Víctor Tapia o Ricardo Lepe, que fue subsecretario de Agricultura y ahora es responsable de finanzas.
Así, el primer resultado de su trabajo fue la lista de candidatos plurinominales al Congreso, donde se colocó en los primeros lugares -y por lo mismo con mayor posibilidad de asegurar una curul- a colaboradores y amigos del gobernador Tinoco Rubí.
Es el caso de Salvador Galván Infante, ex presidente municipal de Morelia, que aparece en el primer sitio del listado. Lo sigue Armando Ballinas Mayés, ex compañero de estudios del gobernador y ex secretario de Desarrollo Urbano y Ecología. Y en seguida aparece el ex procurador García Torres.
En el sexto lugar se ubica Elio Núñez Rueda, suplente en el Congreso local de Tinoco Rubí y ex director del Colegio de Bachilleres, y después aparece Martha Salud Camarena, asesora del gobernador y responsable de programas especiales.
El objetivo es claro. "Se quieren cuidar las espaldas", dice Moreno Barragán.
Y Raúl Morón completa: "El principal enemigo de Anaya Gudiño es el gobernador".
Dos arbolitos
Fue,
quizá, la ovación más grande que ha recibido en su
campaña.
"No traigo hermanos, amigos ni constructores de otros estados a competir con ustedes", dijo Alfredo Anaya, y de inmediato cientos de empresarios que lo escuchaban aplaudieron de pie.
El discurso se interpretó como un rompimiento con el gobernador Tinoco Rubí, e incluso hubo quienes advirtieron que el deslinde se había tardado.
¿Tanto pesa el gobernador en la campaña del PRI?
"No es el mensaje que quería dar -responde Anaya Gudiño-, sino que voy a dar prioridad a los constructores michoacanos para que puedan licitar las obras y puedan ellos ser parte de la construcción de Michoacán".
El tema le incomoda, pero no demasiado, como si se hubiese acostumbrado a tocarlo en cada entrevista. Y sus respuestas son las mismas: que habrá continuidad a todo lo positivo que se haya hecho, y corregirán los errores cometidos. "Pero que no quede escrito o plasmado que nuestra idea es romper con nadie".
Y subraya: "Mi relación con el actual gobernador es de respeto, como es mi relación con todos los que piensan diferente al gobernador".
-En política son pocas las coincidencias, y por eso llama la atención la referencia a los hermanos constructores. ¿Fue un lapsus o estaba planeado?
-No, son interpretaciones que se están dando, yo no soy juez ni auditor.
Anaya Gudiño insiste en mostrarse confiado, e incluso afirma que su campaña va en ascenso. "Las encuestas propias y las que hacen empresarios nos favorecen. Entramos a la universidad, donde no se habían abierto las puertas en 20 años, y hubo mucho entusiasmo, quieren que regresemos. Nos reunimos con las etnias. Es una experiencia inusitada en Michoacán".
-Pero muchos priístas se han sumado a la campaña de Lázaro Cárdenas. ¿No encendieron focos rojos?
-Lo cierto es que eso a nuestro partido no le preocupa, son reacomodos que se están dando. Si sumáramos todos los que se unen a diario la lista sería interminable... (Además) el voto de un distinguido priísta que se haya ido, sin hacer alusión a ninguno en particular, cuenta igual que el de un albañil o el de un campesino. Eso todos lo sabemos.
La entrevista se realiza un sábado en Morelia, cuando a Anaya Gudiño lo único que le apuraba era "tomar todo lo positivo, la experiencia de todos y encauzarla para encontrar el desarrollo que todos queremos".
Días después, el miércoles 10 de octubre, al candidato le surgieron motivos para preocuparse. Cuando se dirigía al Centro de Convenciones de Morelia, donde se realizaría el principal debate del proceso electoral, dos desconocidos balearon la camioneta en que viajaba.
El incidente causó polémica, sobre todo por la forma como ocurrieron los hechos. En algunos medios se deslizó la hipótesis de que se trató de un acto provocado con el fin de aumentar la popularidad del candidato tricolor, e incluso algunos advirtieron la posibilidad de fuese un ajuste de cuentas entre priístas desplazados o de los grupos de narcotraficantes que operan en la entidad.
Cierto o no, lo único claro es que el atentado enrarece aún más el clima electoral de Michoacán, afectado por la campaña de desprestigio en contra del candidato de la coalición y por la determinación del gobierno estatal de no suspender la difusión de obras públicas, como lo solicitó el Instituto Electoral de Michoacán (IEM).
Cuentas alegres
¿De qué tamaño es el éxodo en el PRI?
A Efraín García Barrera, enlace del PRD con organizaciones y ciudadanos, le gusta hablar del tema, porque le da oportunidad de exponer las cuentas alegres del partido.
"Nada más en Morelia tenemos una asistencia regular de 5 mil priístas en todos los actos -explica-; a veces son 300, otras 500, pero casi siempre son más de mil".
Priísta en los tiempos de la Corriente Democrática, fundador del PRD en Michoacán, Efraín García afirma que todos los priístas que abandonan su partido se sumaron a la campaña de Cárdenas Batel.
Y no son pocos.
De la región de Apatzingán se unieron 10 mil priístas; de Mújica, La Huacana y Carácuaro llegaron 9 mil; en Gabriel Zamora se sumaron 300, además de 600 en Coalcomán y otros 800 de Tepalcatepec.
En Chinicuila el desprendimiento es de 2 mil 500 priístas, al igual que Zinapécuaro y Aquila; en Alvaro Obregón son 2 mil los priístas que dejan de serlo, en Indaparapeo suman 300, y en Cuitzeo, la tierra de Figueroa Zamudio, la deserción tricolor es de 500 personas.
En Hidalgo fueron 4 mil los priístas que abandonaron el partido, 800 en Jungapeo, mil en Queréndaro y Maravatío, así como 2 mil 500 en Tlalpujahua. De Jacona desertaron 800 priístas, 600 en Tangancícuaro, 350 en Epitacio Huerta y 300 más en Chavinda.
De Huetamo arribaron a la campaña de la coalición 3 mil militantes del PRI, de Huandacareo otros mil 500, de Tzitzio llegaron mil 300, de Peribán mil 200, de Angamacutiro se acercaron otros mil, de Tingüindín 900, de Tocumbo 450 y de Briseñas regresaron 2 mil 400 que hace tres años se afiliaron al tricolor.
Los desprendimientos del PRI llegan incluso a Sahuayo, la ciudad natal del candidato tricolor Alfredo Anaya, donde las adhesiones suman 300 personas, curiosamente las más solventes de la población.
Así, hasta la semana pasada el éxodo de priístas se acercaba a los 50 mil. Y todavía faltan. "Estamos esperando 10 mil de Hidalgo, Irimbo y tal vez de Tuxpan -dice García Barrera-. Y cada uno va a jalar los votos de amigos y familias. Es inusitado, ni siquiera en 1988 fue así; ahora el PRI deveras que hace agua".*