DOMINGO 23 DE SEPTIEMBRE DE 2001


Una conferencia anticipatoria

El terrorismo de ellos y el nuestro

Ronald Reagan los recibió en la Casa Blanca y dijo de ellos: "Estos son el equivalente moral de los padres fundadores de Estados Unidos". "Estos" eran los mujaidines afganos. En aquel entonces luchaban contra el "Imperio del Mal", la Unión Soviética.El héroe de ayer es el terrorista de hoy y vicerversa. Héroe o terrorista, Bin Laden es fiel a su código tribal: para él, su amigo fiel (Estados Unidos) lo había traicionado. "Ahora va tras de él y va a hacer mucho más", advirtió el autor de este texto, el destacado intelectual de origen paquistaní Eqbal Ahmad, quien vivió muchos años en Estados Unidos

Eqbal AHMAD*

En los años treinta y cuarenta los judíos clandestinos en Palestina eran descritos como "terroristas". Después, nuevas cosas acontecieron.

ATTACK ATTACK_GLXPara 1942, el Holocausto estaba en marcha, y cierta simpatía liberal con los judíos se había expandido en el mundo occidental. En los años 1944-1945, los terroristas de Palestina -quienes eran sionistas- comenzaron a ser descritos como "luchadores por la libertad". Se pueden encontrar, en libros y carteles, las fotografías de al menos dos primeros ministros israelíes, incluyendo a Menajem Begin, con la frase: "terroristas, recompensa tanto". La recompensa más elevada que he encontrado es por 100 mil libras esterlinas por la cabeza de Menajem Begin, el terrorista.

De 1969 a 1990, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) ocupó el escenario central como organización terrorista. Yaser Arafat ha sido descrito en repetidas ocasiones por el gran sabio del periodismo estadunidense William Saffire, de The New York Times, como el Jefe del Terrorismo.

Ahora, el 29 de septiembre de 1998, me divertí mirando una fotografía de Yaser Arafat al lado del presidente Bill Clinton. A su izquierda está el primer ministro Benjamin Netanyahu. Clinton mira a Arafat y Arafat parece un pequeño ratón. Tan sólo unos años antes solía aparecer con una mirada desafiante, con una pistola amenazando desde su cinturón. Recuerdas aquellas fotos y recuerdas también lo que sigue.

En 1985, el presidente Ronald Reagan recibió a un grupo de hombres barbudos. Estos barbudos de los cuales yo estaba escribiendo en The New Yorker eran hombres de aspecto feroz, con turbantes, y parecían haber llegado de otro siglo. El presidente Reagan los invitó a la Casa Blanca. Tras recibirlos habló ante la prensa. Los señaló y dijo: "Estos son el equivalente moral de los padres fundadores de Estados Unidos". "Estos" eran los mujaidines afganos. Estaban, en aquel momento, con pistola en mano, luchando contra el "Imperio del Mal".

En agosto de 1998, otro presidente estadunidense ordenó lanzamientos de misiles desde un navío estadunidense con base en el océano Indico para matar a Osama Bin Laden y sus hombres en los campamentos de Afganistán. No quiero avergonzarlos con el recordatorio de que Bin Laden ¡era, tan sólo hace unos años, el equivalente moral de George Washington y Thomas Jefferson! Se enojó porque lo removieron de ser el "equivalente moral" de los "padres fundadores". Así que está manifestando su coraje en diversas formas.

Héroe de ayer, terrorista de hoy

explosionessEl asunto del terrorismo es bastante complicado. Los terroristas cambian. El terrorista de ayer es el héroe de hoy, y el héroe de ayer se vuelve el terrorista de hoy. Este es un asunto serio en el mundo de imágenes que está en constante movimiento, en el cual tenemos que mantener la cabeza clara para saber qué es terrorismo y qué no lo es. Pero más importante aún, para saber qué lo causa y cómo detenerlo.

El siguiente punto sobre nuestro terrorismo es que nuestra inconsistente postura necesariamente evade las definiciones. He examinado al menos 20 documentos oficiales sobre terrorismo. Ni uno define la palabra. Todos la explican, la expresan con emoción, la polemizan, para encender nuestras emociones en vez de ejercitar nuestra inteligencia. Les doy tan sólo un ejemplo. El 25 de octubre de 1984, George Shultz, entonces secretario de Estado estadunidense, habla en la sinagoga neoyorquina de Park Avenue. En el boletín del Departamento de Estado, con siete páginas a renglón seguido, no hay una sola definición de terrorismo. Lo que tenemos es lo siguiente:

Definición número uno: "El terrorismo es una barbarie moderna que llamamos terrorismo".

La definición número dos es aún más brillante: "El terrorismo es una forma de violencia política". ¿No están sorprendidos? Es una forma de violencia política, dice Shultz.

Número tres: "El terrorismo es una amenaza a la civilización occidental".

Número cuatro: "El terrorismo es una amenaza a los valores morales de Occidente".

¿Les dice algo más que despertar sus emociones? Esto es típico. No definen al terrorismo porque las definiciones implican un compromiso con el análisis, una comprensión, y una adhesión a algunas normas de consistencia. Esta es la segunda característica de la literatura oficial sobre terrorismo.

La tercera característica es que la ausencia de definición no impide a los funcionarios ser globalizadores. Podremos no definir el terrorismo, pero es una amenaza a los valores morales de la civilización occidental. Es una amenaza, también, a la humanidad. Es una amenaza al buen orden. Así que debemos erradicarlo de la faz de la Tierra. Nuestro alcance debe ser global. Por lo tanto, las políticas antiterroristas deben ser globales. El mismo discurso de George Shultz: "No se puede dudar de nuestra habilidad para usar la fuerza donde y cuando sea requerida para atacar el terrorismo". No hay límite geográfico. En el transcurso de un mismo día, los misiles son lanzados contra Afganistán y Sudán. Esos dos países están a 2 mil 300 millas de distancia uno del otro, y les pegaron misiles de un país que está a 8 mil millas. El alcance es global.

Una cuarta característica: los reclamos de poder no sólo son globalizadores, también son omniscientes. Nosotros sabemos dónde están y por lo tanto sabemos dónde pegar. Tenemos los medios para saberlo. Tenemos los instrumentos del saber. Shultz: "Sabemos cuál es la diferencia entre los terroristas y los luchadores por la libertad, y cuando miramos a nuestro alrededor no se nos dificulta distinguir a uno del otro".

Sólo Osama Bin Laden no sabe que un día fue aliado y al siguiente enemigo. Eso es muy desconcertante para Osama Bin Laden.

Cinco. El enfoque oficial evade las causas. ¿Causa? ¿Cuál causa?

sudan2Otro ejemplo. El 18 de diciembre de 1985, The New York Times informó que el ministro del Exterior yugoslavo le pidió al secretario de Estado de Estados Unidos que considerara las causas del terrorismo palestino. George Shultz -lo cito de The New York Times- "se puso un poco colorado. Dio un manotazo sobre la mesa y le dijo al ministro del Exterior: 'No hay conexión con ninguna causa. Punto'".

Número seis. La repulsión moral que debemos sentir contra el terrorismo es selectiva. Debemos sentir el terror de los grupos que oficialmente se desaprueban. Debemos aplaudir el terror de aquellos grupos que los funcionarios sí aprueban. Así, el presidente Reagan dice: "Soy un contra". Sabemos que los contras de Nicaragua eran cualquier cosa, menos terroristas.

El enfoque dominante también excluye de su consideración -y de mayor importancia para mí- el terror de los gobiernos amigos. Disculpó, entre otros, el terror de Pinochet (quien asesinó a uno de mis más cercanos amigos) y disculpó el terror de Zia ul-Haq, quien mató a muchos de mis amigos en Pakistán. Según mis ignorantes cálculos, la proporción de gente asesinada por el terror estatal de Zia ul-Haq, Pinochet, los estilos argentinos, brasileños e indonesios, en comparación con las matanzas de la OLP y otros terroristas de su tipo, es conservadoramente de uno a 100 mil. Esa es la proporción.

La historia, desafortunadamente, reconoce y da visibilidad al poder y no a la debilidad. La visibilidad es otorgada a los grupos dominantes.

Los distintos tipos de terror

Mi último punto en esta sección: la política estadunidense durante el periodo de la guerra fría ha patrocinado a regímenes terroristas, uno tras otro. Somoza, Batista, todo tipo de tiranos han sido amigos de los estadunidenses.

Ahora el otro lado. Has sufrido suficiente. Así que sufre más.

No hay mucho bien del otro lado tampoco. No deben imaginar que vengo a alabar al otro lado. Pero mantengan el equilibrio y pregúntense: ¿qué es el terrorismo?

Nuestra primera tarea debería ser definir esta maldita cosa, darle un nombre, darle una descripción de algún tipo, otro aparte de "equivalente moral de los padres fundadores" o "un ultraje moral a la civilización occidental". Me quedaré con la definición del Diccionario Webter's Collegiate: "El terror es un temor intenso, sobrecogedor (...) El uso de métodos aterradores de gobernar o de resistir un gobierno". Esta simple definición tiene una gran virtud: es justa. Se enfoca en el uso coercitivo de la violencia, la violencia que es utilizada ilegalmente para coercionar. Esta definición le da un significado al terror por lo que es, ya sea que el gobierno o las personas particulares lo cometan.

*arafat-dona-sangre-eu¿Han notado algo? La motivación se deja fuera. No estamos hablando de si la causa es justa o no. Estamos hablando de consenso, consentimiento, ausencia de consentimiento, legalidad, ausencia de legalidad, constitucionalidad, ausencia de constitucionalidad. ¿Por qué mantenemos fuera las motivaciones? Porque los motivos varían y no hacen ninguna diferencia.

He identificado en mi trabajo cinco tipos de terrorismo.

Primero, el terrorismo estatal. Segundo, el terrorismo religioso; inspirado por la religión, católicos que matan a protestantes, sunnitas que matan a chiítas, chiítas que matan a sunnitas. El Estado, la Iglesia. El crimen. La mafia. Hay una patología. Tú estás enfermo. Tú quieres la atención del mundo entero. Tú tienes que matar a un presidente. Lo harás. Tú aterrorizas. Tú detienes un autobús. Quinto, terror político de un grupo privado; ya sean hindúes, vietnamitas, argelinos, paquistaníes, baader-meinhof, las Brigadas Rojas. Terror de la oposición.

Mantengan esos cinco en mente. Mantengan otra cosa en mente. A veces estos cinco pueden convergir. Comienzas con terror de protesta. Te vuelves loco. Te vuelves patológico. Continúas. Hacen convergencia. El terror estatal puede tomar la forma de terror privado. Por ejemplo, todos estamos familiarizados con los escuadrones de la muerte en América Latina o en Pakistán. El gobierno emplea a personas particulares con el fin de matar a sus oponentes. Convergencia. O el terrorista político que se vuelve loco y se convierte en patológico. O el criminal que se metió a la política. En Afganistán, en Centroamérica, la CIA empleó en sus operaciones encubiertas a narcotraficantes. Las drogas y las armas muchas veces van de la mano. El contrabando de todo tipo de cosas muchas veces va de la mano.

De los cinco tipos de terror, la atención está centrada en uno solo, el menos importante en términos de costo de vidas humanas y de propiedad humana (el terror político de los que quieren ser escuchados). El costo más alto es el del terrorismo estatal. El segundo costo más alto es el del terror religioso, aunque en el siglo XX el terror religioso, relativamente hablando, ha descendido. Aunque si lo miras desde el punto de vista histórico, ha tenido costos masivos. El siguiente costo más elevado es el crimen. El siguiente, la patología. Un estudio de la Corporación Rand realizado por Brian Jenkins en un periodo de 10 años -hasta 1988- mostró que 50% del terror fue cometido sin una causa política específica. Simplemente crimen y patología.

Así que el enfoque se hace en uno solo, el terrorista político, la OLP, Bin Laden, el que quieran. ¿Por qué lo hacen? ¿Qué hace que un terrorista se mueva? Primero, la necesidad de ser escuchado. Imagínense, estamos hablando de un grupo minoritario, el terrorista político, privado.

Normalmente, y hay sus excepciones, hay un esfuerzo porque la gente escuche tus pesares. No están escuchando. Una minoría actúa. La mayoría aplaude.

Los palestinos, por ejemplo, los superterroristas de nuestro tiempo, fueron desposeídos en 1948. De 1948 a 1968 recorrieron todos los tribunales del mundo. Tocaron en cada una de las puertas del mundo. Nadie escuchaba la verdad. Finalmente inventaron un nuevo tipo de terror: el secuestro de aviones. Entre 1968 y 1975, jalaron al mundo hacia arriba por las orejas. Nos sacaron y nos dijeron: "Escuchen, escuchen". Nosotros escuchamos. Aún no les hacemos justicia pero al menos lo sabemos todos. Hasta los israelíes lo aceptan. Recuerden a Golda Meir, primera ministra de Israel, diciendo en 1970: "No hay palestinos". No existen. Ahora cómo fregados no existen.

Una mezcla de coraje y desamparo produce un impulso por dar el zarpazo. Estás enojado. Te sientes desamparado. Quieres retribución. Quieres vengarte de la justicia retributiva. Históricamente, la experiencia de la violencia ejercida por el oponente fuerte ha hecho de las víctimas terroristas. Se sabe que los niños maltratados muchas veces se vuelven padres abusivos y adultos violentos. Eso es lo que pasa con los pueblos y las naciones. Cuando son maltratados, pegan de regreso. El terror estatal muchas veces cultiva terror colectivo.

Se sabe que los judíos no cometieron terror excepto durante y después del Holocausto. Los estudios demuestran que la mayoría de los miembros de los peores grupos terroristas en Israel, Palestina, las bandas Stern e Irgun, fueron inmigrantes de los países más antisemitas de Europa del Este. Del mismo modo, los jóvenes chiítas de Líbano o los palestinos de los campos de refugiados son gente maltratada. Se vuelven muy violentos. Los ghettos se tornan violentos en su interior. Se vuelven violentos hacia el exterior cuando tienen un claro e identificado blanco externo, un enemigo al que se pueda decir: "Sí, éste me lo hizo a mí". Entonces, pueden atacar de regreso.

El ejemplo se esparce. Beirut fue altamente publicitado con el secuestro de un avión de TWA. Tras ese hecho hubo intentos de secuestro de aviones en nueve aeropuertos distintos. Los grupos e individuos patológicos sirven de modelo unos a otros. Aún más serios son los ejemplos que dan los gobiernos cuando ponen en práctica el terror o cuando lo apoyan.

La ausencia de ideología revolucionaria es central para el terrorismo de las víctimas. Los revolucionarios no cometen terror no pensado. Aquellos que estén familiarizados con la teoría revolucionaria se saben los debates y las disputas dentro de los grupos revolucionarios en Europa, la lucha entre anarquistas y marxistas, por ejemplo. Pero los marxistas siempre han argumentado que el terror revolucionario, si alguna vez se utiliza, debe ser sociológica y psicológicamente selectivo. No secuestres un avión. No captures rehenes. Por el amor de Dios, no mates niños. ¿Recuerdan que las grandes revoluciones, la china, la vietnamita, la argelina, la cubana, nunca se enfrascaron en el terrorismo tipo secuestro? Sí llevaron a cabo terrorismo, pero era altamente selectivo, altamente sociológico, aunque aun así deplorable. Así que la ausencia de ideología revolucionaria que se inicia más o menos en el periodo posterior a la segunda Guerra Mundial ha sido central en este fenómeno.

El regalo de Alá

reagan-cintas-tiros-jpgEstas condiciones han existido durante mucho tiempo, pero ¿por qué ahora esta fiebre de terrorismo privado político? ¿Por qué tanto y tan visible? La respuesta es la tecnología moderna. Tú tienes una causa. Tú la puedes comunicar a través de la radio y la televisión. Todos vendrán corriendo si tomas un avión y tienes a 150 estadunidenses en rehenes. Todos escucharán tu causa. Tienes una arma moderna con la cual puedes disparar a una distancia de una milla. No te pueden alcanzar. Y tienes medios modernos para comunicarte. Cuando juntas la causa, el instrumento de coerción y el instrumento de comunicación, se hace política. Un nuevo tipo de política se vuelve posible. A este reto, los dirigentes de un país tras otro responden con métodos tradicionales. El método tradicional de acabarlo a disparos, ya sean misiles u otros medios. Los israelitas están muy orgullosos de ello. Los estadunidenses, los franceses y los paquistaníes, también. Los paquistaníes dicen: "Nuestros comandos son los mejores". Francamente, no funcionará. Un problema central de nuestro tiempo es que las mentes políticas están enraizadas en el pasado, y los tiempos modernos producen nuevas realidades. Por lo tanto, ¿cuál es mi recomendación para Estados Unidos?

Primero, evita los extremos de los dobles estándares. Si vas a practicar dobles estándares, te pueden pagar con dobles estándares. No consientas el terror israelí, el paquistaní, el nicaragüense, el salvadoreño, por un lado, y después te quejes del terror afgano o del palestino. No funciona. Trata de ser justo. Un superpoder no puede promover el terror en un lugar y razonablemente esperar desincentivar el terrorismo en otro lugar. No funcionará en este encogido mundo. No consientas el terror de tus aliados. Condénalos. Lucha contra ellos. Castígalos. Por favor evita las operaciones encubiertas y la guerra de baja intensidad. Estos son campos de cultivo del terror y las drogas. Donde sea que ha habido operaciones encubiertas, ha habido un problema central de drogas. Evítalo. Déjalo.

Por favor enfócate en las causas y ayuda a aminorarlas. No te concentres en las soluciones militares. El terrorismo es un problema político. Busca soluciones políticas.

Tomemos el ejemplo del último ataque sobre Bin Laden. No sabes qué estás atacando. Ellos dicen que saben, pero no saben. Estaban tratando de matar a Kadafi. Mataron a su hija de cuatro años. La pobre niña no había hecho nada. Kadafi está vivo. Trataron de matar a Saddam Hussein. Mataron a Laila Bin Attar, una celebrada artista, una mujer inocente. Trataron de matar a Bin Laden y sus hombres. No una, sino 25 personas murieron. Trataron de destruir una fábrica de armas químicas en Sudán. Ahora admiten que destruyeron una inocente fábrica. La mitad de la pro- ducción de medicinas de Sudán fue destruida, no una fábrica de armas químicas. No sabes. Piensas que sabes. Cuatro de tus misiles cayeron en Pakistán. Uno estaba ligeramente dañado, dos completamente dañados y uno intacto. Durante 10 años, el gobierno estadunidense ha mantenido un embargo tecnológico sobre Pakistán porque mi país intenta construir armas nucleares y misiles. ¿Qué creen que le dijo un funcionario paquistaní al Washington Post? Dijo que era un regalo de Alá. Queríamos tecnología estadunidense. Ahora la tenemos, y nuestros científicos están examinando este misil muy cuidadosamente. Cayó en las manos equivocadas. Así que no hagan eso. Por favor ayuden a fortalecer el marco de la legislación internacional. Había una corte criminal en Roma. ¿Por qué no acudieron a ella primero para obtener su orden judicial contra Bin Laden, si tienen evidencia? Obtengan una orden judicial y después persíganlo. Respeten a la Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas.

El código tribal

El punto con Bin Laden sería más o menos el mismo que con el sheik Abdul Rahman, quien fue acusado y sentenciado por motivar el bombardeo del World Trade Center en Nueva York. Es el mismo caso que Aimal Kansi, el baluch paquistaní que fue sentenciado por el asesinato de dos agentes de la CIA.

La jihad, que ha sido traducida miles de veces como "la guerra santa", no es precisamente eso. Jihad es una palabra árabe que significa "luchar". Podría ser luchar con violencia o luchar con medios no violentos. Hay dos maneras, la pequeña jihad y la gran jihad. La pequeña jihad implica violencia. La gran jihad implica las luchas con el ser. En términos prácticos, en la historia islámica, la jihad, como un fenómeno violento internacional, había desaparecido desde hace 400 años. De pronto fue revivida con ayuda estadunidense en los ochenta. Cuando la Unión Soviética intervino en Afganistán, Zia ul-Haq, el dictador militar de Pakistán, vio una oportunidad y lanzó una jihad contra el comunismo sin Dios. Estados Unidos vio una oportunidad enviada del cielo para movilizar a mil millones de musulmanes contra "el Imperio del Mal". El dinero comenzó a fluir. Los agentes de la CIA comenzaron a recorrer el mundo musulmán reclutando personas para luchar en la gran jihad. Bin Laden fue uno de los primeros reclutas. No sólo era árabe. También era saudita. No sólo era saudita. También era un multimillonario, dispuesto a aportar dinero. Bin Laden anduvo reclutando gente para la jihad.

Lo conocí en 1986. Me lo recomendó un funcionario estadunidense. Le dije: "¿Quiénes son los árabes aquí que serían muy interesantes? (al decir "aquí" me refería a Afganistán y Pakistán). El dijo: "Debes conocer a Osama". Fui a ver a Osama. Ahí estaba, rico, trayendo reclutas de Argelia, de Sudán, así como lo hacía el sheik Abdul Rahman. Este tipo era un aliado. Se cambia de bando en un momento particular. En 1990, Estados Unidos entra a Arabia Saudita con sus fuerzas, para defender a este país de Saddam Hussein. Arabia Saudita es el lugar sagrado de los musulmanes. Nunca había habido tropas extranjeras ahí. Osama Bin Laden permaneció callado. Saddam fue derrotado, pero las tropas estadunidenses se quedaron en tierras de kaba (el sitio sagrado de la Meca). Escribió carta tras carta diciendo: "¿Por qué están aquí? ¡Sálganse! Vinieron a ayudar pero se quedaron". Finalmente, inició una jihad en contra de los otros ocupantes. Su misión es que las tropas estadunidenses salgan de Arabia Saudita. Su misión anterior había sido que las tropas rusas salieran de Afganistán.

Un segundo punto que se debe decir sobre él es que se trata de una persona tribal. Ser un millonario no importa. Su código de ética es tribal. El código tribal consiste en dos palabras: lealtad y venganza. Tú eres mi amigo. Mantienes tu palabra. Te soy fiel. Tú rompes tu palabra, yo emprendo camino hacia la venganza. Para él, Estados Unidos rompió su palabra. El amigo fiel lo traicionó. Aquel a quien tú le juraste lealtad de sangre te traicionó. Va tras de ti. Va a hacer mucho más.

Estos son los pollos de la guerra de Afganistán que regresan a casa a empollar. Es por esto que digo que paren las operaciones encubiertas. Hay un precio que los estadunidenses no pueden calcular y que la gente estilo Kissinger no conoce, no tiene la historia como para conocerlo.*

(Traducción: Tania Molina Ramírez)