Lunes en la Ciencia, 10 de septiembre del 2001



 
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Jorge Membrillo Hernández

La importancia de aprender a aprender

membrillo_jorge01.jpg-a"El objetivo fundamental de investigar es romper con algo que nos ciega a todos: el sentido común. Es lo que no nos permite preguntarnos por qué tenemos ojos, por qué tenemos vista lateral o por ejemplo cómo y por qué usamos el oxígeno para vivir".

Jorge Membrillo Hernández (México, DF, 1969), quien con su trabajo y obsesión por repetir que lo más importante para un investigador es tener una pregunta que contestar, ha trascendido de manera particular en muy poco tiempo.

El científico actualmente se desempeña en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, pero antes formó parte del equipo de investigación de la división de ciencias de la vida del Kingƀs College London, en la Universidad de Londres; del Instituto Hans Krebs de investigación molecular en la Universidad de Sheffield, Inglaterra, y de la Escuela de Medicina de Harvard, en EU.

Pero no ha pasado sin dejar constancia de su trabajo. En Inglaterra fue reconocido como el Científico Joven del Año, de entre cerca de 10 mil alumnos de los 20 colegios que integran la Universidad de Londres y después, en la Universidad de Harvard, obtuvo la distinción Bernard Davis Fellow, misma que se otorgó por primera vez en esa ocasión.

"Aquí se piensa que ser científico es ser como un elegido de los dioses, o ser muy inteligente. Pero no es así. En México no somos muchos y nos hace falta apoyo, a diferencia de otros países donde el científico tiene un estatus similar a otras profesiones".

Las preguntas que el doctor Membrillo Hernández se ha ido planteando convergen en un mismo eje: el papel del oxígeno en los organismos.

Cuando se formó el planeta -cuenta el investigador- los organismos existentes no requerían oxígeno (anaeróbicos) y obtenían energía de otros elementos. A medida que empezaron a aparecer membrillo_jorge02aorganismos fotosintéticos, la atmósfera se empezó a llenar de oxígeno.

Hubo organismos anaeróbicos que se mantuvieron así, otros que se ajustaron a vivir con o sin la presencia del oxígeno (organismos facultativos) y otros que se convirtieron en dependientes de este elemento (aeróbicos estrictos).

Pero Ƒcuáles fueron los mecanismos que usaron los organismos para adaptarse a la presencia del oxígeno? ƑCómo es que los organismos facultativos podían detectar la presencia o ausencia de este elemento? ƑCómo es que crearon defensas contra el daño ocasionado (oxidación) por el consumo de oxígeno? Estas respuestas se encuentran en la evolución, señala el especialista.

Jorge Membrillo Hernández ha descrito varios mecanismos de estudio que apuntan hacia las respuestas.

Una de estas líneas giró alrededor de la presencia de hemoglobina en bacterias como transportador de oxígeno y que, asimismo, también funcionan como un mecanismo que les permite sobrevivir a la presencia de moléculas dañinas como el óxido nítrico.

"Cuando respiramos oxígeno se producen radicales libres que al reaccionar con elementos estructurales de las células, ocasionan el proceso conocido como senescencia celular o envejecimiento". Ante este mecanismo, explica el investigador, el reto fue estudiar los mecanismos que han sido seleccionados para resistir a este estrés oxidativo. La investigación del doctor Membrillo Hernández indica que los organismos quizás se valieron primero de un escudo molecular mientras la evolución les hacía los cambios para adaptarlos al ambiente oxidativo.

Para descubrir estos procesos que se dieron a través de miles de años el investigador "ha forzado a la evolución" y estudiado en la bacteria facultativa Escherichia coli, sus formas de adaptación frente al oxígeno, su utilización como fuente de energía y su participación en el envejecimiento celular.

Así, lo que para Jorge Membrillo Hernández inició en la preparatoria como un club de biología en donde destacados investigadores les daban pláticas de ciencia a los alumnos más sobresalientes, se convirtió en una aspiración por responderse preguntas básicas, que lo han convertido en uno de los investigadores más jóvenes y destacados de su área.

"No podemos saber todo, pero sí dónde encontrarlo. Esa fue una de las cosas más valiosas que me enseñaron durante mi formación en el Instituto de Investigaciones Biomédicas, donde cursé mi licenciatura. El gran tesoro se encuentra en aprender a aprender".

Después de tener ofertas de trabajo en Harvard, cuenta el doctor Membrillo Hernández, decidió regresar al país y contribuir con su universidad. "Comparto con el director de esta institución -Juan Pedro Laclette- la opinión de que el reto es hacer la ciencia al mismo nivel de los países desarrollados". (Mirna Servín * Fotos: Carlos Ramos Mamahua)

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